Por estos días se cumple un año de aquella lucha incansable contra los despidos y el vaciamiento de Montevideo Gas, que incluyó la ocupación del lugar de trabajo y el control obrero, huelgas de hambre y una huelga general. Con gran orgullo, publicamos opiniones a un año de esta emblemática lucha donde se triunfó.
Martes 21 de julio de 2020
Esta es la recopilación del sentir de algunos compañeros y compañeras que fueron parte activa de la lucha, y esto es lo que nos exponen recordando aquel 16 de julio del 2019.
Gabriel:
“Me sentí con una emoción enorme, y con un sentir, como dice la nota, que estando juntos se pueden lograr cosas importantísimas, y cada vez te sentís más hermanado con todos los compañeros, con todos los muchachos y las muchachas que estuvieron ahí, donde parece mentira haber llegado a ese logro tan importante, de esa victoria que tuvimos, y quizá de mi punto de vista mucho más de lo que podíamos esperar.
Una alegría inmensa de haberlo logrado, y es un orgullo de por vida; es una marca que uno tiene para toda su vida, que lo comentará con quien hable con quien conoce, familiares, amigos y hasta fuera del país lo transmite. Y es una marca que tenemos los que trabajamos en la Compañía del Gas”.
Rosario:
“El día que nos enteramos de la victoria me sentí muy emocionada, y muy feliz porque todo lo que vivimos, todo el esfuerzo, realmente había tenido su resultado positivo, y también sentí que fue muy importante la lucha en la que estuvimos todos muy unidos, y con el apoyo de otros gremios, y el apoyo también de las personas anónimas que nos ayudaban, ya sea comprando las comidas que elaborábamos, incluso también con dinero. En fin, fue muy emocionante lograr el objetivo que buscábamos, y sentir muy fuerte el apoyo de tanta gente”.
Omar:
“A mí me provocó un inmenso placer, recibir aquella noticia. Además de tener la confirmación del retorno de los compañeros despedidos injustamente, por el hecho de tener una sanción anterior, que además era infundada; inadecuada para gente tan cumplidora y tan laburante. Yo estuve muy dolorido, en ese sentido, tenía un pinchazo en el corazón por tanta injusticia para con nosotros. Pero cuando nos enteramos que se solucionaba, fue una enorme alegría, como tirar los sombreros para arriba, como hacían antes. La verdad que una felicidad muy grande, muy grande. Y bueno sí, reivindicamos la lucha, la unión desde siempre. Pero hay que seguir remándola ahora, porque somos menos, se ha ido gente. Y el tema lamentablemente de los jubilables nos afecta. Se va gente con experiencia, se van los veteranos, y van quedando los más jóvenes. Y muchos de estos jóvenes han agarrado, han agarrado una fuerza enorme, aunque a algunos haya que ayudarlos.
Pero en general venimos bárbaro, venimos muy bien, y hemos tenido una felicidad muy grande en el momento en que se retornó al trabajo, al saber que estábamos todos ahora, con el ingreso de los despedidos”.
Pablo F:
“Intenté pensar en ese día. Y desde la distancia temporal, recuerdo que es un momento donde uno afloja toda la tensión. Recuerdo el abrazo con compañeros. El llamar a tu familia y compartir la alegría. Con la alegría y el afloje más de una lágrima se te cae. No hacés recuentos, ni una elaboración teórica de la dimensión de lo ocurrido. En ese momento lo humano, el abrazo compañero es lo que aflora”.
Carla:
“Fue tal la emoción que lloré y lloré … Y lloré, y fui a la asamblea y seguí llorando…”.
Pablo S:
“En primer lugar quiero decir que soy obrero, miembro y afiliado del Sindicato del Gas. Quiero contar a través de este relato las emociones que me atraviesan cuando voy recordando los momentos de lucha que me tocó presenciar, y que tuve la fortuna de participar, que fueron libradas con tanto coraje por el sindicato y por los compañeros que lo integran -que somos todos-, que fuimos en conjunto librando estas batallas, con tanta dignidad, con tanta fortaleza y con tanta humanidad.
