Como las encuestas muestran una amplia victoria del Sí, el ex mandatario tiene motivos para estar preocupado sobre su futuro político. Mientras todos los sectores apoyan la consulta del gobierno de Moreno y la izquierda local continúa sin plan propio, la campaña electoral estuvo dominada por el cinismo de los oradores y episodios de violencia.
Sábado 3 de febrero de 2018 06:59
La campaña por el referéndum y consulta popular finalizó este jueves luego de 30 días donde facciones morenistas y correistas han recorrido el país argumentando por el Sí y por el No, respectivamente. El gobierno de Lenin Moreno busca introducir cambios cosméticos en la Constitución, con el objetivo político de legitimar la nueva agenda del oficialismo.
Cuarenta organizaciones participaron de la campaña desde el pasado 4 de enero. Tan sólo cuatro de éstas se pronunciaron por el No, lo que da cuenta de la debilitada posición del ex presidente Rafael Correa, que regresó el 5 de enero especialmente para ponerse al frente de la oposición, y regresará a Bélgica el 6 de febrero, con los resultados ya emitidos.
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Una campaña con tropiezos
El 15 de enero, un revés judicial puso al ex mandatario en aprietos: el Tribunal Contencioso Electoral (TCE) ratificó a Moreno como presidente de Alianza País (AP). Correa debió despedirse de su antiguo partido y buscarse otro nombre. El elegido fue “Movimiento Revolución Ciudadana”. Sin embargo, otro obstáculo se interpuso: la CNE (Corte Nacional Electoral) negó la entrega de la clave al sistema informático para juntar firmas por el nuevo nombre del partido, aduciendo problemas de índole burocrática.
De esta manera, al no tener un partido para inscribir, no recibió fondos ni espacios de propaganda en los medios. A su vez, los spots por el No comenzaron a emitirse con posterioridad, lo que provocó que Correa denuncie un cerco mediático.
La campaña del ex presidente incluyó recorridos por puntos importantes del país, sin lograr apoyos masivos, a los que bien acostumbrado estuvo durante sus años en el Palacio de Carondelet. En sus discursos, predominó la denuncia al carácter inconstitucional de la convocatoria, y la advertencia sobre el avance de la derecha en Latinoamérica. Asimismo, vinculó a Jaime Durán Barba como asesor de Moreno.
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Sin embargo, cuando Alianza País (AP) introdujo la reelección indefinida en la Constitución, lo hizo mediante Asamblea Nacional, sin siquiera lanzar una consulta no vinculante. Parece olvidar también que lo que llama “avance de la derecha”, en Ecuador se lleva a cabo con el hombre que él propuso y apoyó, es decir, un miembro de su círculo de poder.
El ex líder de la autodenominada “revolución ciudadana” afirma que decidió regresar al país especialmente por la pregunta tres, sobre el Consejo de Participación Ciudadana y Control Social. Según él, lo que Moreno busca es retirar a los miembros actuales para cambiarlos por gente de su afinidad. "Es un rompimiento constitucional descarado, un verdadero golpe de Estado. Estamos hablando ante una consulta que quiere apoderarse de todas las funciones del Estado", denunció al iniciar su campaña.
Rafael Correa omite mencionar que las actuales autoridades del Consejo son las que él designó a dedo. Su principal preocupación es respecto de las preguntas 1 y 2, que establecen la inhabilidad para continuar con vida política a aquellos funcionarios enjuiciados por corrupción, y la imposibilidad de la reelección indefinida. Como es obvio, ambas preguntas tienen especial dedicación hacia su figura. Dado que la justicia se encuentra influenciada por el actual Primer Mandatario, su temor es que luego de la sentencia contra el ex vicepresidente Jorge Glas, el próximo en la lista sea él mismo.
Foto: La República
Apoyo al Sí desde todos los sectores
La ruptura definitiva de AP ya es un hecho, así como el soporte de los partidos de la derecha al gobierno de Moreno. A excepción de los correistas, todo el arco político pidió el sí en las siete preguntas. El banquero y ex candidato presidencial, Guillermo Lasso (CREO), afirmó que “el Sí es para decir ‘no’ a la corrupción del correísmo, ‘no’ a este abuso del poder del sistema totalitario que ha instaurado en el Ecuador Alianza PAIS”. Aunque marca diferencias con Moreno y asegura que no se trata de un “cheque en blanco” a su agenda, en los hechos, están juntos en este proceso para “descorreizar”.
En misma sintonía se encuentra la “izquierda” de Unidad Popular -ex MPD-. Lejos de proponer una alternativa propia, el dirigente Geovanni Atarihuana declaró que, luego de votar “7 veces Sí”, deberán pedir rendición de cuentas a los integrantes del CPCCS (Consejo de Participación Ciudadana y Control Social) salientes. Enterrar a Correa pareciera ser su único objetivo, sin importar qué es lo que se está legitimando con esta consulta: un reǵimen político abiertamente pro empresarial, y el proyecto de ajuste de Lenin Moreno.
De conjunto, a ninguno de los partidos políticos que antes denunciaban el autoritarismo y la falta de democracia bajo el gobierno de Correa parece preocuparles que Moreno utilice los mismos métodos semi bonapartistas que el ex presidente.
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Foto: Ecuavisa
No tan bien recibido
Las caravanas proselitistas del correismo fueron escenario de varios incidentes. En Esmeraldas, mientras Correa participaba en un programa de radio, un grupo de manifestantes se concentró en las afueras del medio y escracharon una de las camionetas donde luego recorrería la ciudad de Quinindé. Debió salir custodiado por la policía y suspender el resto de las actividades. Desde su cuenta de Twitter, el ex mandatario responsabilizó a los empleados municipales.
Foto:@fernandoalba
No fue el único hecho de violencia hacia la figura política que gobernó Ecuador por una década. En Machala, manifestantes opositores intentaron bloquear su ingreso a la ciudad. En Cuenca, fue hospitalizado uno de sus colaboradores, y en otra ciudad de la provincia de Esmeraldas, recibió un huevazo en el rostro. Las misiones electorales de la Unasur y de la OEA expresaron su preocupación ante la violencia registrada.
Por su parte, Lenin Moreno realizó su cierre de campaña en Quito, donde rechazó los incidentes al afirmar que “nada se resuelve con agresiones verbales o físicas, nadie tiene por qué ser agredido, lo he dicho una y mil veces: ¡a desterrar el odio y la violencia!". El presidente confía en que luego del referéndum tendrá el camino allanado para aplicar el reclamado plan de ajuste que negoció con empresarios y oposición en sus Mesas de Diálogo del año pasado.
La situación política de Correa depende del resultado de la consulta del domingo. No sólo por quedar inhabilitado para volver a ser alternativa de gobernabilidad, sino porque la diferencia de votos entre el Sí y el No marcará el termómetro social y la legitimidad con la que quedará la agenda de Moreno. Nuevamente, en medio de la pelea entre distintas variantes políticas patronales, la ausencia de un partido independiente de izquierda, con un programa propio que no se sume a las banderas que levantan el oficialismo y la oposición, muestra la urgente necesidad de rechazar la farsa del referéndum con voto en blanco o abstención como primer paso para organizar al conjunto de la clase trabajadora contra el ajuste que prepara la casta política.