El artista Al-Azar publicaba caricaturas con contenido político en el periódico “La Razón”, tuvo que retirarse después de haber recibido insultos y amenazas en redes sociales y luego de que el gremio periodístico le diera la espalda mediante un pronunciamiento público en el que se “deslindaba” de la responsabilidad de sus publicaciones. Repudiamos la censura y amenaza contra la libertad de expresión impuesta por Áñez y sus ministros en Bolivia. #VivaLaLibertadDeExpresión #NoALaCensura
Miércoles 4 de diciembre de 2019 00:17
Si bien las redes sociales no han sido nunca un ejemplo de tolerancia y más bien se constituyen en una plataforma donde a menudo, bajo el relativo anonimato que otorga escribir detrás de una pantalla se vierten insultos y amenazas, el contexto político y social que atraviesa Bolivia, con un golpe cívico, policial y militar ejecutado por la élite política de derecha, ha avivado la llama del racismo, el odio y la intolerancia a cualquiera que piense distinto.
Desde la consumación del golpe y las amenazas del ministro de Gobierno Arturo Murillo y la ministra de Comunicación Roxana Lizárraga de perseguir a periodistas nacionales o extranjeros que causen “sedición”, la libertad de expresión en Bolivia está siendo coartada, y el caso del caricaturista Al-Azar es una muestra más de esta situación.
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Al-Azar, que siempre fue un caricaturista crítico, tanto con el gobierno de Evo Morales como con el nuevo "gobierno de transición", fue duramente atacado por denunciar mediante sus dibujos el Estado de violencia que vive nuestro país las últimas semanas, las mentiras de los medios de comunicación y la hipocresía de los nuevos gobernantes. La agresión se dio sobre todo en las redes sociales por los internautas, quienes, a nombre de la “recuperación de la democracia”, no dudaron en insultarlo, agredirlo y amenazarlo en cada uno de los dibujos que publicó en las últimas semanas.
Sin embargo, lo más preocupante y lo que llevó al artista a anunciar que dejará de publicar sus dibujos en La Razón, fue la acusación de sus mismos colegas en el periódico, indicando que se “deslindaban” de la responsabilidad de sus dibujos y que no estaban de acuerdo con los mismos, con el argumento de que, a raíz de un dibujo de Al-Azar del 12 de noviembre, en el que mostraba un tanque militar apuntando a una mujer pollera y niños con los brazos levantados, fueron agredidos y recibieron amenazas hasta de toma del periódico.
Admiten que la libertad de expresión está siendo amenazada, como una violación al derecho humano que reconoce que “todo individuo tiene derecho a la libertad de opinión y de expresión”, derecho que “incluye el de no ser molestado a causa de sus opiniones, el de investigar y recibir informaciones y opiniones, y el de difundirlas, sin limitación de fronteras, por cualquier medio de expresión”. Sin embargo, el gremio de periodistas de La Razón prefirió deslindarse públicamente de los dibujos de Al-Azar, en una maniobra sumamente cobarde. Señalaron de esta manera, en una publicación de La Razón del 30 de noviembre titulada "una posición casi unánime" que:
"El 13 de noviembre, los periodistas, fotógrafos y editores de La Razón aclaramos a la opinión pública que no estamos “necesariamente” de acuerdo con el editorial del matutino titulado “Golpe de Estado” que se publicó ese día. Y lo propio con la ilustración de nuestro caricaturista Al-Azar publicada el 12 de noviembre, la cual muestra una especie de tanqueta apuntando a una mujer de pollera y niños con los brazos levantados."
En este escenario, el martes 3 de diciembre La Razón publicaba una nota señalando que "El artista y amigo de La Razón Alejandro Salazar (Al-Azar) ha comunicado a la Dirección que, dado el asedio del que ha sido objeto en las últimas semanas por sus viñetas políticas, no tiene las condiciones para continuar realizando ese trabajo creativo en nuestras páginas editoriales. Por ello, debe replegarse a la espera de un ambiente más tolerante y menos agresivo."
En Bolivia, el rol de los medios oficiales de comunicación a partir del golpe fue nefasto, no solo ocultaron información imponiendo un brutal cerco mediático, sino que no se hicieron presentes en los lugares de confrontación y reprodujeron difamaciones y prejuicios en contra de quiénes se movilizaron y lucharon en las calles resistiendo al golpe, lavándole la cara a la derecha golpista y a los militares y policías. Además, se constituyeron en policía de sus mismos colegas, haciendo arrestar a un estudiante de cine de la UMSA que cubría de modo independiente las protestas.
Al-Azar es una víctima más de un estado altamente represivo que, con la complicidad de los periodistas y medios de comunicación serviles al régimen, ha logrado acallar miles de voces disidentes a punta de balas y censura. Es por ello que, desde La Izquierda Diario, donde también hemos venido siguiendo día a día la lucha y la resistencia en las calles, nos solidarizamos con Al-Azar y denunciamos el rol cómplice del gremio de periodistas de La Razón en la censura y la amenaza a la libertad de prensa y de expresión.
La editorial de La Razón ha declarado que, por lo pronto, dejará en blanco el espacio en el que Al-Azar publicaba sus caricaturas.
#PorLaLibertadDeExpresión #NoALaCensura
Famosa caricatura de Al-Azar publicada en julio del 2011 sobre el TIPNIS que lo hizo merecedor del premio nacional en la categoría Caricatura de la Asociación Nacional de la Prensa.