Cuáles son los sectores más afectados por la caída del empleo, la otra cara de la tregua sindical y el ajuste macrista. Los datos más relevantes del panorama y dinámica laboral.
Lucía Ortega @OrtegaLu_
Jueves 27 de octubre de 2016
¿Cuál fue la evolución del empleo en el 2016 y especialmente desde que asumió Cambiemos? “Destrucción de puestos de trabajo” es la respuesta mayoritaria y más evidente. Nada más parecido a la realidad. Ya se calculan en más de 200 mil los despidos y suspensiones realizados durante el año.
Sin embargo, la caída de la actividad económica acumulada que alcanza 2,3% en Agosto no impacta de manera homogénea en el nivel de empleo de todas las ramas de actividad, en el empleo público, en los distintos sectores de trabajadores formales e informales, mujeres y jóvenes. A continuación, un análisis del empleo, las suspensiones y los despidos, otra de las caras del ajuste macrista y la tregua de la burocracia sindical.
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Según los registros que lleva la AFIP de trabajadores registrados que surgen de las declaraciones juradas de los empleadores, entre fines de 2015 y el segundo trimestre de 2016 se destruyeron 118 mil puestos de trabajo registrados según informó el Instituto Nacional de Estadística y Censos (INDEC). En base a la misma base de datos, el Ministerio de Trabajo señala que entre diciembre de 2015 y julio de 2016 se registraron 48.452 trabajadores asalariados menos.
¿Por qué esa diferencia de destrucción de empleo entre INDEC y Ministerio de Trabajo si la fuente es la misma? Ambas expresan números reales, pero se diferencian basicamente por una cuestión de método. El INDEC brinda datos sobre puestos de trabajo y Trabajo arroja información sobre cantidad de trabajadores registrados (y en forma desestacionalizada), por lo que siempre será un poco más alto el primer dato que el segundo. Pero además, ya hacia finales de gestión del kirchnerismo había comenzado la baja de puestos de trabajo privados, lo que podría también incidir en el diferencial.
¿En qué momento se mostró con más fuerza la caída de empleo? Siguiendo con los trabajadores en relación de dependencia del sector privado, que son más de 6,1 millones en julio de 2016, el mayor impacto se observó en el segundo trimestre de 2016. Especialmente los trabajadores de la construcción (-12,5%), de explotación de minas y canteras (-6,4%), del sector primario (-4,5%) y de la industria manufacturera (-2,1%) son quienes más sufrieron el recorte de puestos laborales, entre el segundo trimestre de 2015 y el segundo de 2016.
El Índice de Obreros Ocupados que elabora el INDEC muestra efectivamente una reducción de 1,7% interanual en la cantidad de obreros ocupados en la industria manufacturera en el segundo trimestre de 2016. Los empresarios textiles, por ejemplo, aducen que atraviesan una fuerte crisis que justificaría 20 mil despidos en el sector.
Los descensos más pronunciados según el índice del INDEC son: Fabricación de maquinaria y equipo (7,1 %), Producción de madera y fabricación de productos de madera y corcho, excepto muebles; fabricación de artículos de paja y de materiales trenzables (5,4 %) y Fabricación de vehículos automotores, remolques y semirremolques (4,9 %). En agosto la construcción mostraría cierto freno a la caída de empleo, pero aún falta mucho para poder hablar de repunte en la actividad.
Para el gobierno, todo está igual
Los datos presentados por el Ministerio de Trabajo resultan a primera vista engañosos en cuanto a que muestran una variación de 0% en la cantidad de trabajadores entre julio de 2016 e igual mes de 2015. Sin embargo, la cartera que conduce Jorge Triaca debió reconocer que la pérdida de puestos laborales de los asalariados privados no se recuperó, sino que es el sector público y los monotributistas los que compensaron dicha caída, lo que da cuenta de importantes problemas en el mercado de trabajo y la actividad económica.
En el caso de los estatales (3,5 millones de trabajadores), se observa una muy importante caída del entre diciembre y mayo de 2016 que barrió con 35 mil trabajadores estatales y luego comenzó a verificar una recuperación, especialmente en el empleo de algunas provincias. En comparación con el año anterior, si entre diciembre de 2014 y junio de 2015, la dotación de personal se había incrementado un 2,2%, entre diciembre de 2015 y junio de 2016 el nivel de empleo cayó un 0,4% en el empleo público total.
Los monotributistas, por su parte, habían mostrado una importante caída hasta abril de este año y luego se recuperaron, lo que da en total un incremento de 27 mil registrados más entre diciembre del año pasado y julio de este año. Este conjunto de “trabajadores independientes” goza en general de más inestabilidad laboral y menores derechos, además en muchos casos de expresar distintas formas de relaciones laborales encubiertas y en otros un “refugio” contra el desempleo.