Contarles que yo soy un empleado que tiene doce años en la Empresa, y valorar como lo recuerdo siempre, mi ingreso fue motivado, al igual que el de otros, a través de gestiones que el sindicato fue haciendo a la Empresa, buscando acuerdos con un fuerte respaldo de todo el colectivo.
Pero la historia siguió avanzando y a través que fueron pasando los años fueron surgiendo conflictos cada vez más complicados, nacidos de estar siendo administrados por una Empresa extranjera y de órbita privada que tiene en sus fines la acumulación del lucro, dejando de lado el aspecto humano que está detrás de un emprendimiento productivo, que lo sostienen los seres humanos que están detrás de todos los esfuerzos. Y tras la presión que empezó a imprimir la Empresa, nuestro grupo sindical, siempre atinadamente fue encontrando lugar para dar la lucha, teniendo una acción certera, con mucho sacrificio, ni qué hablar y muchas veces con mucha incertidumbre. Pasaron tres huelgas de hambre y otras muchas instancias de lucha donde nunca se perdió la fortaleza y la alegría, y hasta en los momentos más difíciles el valor de los compañeros, salió a la luz con generosidad y con perseverancia.
Qué decir, yo estoy muy feliz de haber pertenecido a ese pedacito de historia, de haber sido parte en todas esas instancias de lucha, que me nutren y que me enseñan. Recuerdo en un momento cuando se empezaba a vislumbrar pequeños avances con algunas propuestas que auguraban una salida; ver las lágrimas de mis compañeros que se iban cayendo y entre los abrazos. Es uno de los recuerdos de esos diferentes momentos, que siempre me van a quedar, que son esas pequeñas victorias que se iban logrando y que al final desembocaron en una victoria mayor, quizás trascendente hasta en el mundo, donde un pequeño sindicato pudo hacer que una gran multinacional se vaya del país dejando todos los activos para que siguiera funcionando el Servicio de gas. Un saludo a todos, y con orgullo puedo decir que soy un miembro del Sindicato del Gas”.
Marcelo:
“Recuerdo que entonces, en ese momento yo estaba en la Carpa, cuando Sequeira nos hizo escuchar el audio y él fue el primero que empezó a los gritos. Éramos muchos en la Carpa ese día, increíblemente, y eran como las 6:30 o 7:00 de la tarde. Recuerdo que a esa hora tenía que irme hasta el Enrique López, pero me quedé festejando hasta lo más tarde, me fui y luego volví, porque me tocaba quedarme esa noche. Fue una jornada espectacular, muy emotiva”.
Ernesto:
“Me acuerdo del momento de euforia, y las ganas de ir a abrazar a todos los compañeros. Ese es el recuerdo que tengo”.
Verónica:
“Recuerdo que estaba en camino de llevar a mi hijo algún lado, o algo así. Bueno yo soy medio colgada y no agarro mucho el celular, y en un momento miro el celular y veo que había un montón de mensajes que decían que habíamos ganado, que volvíamos a trabajar, y ta. Y recuerdo que lo primero que me surgió fue un llanto que era como súper ahogado, que era como un ahogo. Y tá, y en el viaje le dije a mi marido: ¡vuelvo a trabajar! ¡Es que no podía creerlo! Y le dije: ¡déjame en la Carpa!!Déjame en la Carpa porque yo tengo que ir a abrazar a mis compañeros! ¡No puedo estar acá! Y me vino como mucha ansiedad así. Y bueno, dimos la vuelta y fui hasta Plaza Independencia a encontrarme con todos para festejar. ¡Qué salado!
Ernesto D:
“Imposible olvidar ese 16 de julio, nos encontrábamos un puñado de compañeros en la Carpa porque hacía un frío bárbaro, dónde la mayoría eran de mayor edad, la gente se venía desgastando, por el tiempo de lucha continua, veníamos de la huelga de hambre de los compañeros que fue en Plaza Matriz, y luego la huelga General en Plaza Independencia.
