El gobierno de Zaragoza en Común en el Ayuntamiento de Zaragoza abandona su promesa electoral de disolución de dicha unidad policial y solo le cambia el nombre y el uniforme, manteniéndola como la policía más represiva de la ciudad.
Jueves 1ro de noviembre de 2018
La pasada semana el equipo de gobierno municipal de Zaragoza en Común (ZEC), aprobó una reforma policial que solo contempla cambios simbólicos en esta unidad de la policía local de Zaragoza, conocida por ser la que más casos de acoso y tortura acumula de todo el cuerpo.
La concejala delegada de la Policía Local, Elena Giner, explicó ayer que los agentes de la UAPO (Unidad de Apoyo Operativo) se integrarán a partir de ahora en una unidad de nueva creación llamada “Unidad de Refuerzo Flexible” (URF), que se dedicará a funciones relacionadas con la prevención y la proximidad.
Además del cambio de nombre, explicó que también cambiará el uniforme para adecuarlo al del resto de la policía local. También quiso dejar claro que se mantiene todo lo demás, es decir, número de agentes, mandos, turnos, etc.
Estos cambios, a pesar de ser mínimos, han provocado el rechazo del resto de los grupos municipales (PSOE, PP, Cs y CHA), y de todos los sindicatos con representación policial (CSL, CSIF, STAZ y CCOO.) Así mismo todos los integrantes actuales de dicha unidad, las asociaciones vecinales de las “zonas de marcha” de la ciudad, al igual que la Asociación de Empresarios de Salas de Fiesta, Baile y Discotecas de Zaragoza también se han opuesto a esta medida.
Estos últimos han asegurado que: “durante los últimos años han sido testigos privilegiados del trabajo de esta unidad, que ha intervenido en multitud de ocasiones para garantizar el orden público y la convivencia ciudadana, muchas veces en situaciones especialmente conflictivas”.
Esta defensa de la patronal hostelera deja claro el carácter de esta unidad policial, que desde su creación se ha especializado en vaciar zonas de marcha populares como “el rollo” a base de redadas, o acabar con el “botellón” y en general todo acto recreativo de los jóvenes en muchos parques y plazas.
Incumplimiento de la promesa electoral de disolución de la UAPO
Con estos cambios aprobados, ZEC incumple, como con otras tantas, unas de sus promesas electorales estrella, con las que llegó al poder municipal. No disuelve este cuerpo policial, como reclaman desde hace años numerosos colectivos y movimientos sociales de izquierdas de la ciudad, sino que solo le cambia el nombre y el color del uniforme.
Hay que recordar que esta unidad policial, actualmente conformada por 144 agentes, fue creada en 2007 supuestamente para garantizar la seguridad en la ciudad durante la celebración de la Expo del Agua 2008.
Sin embargo, tras la finalización de esta macro operación de especulación urbanística, se mantuvo como lo que realmente es: un organismo represivo.
Disolución ya de todos los cuerpos represivos
La medida aprobada por ZEC sigue la estela de otras aprobadas recientemente por algunos de los llamados ayuntamientos del cambio como el Carmena en Madrid o el de Colau. Todas ellas son reformas estéticas, que no cambian nada ni sirven para nada. ¿Alguien sinceramente piensa, que por cambiarles el nombre y el color del uniforme estas unidades de policía local van a dejar de reprimir a jóvenes, activistas o inmigrantes? ¿Acaso cuando los “grises” franquistas pasaron a ser los “azules” democráticos, estos policías nacionales dejaron de pegar, torturar o detener a todo aquel que luche por sus derechos y contra el sistema que le oprime? Evidentemente no.
Estos ayuntamientos gobernados por estas coaliciones reformistas (lideradas por Podemos e IU), no tienen ninguna intención de disolver ninguna unidad policial. Todos en el fondo, comparten la necesidad de mantener estos cuerpos represivos, que si hace falta, como ya ha ocurrido, ellos mismos utilizan para reprimir cualquier protesta que ponga en cuestión su “fallida” política municipal.
Cuerpos, que como el de Zaragoza, se destacan por la persecución de los sectores más precarizados como el de las manteros, con trágicas consecuencias como fue el caso de Mmame Mbage, quien murió cuando era perseguido por la policía en Madrid el pasado 15 de marzo.
Solo impulsando una fuerte movilización social de rechazo a estos cuerpos y sus defensores, que exija su disolución, la constitución de comisiones de investigación conformadas por las víctimas de sus abusos y organizaciones anti-represivas y el juicio y castigo para sus agentes, podremos acabar definitivamente con estas unidades policiales que día tras día “machacan” a jóvenes, activistas e inmigrantes.