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Red Internacional
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Barcelona. Reflexiones de las Jornadas Feministas 2016 de Cataluña

Durante los días 3,4 y 5 de Junio se realizaron en Barcelona las “Jornadas Radical-mente Feministas”. Intentaremos abordar los principales debates que se llevaron a cabo.

Verónica Landa

Verónica Landa Barcelona | @lierolaliero

Marta Clar Barcelona | @MartaClar1

Viernes 17 de junio de 2016

Foto: ID

Entre el 3 y 5 de junio tuvo lugar en Barcelona la cuarta edición de las Jornadas Feministas de Cataluña. En ellas se reunieron 2500 mujeres y más de 150 colectivos con sus propuestas de actividades. A pesar de esto, en los medios de comunicación reinó el silencio absoluto.

Se trató de un intenso fin de semana, en el que se desarrollaron los principales debates que atraviesan el movimiento feminista y de mujeres en la actualidad.

Con dos espacios separados, uno de los temas centrales y más concurridos fue la cuestión de la prostitución, que no estuvo exenta de polémicas. Conocidas activistas en la mesa por la regularización de la prostitución, intervinieron ante una sala abarrotada. La defensa de la prostitución, que definieron como “un trabajo como cualquier otro”, fue el núcleo central de sus ponencias.

Sin embargo, muchas cuestiones se dejaron de lado en el análisis desde la mesa. Por ejemplo, algo crucial que es que la prostitución afecta a millones de mujeres y menores en todo el mundo. Las redes trata, el proxenetismo y el mercado del sexo se encuentran en continua expansión. Convirtiéndose en uno de los negocios más lucrativos del mundo, afecta con más brutalidad a las mujeres cuanto menos recursos tienen. La realidad de precariedad y pobreza que empuja a la mayoría de mujeres a una situación de prostitución se desvanece centrando el debate en la idea del “consentimiento”; una idea predominante en el movimiento feminista actual. La precariedad. La falta de alternativas o la necesidad que se esconde detrás de la prostitución explica sus dimensiones, por qué cada vez son más las mujeres en situación de prostitución y la estructura de clases de la que se beneficia el mercado del sexo. Lejos de posiciones moralistas, no se trata de definir “qué formas de explotación capitalista son lícitas y cuales no”, como insinuaron varias veces, sino al contrario, resaltar cómo la prostitución forma parte del enorme engranaje de explotación capitalista, y cómo a la vez, está atravesada por la opresión patriarcal que somete el cuerpo de las mujeres; una cuestión poco valorada en la mayoría de los colectivos feministas que toman la cuestión de la prostitución como una “elección” o “apropiación del propio cuerpo”. Sin embargo, desde Pan y Rosas planteamos claramente que señalar esta, relación es necesaria para avanzar en la perspectiva de una alternativa anticapitalista y antipatriarcal.

Pero este no fue, ni mucho menos, el único tema discutido en unas jornadas feministas en las que participó por primera vez al colectivo transexual, que abrió la puerta a la reflexión sobre cuerpo, sexualidad e identidad, señalando además la represión que ejerce sobre los cuerpos no normativos un sistema de salud en el que todavía se expresan sus raíces transfóbicas, mediante la división binaria de los cuerpos y la patologización de quienes no reproducen la norma. Sin duda, las ponencias ofrecieron una discusión necesaria al interior del movimiento feminista y de mujeres. Creemos que llegados a este punto es de vital importancia desarrollar, a la par que un diagnóstico, una discusión estratégica que plantee si las prácticas individuales, centradas en el propio cuerpo y la propia identidad son el único terreno de batalla fértil para acabar con la opresión, o si por el contrario como planteábamos en la charla sobre http://www.laizquierdadiario.com/Gran-charla-de-Pan-y-Rosas-en-Barcelona-Movimiento-queer-y-lucha-de-clases: “para alcanzar la liberación de la sexualidad será necesario derrumbar al sistema capitalista que disciplina y somete el deseo y los cuerpos, piensa la sexualidad en términos de reproducción y la reproducción como perpetuación de la fuerza de trabajo.”

Otro de los principales bloques, fue la inclusión de diversas charlas, talleres y debates que giraban al rededor de la “colonialidad de género”, en el que las ponentes mas destacadas fueron mujeres migrantes, que tienen que cargar con el doble peso que supone la opresión de género y el racismo de los países imperialistas. Haciendo énfasis en cómo sigue perdurando el racismo dentro del propio pensamiento feminista, hegemonizado por el feminismo blanco y occidental, se apuntó en varias ocasiones a la necesidad de analizar la realidad desde un punto de vista interseccional, que tenga en cuenta las categorías de raza y género, además de reivindicar la necesidad de la auto organización de las mujeres inmigrantes.

No hay duda de que las mujeres migrantes deben enfrentar una doble desventaja y batallar ante dos tipos de opresiones que se entremezclan: de raza y de género. Ambas dos utilizadas por el capitalismo para dividir a la clase trabajadora. Una división que favorece directamente a la acumulación capitalista. La reaccionaria Unión Europea endurece continuamente la legislación contra la población inmigrante, criminalizándo, reprimiendo y destinándola a la súper explotación de forma crónica. No hay dudas de que la Unión Europea seguirá por este camino, ni siquiera los gobiernos progresistas han sido capaces de ofecer una alternativa a esta barbarie, como pone en evidencia el desalojo y la represión en Grecia, que se ha llevado a cabo con la mano dura de SYRIZA.