Ese 16 de julio recuerdo, estábamos un grupo de compañeros, y yo estaba casi que a punto de irme para casa porque a mi padre lo habían operado hacía unos días de la espalda, y tenía que estar con él para movilizarlo, y todas esas cuestiones luego de una operación; y ya estaba por retirarme cuando un compañero Pablo Sequeira recibe una llamada de otro compañero, que al parecer surgía una solución que destrabara nuestro conflicto, en función de la reunión que había tenido Vázquez en la Argentina, que si mal no recuerdo era por temas del Mercosur, y ya aprovechó esa reunión para instaurar una conversación con autoridades de Brasil. Y bueno, fue una alegría bárbara, y recuerdo que al otro día era mi cumpleaños.
Al día siguiente tuvimos una asamblea convocando a todos los compañeros, para ver cómo se iba a proceder de ahí en adelante, y hacer el levantamiento oficial de la huelga general. Una alegría bárbara, la verdad una alegría bárbara. Saber además que toda la gente que estaba afuera era reintegrada, que ninguno se quedaba afuera, sin importar su edad, todo aquel que había sido echado se reintegraba, que no se perdía la antigüedad, eso fue excelente, lo invertido en lo salarial y en el cansancio fue bastante grande, pero lo que fue en aspectos de riqueza de volver a reencontrarse con los compañeros que estábamos codo a codo en la lucha fue genial, nos dejó una riqueza bárbara a pesar de no ser una situación linda de vivir.
Justamente había pasado un año de que Marcelo Sosa, Pablo Sequeira y yo Ernesto Di Giovanni, habíamos sido parte de la segunda huelga de hambre consecutiva. Y la tercera fue la de ese año 2019. Bueno, recibir esa alegría fue el punto cúlmine de saber que todo lo hecho no fue en vano.
Alex:
“¡Qué lindo ese momento! Fue una mezcla de todo, de llanto, de emoción, de felicidad, no lo podía creer. Pensé que me estaban mintiendo; poder de nuevo volver a trabajar. Es inexplicable, la verdad que no sé, los sentimientos son muy encontrados, pero la verdad con una alegría increíble por todo eso, sin lugar a dudas. Igual, no la pasé bien, y no me gustaría volver a pasarlo, ni yo ni nadie, que lo pase otra vez, fue muy difícil para mí”.
Ricardo:
“El 16 de julio hizo un año, que con enorme regocijo recibimos la confirmación que Petrobras se iba. La lucha dio sus frutos, y el esfuerzo su recompensa. Fue un largo proceso sin aflojar un ápice. Veníamos de años de luchar contra una multinacional que parecía irreductible.
Después de tantas amenazas, y envíos al seguro de paro, a decenas de nosotros; se sumaba, la contante incertidumbre de los despidos masivos que proyectaban efectivizar. Pero que íbamos retrasando con nuestras medidas de lucha. Así fueron, duros, los años de pelea.
Pero nuestra lucha de conjunto, con la unidad que nos caracteriza, fue horadando con resistencia las fuerzas de nuestro adversario. Y fue en el seno de cada Asamblea que se gestó la estrategia, y donde fuimos poco a poco estableciendo el método a aplicar cada vez, y en cada circunstancia. Y tras los paros episódicos y coordinados, huelgas de hambre, control obrero y una huelga general, y otras muchas formas de lucha, donde pusimos en los últimos años mucho esfuerzo y entrega de todos.
Pudimos al fin, aún con compañeros afuera, por despido, revertir la situación, para nosotros, de la avanzada privatizadora de un sistema neoliberal, que pretende subyugar a la clase trabajadora. Esta es una lucha ejemplar, y ejemplarizante, para que otros puedan hacer suya la consigna:"
Que sin Lucha no hay Victoria
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