El gobierno retoma los planes para imponer una contrareforma laboral que ataca todavía más las condiciones de vida de trabajadores y trabajadoras. Reducir horas de trabajo recortando salarios y hacer que los trabajadores paguen su propia indemnización son algunas de las brutales medidas que barajan. Algunos gremios ya la aceptaron: los casos de la UOM, Petroleros y UOCRA.

Cecilia Rodríguez @cecilia.laura.r
Martes 8 de enero de 2019 00:00
En una nota para el diario La Nación, Nicolás Balinotti explica cuál es el plan del gobierno para avanzar durante 2019 en un ataque más profundo a las condiciones de vida de trabajadores y trabajadoras.
Aprovechando el contexto electoral, el gobierno enviará al Congreso la parte “menos escabrosa” de la reforma laboral original que se había propuesto Mauricio Macri al asumir. Al recinto llegará un proyecto de ley de blanqueo, que será promocionada como una vía para terminar con el trabajo en negro pero en realidad redunda en un beneficio escandaloso para empresarios negreros: los exime de pagar aportes adeudados y multas por haber tenido trabajadores en negro, sin importar el tiempo que hayan estado en esa condición. De este modo, impide que trabajadores que hace años laburan en negro tengan aportes y eventualmente se jubilen, además de vaciar los recursos estatales todavía más. ¿Por qué a los empresarios les perdonan años y años de impuestos mientras recortan presupuestos de salud, vivienda y educación?.
Por otro lado, el gobierno intentará que más gremios incorporen cláusulas flexibilizadoras en sus convenios colectivos de trabajo, que incluyen medidas brutales para abaratar el despido y reducir salarios. Hoy en día, los funcionarios reivindican tres casos testigos que buscan generalizar a todos los sectores: la UOCRA, la UOM y Petroleros.
Que el trabajador pague su propia indemnización
El gobierno pretende que la mayoría de los gremios acepten lo que ya aceptó la UOCRA. Es que el gremio de Gerardo Martínez ya incluyó en el convenio de los trabajadores de la construcción el “fondo de cese laboral”. Resulta que a los albañiles les retienen entre un 8 y un 12 % de su ya miserable sueldo y cuando los echan les pagan la indemnización de ahí. Un negocio redondo para las grandes constructoras que levantan edificios de lujo y ciudades privadas como Nordelta: ahora ni siquiera tienen que poner un peso para pagar una indemnización en uno de los sectores con sueldos más bajos, peores condiciones de trabajo y más muertes obreras.
Menos horas con menos salario
El otro ejemplo que quiere generalizar el gobierno es el de la UOM. Allí la conducción de Antonio Caló aceptó introducir en el convenio una flexibilización en la cantidad de horas de trabajo de una jornada. Pero no pusieron ninguna cláusula para que no se baje el salario. Es decir: una legalización de las suspensiones con reducción salarial, no ya como medida especial, sino como parte del convenio de trabajo.
Así, durante todo 2018 proliferaron las suspensiones en las metalúrgicas y autopartistas, con recortes salariales. Solo en Rosario hubo 2 mil metalúrgicos suspendidos en un año, cobrando un porcentaje menor de su sueldo ya miserable.
Petroleros: productividad y “blindaje anti-huelgas”
Por último, el ejemplo de Petroleros es otro que Macri quiere instalar en las mesas de negociaciones de las próximas paritarias. Allí, Guillermo “el caballo” Pereyra aceptó introducir un anexo al convenio colectivo que admitió el “trabajo temporal”, cambiar las tareas que cumplen los trabajadores, jubilarlos anticipadamente, limitar derechos a pedir licencias por enfermedad, entre otras medidas. De conjunto, para las multinacionales extranjeras que viven de saquear los recursos naturales del país significó una “reducción de costos laborales” (como ellos dicen) del 30% al 40%.
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No contento con esto, Pereyra meses después firmó un inédito “blindaje anti-huelgas”. Se trata de una Comisión Especial de Interpretación y Resolución de Conflictos, integrada por empresarios, funcionarios y sindicalistas, como “instancia de gestión conciliadora para evitar que se tomen medidas de fuerza”.
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El pacto compromete al sindicato a no tomar medidas y si, como “último recurso” estas se llevan adelante, deberán canalizarse a través de la “Comisión”. O sea, una comisión antihuelgas.
Esta es la otra medida que el gobierno buscará generalizar a todos los gremios en las próximas paritarias.
Conclusiones
Este año el gobierno aprovechará la coyuntura electoral para tratar de avanzar aún más en su proyecto original de contra-reforma laboral. Pero para no hacer olas y evitar movilizaciones fuertes como cuando fue el saqueo a los jubilados, no lo hará en el Congreso, sino sentándose con los dirigentes traidores de la mayoría de los gremios, que ya vienen pactando y entregando todo a cuatro manos. Al Congreso solo va a llevar la parte “menos escabrosa” de la reforma laboral: el blanqueo, que en realidad también es un ataque pero que con marketing electoral van a querer vender como algo bueno.
La estrategia del gobierno es inteligente porque sabe que cuenta para ello con el peronismo y no solo las figuras más recalcitrantes. Desde las filas kirchneristas, ya lo resumió Hugo Yasky: “Es mejor no hacer paros en un año electoral”. Bajo el discurso de que la prioridad es ganarle las elecciones a Macri, el peronismo se prepara para regalarle a Macri el verdadero triunfo: la contra-reforma laboral, un ataque profundo a las condiciones de vida de millones de trabajadoras y trabajadores para que un puñado de empresarios, terratenientes y empresarios vea crecer sus privilegios y ganancias... y claro, para que haya más plata para pagarle al FMI, deuda que tanto Cambiemos como el peronismo piensan honrar con el hambre del resto.

Cecilia Rodríguez
Militante del PTS-Frente de Izquierda. Escritora y parte del staff de La Izquierda Diario desde su fundación. Es autora de la novela "El triángulo" (El salmón, 2018) y de Los cuentos de la abuela loba (Hexágono, 2020)