Si bien no se conocen los datos de evolución del empleo no registrado o “en negro”, esta evolución conjunta de monotributistas y caída del empleo privado asalariado podría estar expresando un pasaje de muchos trabajadores formales al ámbito de la precariedad y la informalidad.
Según el Instituto de Estudios del Consumo Masivo, el empleo no registrado en las PyME creció un 40% durante el primer semestre de este año (Esteban Mercatante, Revista Ideas de Izquierda N°34).
Lo cierto es que el INDEC reconoció que el empleo en negro afecta a uno de cada tres ocupados en el país y la desocupación afecta a casi uno de cada diez trabajadores activos (9,3%) en el segundo semestre del año.
La desocupación golpea con más fuerza a las mujeres jóvenes menores de 29 años alcanzando una tasa del 22,3 % en promedio, pero que trepa al 30,1 % en Río Cuarto, 29,3 % en Rosario, 27,9 % en Mar del Plata, al 26,7 % en Catamarca y al 25,8 % en el GBA. Mientras tanto, un millón de jóvenes no estudia ni trabaja en el país, y casi 700 mil ni siquiera buscan empleo.
De despidos y suspensiones
Una importante aproximación a la magnitud de los despidos puede verificarse en La Izquierda Diario, donde se han registrado numerosos casos de empresarios que han “recortado personal” en lo que va del año, así como los ejemplos de resistencia y lucha por parte de sus trabajadores. Bimbo, Atma, petroleros, neumáticos, entre los más recientes.
Según el Centro de Economía Política Argentina (CEPA), en el último mes se habría desacelerado la cantidad de despidos desde que comenzó el año, registrando 1554 durante septiembre, mientras que en agosto habrían sido más de 10 mil. Sin embargo, en total entre despidos y suspensiones se acumularon 213.166 durante el año, siendo la construcción la más afectada con casi 60 mil despidos, según el estudio realizado por CEPA.
No obstante, es la industria la que mensualmente viene perdiendo más desde mediados de año. Los despidos y suspensiones fabriles se incrementaron durante el mes de septiembre un 6,50 %, y en la construcción aumentaron sólo un 0,42 %.
El impacto del ajuste capitalista también se ve en las suspensiones, una sigilosa forma de recortar “costos salariales”, que ya se había advertido unos meses atrás a partir de los propios datos del Ministerio de Trabajo.
Así, los empresarios hacen recaer el peso del ajuste sobre los ingresos de los trabajadores mediante la flexibilización de horas y turnos de trabajo. Evitan así enfrentar otros costos como indemnizaciones, a la espera de un posible repunte en donde ya cuenten con trabajadores con experiencia, pero “disciplinados” hacia la patronal.
Según CEPA, en septiembre por primera vez en el año las suspensiones superaron a los despidos. El 85 % de las suspensiones totales corresponden a sólo cuatro actividades vinculadas con el mercado interno: textiles, alimentos y bebidas, petróleo y automotriz. Se aducen para eso otros mecanismos, como las ya conocidas “vacaciones anticipadas”. El recorte de horas de trabajo en la industria manufacturera, según el INDEC se profundizó en el segundo trimestre un 10,2 % en relación con el trimestre anterior.
No todos son globos amarillos
Los datos difundidos no son más que una “radiografía” que permite reconstruir en números una realidad que enfrentan miles de trabajadores. Los datos oficiales sólo relevan empleo registrado, pero las encuestas del INDEC y los relevamientos privados permiten configurar que los trabajadores no registrados están en peores condiciones. No sólo están atravesando un mayor impacto de destrucción de puestos de trabajo, sino que estaría incrementándose la incidencia de la informalidad como recurso empresario ante la caída de la actividad económica, además del recorte de horas de trabajo y suspensiones.
El ajuste impulsado por el gobierno nacional, la negación a tomar medidas urgentes contra los despidos (como el veto a la ley antidespidos), las políticas de beneficio al arco empresarial y la “tregua” con las burocracias sindicales que no organizan un solo paro frente al deterioro laboral y salarial, retratan el paisaje de este año, pero no explican el todo.
Algunas tendencias recientes podrían corresponder a factores estructurales, como por ejemplo, la escasa creación de empleo asalariado y la proliferación de trabajadores “independientes”. Entre enero de 2012 y julio de 2016 el primero explicó sólo el 4% del crecimiento del empleo, y los monotributistas casi el 50%. Así también, el reemplazo de empleo privado por empleo público como acolchonador de conflictos sociales y, especialmente, las condiciones de deterioro económico en que vive día a día la clase trabajadora.
Una incidencia de pobreza del 32,2% no es sólo un producto espontáneo del ajuste macrista, sino también de los límites del capitalismo argentino durante la “década ganada” para resolver las grandes problemáticas estructurales.
Lucía Ortega
Economista UBA. Coeditora de la sección de Economía de La Izquierda Diario.