Las mujeres inmigrantes están destinadas al trabajo más precario de la jerarquía ocupacional. Saltando entre la inestabilidad, la informalidad y el trabajo precario que les ofrece el trabajo de cuidados y el empleo doméstico en la mayoría de casos. Por ello,es necesario avanzar en la construcción de un verdadero movimiento de mujeres que desde una perspectiva internacionalista levante en sus reivindicaciones los reclamos nuestras compañeras migrantes, mientras combate las guerras y saqueos que los gobiernos imperialistas llevan a cabo en África, Latinoamérica y Asia. Las opresiones de género y raza, están completamente atravesadas por la cuestión de clase, es por eso que tan solo a través de la lucha contra el capitalismo y el imperialismo, será capaz avanzar en la lucha contra el racismo y el patriarcado.

Otro importante debate, fue el que tratamos de plantear las compañeras de la Agrupación de Mujeres Pan y Rosas, que participamos en las jornadas con un taller sobre la relación entre género y clase y los efectos de la crisis capitalista sobre las mujeres trabajadoras, jóvenes e inmigrantes.
Junto a una veintena de mujeres profundizamos en la relación entre el capitalismo y el patriarcado, en cómo la lucha contra la opresión del patriarcado está intrínsecamente ligada a la lucha contra el sistema capitalista que se nutre esta opresión para su propio beneficio.

También debatimos sobre la situación actual del movimiento feminista y de mujeres. Una situación distinta a la de la década de 1960 y 1970 en la que se planteaba la necesidad de transformar la sociedad para conseguir la verdadera emancipación de las mujeres y de todos los sectores oprimidos. Por su parte el movimiento feminista y de mujeres de las décadas de 1980 y 1990 denunciaba las desigualdades de género sin cuestionar la sociedad de clases y sin plantear estrategias para transformar la sociedad. A la vez que se institucionalizó y fue cooptado por instituciones, universidades y partidos burgueses. Una falta de perspectiva transformadora que se puede ver a día de hoy con la idea de no llevar la lucha por los derechos de las mujeres hasta sus últimas consecuencias por chocar con las leyes capitalistas. Por ejemplo, que no haya un gran movimiento de mujeres por el derecho al aborto de las mujeres inmigrantes se debe a que llevar esta lucha hasta el final supondría cuestionar la reaccionaria ley de extranjería por la que las personas inmigrantes no tienen derecho a la sanidad pública. Culpar de manera directa o indirecta a las mujeres inmigrantes por no salir a luchar por sus derechos y esperar que el movimiento feminista y de mujeres lo haga por ellas no es más que una manera de desviar el foco de la verdadera discusión.

Pero poco a poco vamos viendo como vuelve a recuperarse el espíritu combativo los años 60 y 70. El cántico “Patriarcado y capital, alianza criminal” se escuchó con más contundencia en movilizaciones como la del pasado 8 de marzo. Mientras que al mismo tiempo vemos cómo las mujeres trabajadoras cogen un rol protagónico en las huelgas por sus derechos como trabajadoras , pero también saliendo a la calles a defender y conquistar sus derechos como mujeres. Son las trabajadoras de Panrico, Coca Cola, Eulen, Metro, de cuidados y Servicios Sociales. "No somos esclavas, somos mujeres trabajadoras", gritaban las mujeres de la huelga de Movistar. Las mujeres de la limpieza y las migrantes empiezan a organizarse y crear sus propios sindicatos u organizaciones. El ejemplo de “Las Kellys”, las que limpian los hoteles, quienes sufren la precariedad asociada al sector turístico.Mujeres trabajadoras que sienten en muchos casos que el feminismo no tiene nada que ver con ellas porque no refleja su propia realidad como oprimidas y explotadas.

La crítica al movimiento feminista y de mujeres, que no a la infinidad de colectivos que lo llegan a formar, es una crítica necesaria para replantearse la estrategia de lucha. Porque la lucha por los derechos de las mujeres, de todas las mujeres, no puede ser evolutiva. No podemos ceder en la lucha por nuestros derechos ante la promesa de que más adelante se conseguirán el resto. Luchemos también contra la divisiones que el capitalismo genera para mantener dividida a la clase trabajadora. En el caso del derecho al aborto debe ser universal, libre y gratuito independientemente del país de origen de las mujeres, de su edad o su situación económica.

Reivindicamos la tradición del movimiento feminista y de mujeres de 1960 y 1970, de aquellas mujeres que sin salir en televisión o ser conocidas, fueron perseguidas por exigir sus derechos, encarceladas por ejercer su derecho al aborto y que ocuparon fábricas a la vez que exigían sus derechos como mujeres trabajadoras. Que crearon alianzas con el resto de sectores oprimidos y explotados, como el estudiantado, el movimiento LGTBI, sectores de trabajadores, etc. Y que se erigían contra el franquismo, el capitalismo y el patriarcado.

¿Está planteada la hipótesis del resurgimiento de un feminismo que no se autosatisfaga en el refugio intimista de la liberación individual y se plantee un horizonte de crítica radical anticapitalista?, nos planteamos no sólo combatir a las corrientes feministas reformistas, sino también rescatar las mejores tradiciones de la historia del marxismo revolucionario en la lucha contra la opresión de la mujer.

Para reconstruir sus alianzas estratégicas, el movimiento de mujeres no necesita volver al pasado, pero sí recuperar las banderas de la transformación social, para conquistar su emancipación y el fin de toda opresión. Esta organización debe ser independiente del Estado capitalista y sus instituciones, donde las mujeres trabajadoras, estudiantes, inmigrantes, jóvenes y precarias estén al frente de la conquista de todos sus derechos. Una organización que rompa con la idea de que bajo este sistema capitalista las mujeres pueden ir aumentando progresivamente sus derechos, y con la de que esta “igualdad” es lo máximo a lo que se puede aspirar.