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Red Internacional
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Arica. Reconstrucción Liceo A1: Más represión como costo de la modernización

Tras muchos años de espera, se comienza a vislumbrar la entrega del emblemático Liceo A-1 para diciembre de este año. A pesar de que son buenas noticias en algún punto, tiene algunas contradicciones.

Viernes 13 de septiembre de 2019

Recientemente las diferentes autoridades de Arica han visitado las dependencias donde se encuentra en reconstrucción el emblemático Liceo Octavio Palma Pérez A-1. El intendente señala que existe un 86% de avance desde que comenzó el proyecto y se estima que en diciembre se pueda hacer entrega del establecimiento. Esta inversión no fue menor, ya que contó con la inversión de 12 mil 620 millones de pesos, que sin duda viene a reconstruir y modernizar completamente lo que era el emblemático establecimiento.

El intendente, Roberto Erpel, señala que este proyecto se llevó adelante gracias al Plan Maestro de Infraestructura Escolar, que se diseñó durante el primer gobierno de Sebastián Piñera. Aludiendo que este cambio en la infraestructura es la que se merecen los estudiantes y docentes. Esto significa una matrícula para 1.615 estudiantes.

A pesar de que este establecimiento contará con nuevos laboratorios, biblioteca, gimnasios, salas de clases, baños, comedores y oficinas. Existe un elemento que las autoridades salen a relucir ampliamente. La instalación de 24 cámaras de seguridad en el interior y exterior del establecimiento. ¿Qué podría significar esto?.

De primera, la instalación de cámaras podría darnos la sensación de que existirá más seguridad para toda la comunidad educativa y que eso podría ayudar a regular ciertas dificultades que existen en escuelas y liceos. Pero ¿Cuál sería el objetivo de la instalación de estas cámaras? ¿A quién le serán útiles? ¿Existe un doble filo ante esta situación?

Sabemos que las cámaras de seguridad dentro de establecimientos educacionales, como: escuelas, liceos y universidad, muchas veces no sólo están para resguardar a estudiantes y trabajadores. Sino más bien, significa en muchas ocasiones, la vigilancia constante para todo aquel que no cumpla con las reglas del establecimiento. Podría verse como uso común de las cámaras, pero hace falta preguntarnos, ¿Quiénes son para los directivos aquellos sujetos que rompen el reglamento?

Es preciso revisar la historia de este emblemático liceo. Desde las distintas movilizaciones estudiantiles, el Liceo A-1 ha encabezado la lucha estudiantil. Primero, porque muchas veces el establecimiento sirvió como “centro de operaciones” para coordinar diferentes iniciativas que nacían al calor de las luchas estudiantiles. Congregando a distintos estudiantes de diversos colegios. Sin duda, este liceo, muchas veces fue el primero en organizarse frente a las distintas movilizaciones con demandas educacionales, por ejemplo, como el proceso abierto por profesores y profesoras. Donde la toma del establecimiento era la clara señal de que las y los estudiantes salían a pronunciarse claramente en contra de la educación de mercado.

En todas las movilizaciones, las represalias no se dejaron esperar. El director muchas veces persiguió y amenazó a quienes se hacían parte de estas movilizaciones. Incluso todas las iniciativas que nacieran post movilización, como listas que se postulaban al CEAL o el levantamiento de secretarías de género.

En este contexto, todo aquel que vaya en contra de lo que los directivos consideren el orden, podría ser vigilado a través de estas cámaras. Podría ser este el doble filo de la instalación de las cámaras, pasar de ser aparatos para “resguardar” la integridad de la comunidad escolar a ser aparatos para vigilar que se cumpla la ley y el orden dentro del establecimiento. Sin duda, el precio que podría tener para restringir y vigilar la conducta de estudiantes y docentes, podría ser muy alto. Considerando los antecedentes anteriores de persecución a aquellos estudiantes que se organizan.

En las palabras del Intendente, refleja que la infraestructura que se está construyendo para el Liceo A-1 es “lo que estudiantes y profesores merecen”. ¿Cómo podría saber el intendente qué es lo que realmente necesita comunidad educativa, si es que no existe una consulta directa a profesores y estudiantes? Debemos considerar un factor claro y objetivo. ¿Cuál es el costo monetario de la instalación de estas cámaras? Sin duda deber ser un valor alto, pero ¿No hubiese sido mejor consultar a estudiantes y profesores sobre las verdaderas necesidades del liceo? Si va a existir una inversión tan grande, sería adecuado que quienes se ven más afectados por los cambios en el establecimiento decidan.

Es por esto, que se deben levantar dentro de todos los establecimientos educacionales: escuelas, liceos y universidades espacios democráticos donde los que decidan sean estudiantes, profesores y apoderados. Porque son ellos quienes saben mejor que nadie las necesidades de la comunidad educativa, no un grupo de sujetos que desde una discusión en cuatro paredes elige por sobre ellos. Y que las decisiones que tomen no sólo sea en base a decidir sobre recursos monetarios, sino más bien de proyecto educativo que desean para impulsar dentro de los establecimientos que se aleje de la educación de mercado.

Es importante considerar que por muchos años el Liceo A-1 tuvo que desenvolverse bajo pésimas y precarias condiciones, esto como consecuencia del negocio que existe hoy en la educación, donde actualmente las autoridades celebran como un gran avance, pero que fue empujada por las docenas de movilizaciones y petitorios que reflejaban la imperante necesidad de mejorar la infraestructura. Se debe tener en cuenta que este cambio en la infraestructura sin duda va a mejorar las condiciones de estudiantes y profesores, pero definitivamente no basta, ya que sabemos que es un problema más profundo, que va desde el autoritarismo hasta la infraestructura.