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UNAM y STUNAM. Regreso a clases: ¿“comodidad” o derechos conquistados?

La nueva declaración de AMLO sobre el regreso a las actividades presenciales en las universidades asegura que "se encuentran en sus casas cómodamente", como ya antes hizo con el magisterio nacional. En este artículo debatimos estos cuestionamientos desde las trabajadoras y trabajadores de la UNAM.

Viernes 8 de octubre de 2021

En la conferencia matutina de ayer AMLO hizo la siguiente declaración: “¿Por qué muchas universidades no regresan a clases? Está muy cómodo para quien está recibiendo su dinero y está en su casa y no corre ningún riesgo. Todo esto significa atraso. Si ya se vacuno a maestros y ya ha quedado de manifiesto que no hay riesgos, que no hay riesgos graves para alumnos ¿Por qué no se regresa a clases? Es un llamado a los sindicatos, a las autoridades y también a los estudiantes. Ya vamos a reunirnos y reencontrarnos en las aulas”.

En particular el STUNAM, firmó un acuerdo de manera bilateral con la UNAM lo que ha permitido que las y los trabajadores puedan resguardarse no por “comodidad” sino para preservar la vida y la de sus familias, al mismo tiempo que de acuerdo a cada facultad e instituto, se continuaron cubriendo los trabajos necesarios aún cuando también, como con los docentes, no se realizó el total de pagos del bono acordado por trabajos durante el semáforo rojo.

En un país donde sólo un 12.4% se encuentra sindicalizado, de acuerdo a cifras de la Secretaría del Trabajo, la mayoría de las y los trabajadores se encuentran sin un contrato colectivo y sin un sindicato que les permita la protección y defensa de sus derechos laborales como lo es regresar a los centros de trabajo preservando y garantizado la salud de las comunidades educativas.

Lo que obligo a miles de trabajadoras y trabajadores, jóvenes, comerciantes, adultos mayores, mujeres, inclusive el aumento del trabajo infantil, es que no cuentan con derechos laborales fundamentales agravándose con ello el trabajo forzoso, la pobreza y desigualdad, y en su conjunto una mayor explotación y el retroceso en las condiciones de vida de millones en el país.

Hoy trabajar, producto de las condiciones imperantes de flexibilización y precarización, se convirtió aún más que en los años previos, en una estrategia de sobrevivencia para el 90% en el país, exponiendo sus vidas como lo demuestran las dolosas cifras decesos; lo que AMLO llama “comodidad” son derechos laborales conquistados, los cuales sin duda, para garantizar un regreso seguro deben ser puestos sobre la mesa en la más amplia integración de la base trabajadora en la toma de decisiones junto a docentes y estudiantes.

Aún con ello, lo que generó la crisis educativa en México y el bajo presupuesto en educación, el que el salario de los agremiados del STUNAM no alcanza para cubrir las necesidades de las y los trabajadores y sus familias producto de la perdida del poder adquisitivo del salario y de la falta de acciones combativas para hacer efectivas las demandas de la revisión salarial, recuperando los métodos de la clase trabajadora como la huelga.

Es de decirse también que a diferencia de las percepciones salariales y económicas que tiene los miembros del comité ejecutivo o de las y los comisionados, el salario de la gran mayoría de las y los trabajadores STUNAM no les alcanza.

Justamente ahora que el STUNAM ha emplazado a huelga por un aumento del 20% y un pliego alterno de 18 puntos, como hace cada año y este miércoles iniciaran las mesas de negociación es importante poner en el centro la organización política en asambleas para que realmente esté en beneficio del conjunto de los agremiados junto a los docentes ¿por qué?

Desigualdad y precarización docente

En el caso de las y los profesores de asignatura quienes representan un 70% de la plantilla académica de la UNAM, la “comodidad” contrasta con la realidad precaria, pues no sólo no dejaron de dar clases virtuales a lo largo de la pandemia, sino que muchos de ellos y ellas, no recibieron su salario; lo que detonó el "Movimiento UNAM No Paga", contra una base estructural que tiene legalizada la precarización laboral dentro de la máxima casa de estudios.

Nos referimos a que el Estatuto de Personal Académico (EPA) y que AAPAUNAM, sindicato propatronal, han servido de sustento para que hoy exista una estructura profundamente desigual en términos de salarios y que la basificación no sea un derecho para el conjunto de las y los docentes de la UNAM. Para 2021 el salario de un profesor de asignatura A es de 400.24 pesos y B 455.04 pesos. Para ayudantes de profesor A 304.08 pesos y B 338.88 pesos.

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Cabe mencionar que los gastos para llevar adelante la educación en línea en la UNAM, como ocurrió en otros sectores de la educación, fue cubierto por el raquítico salario de docentes, quienes sostienen la educación en la universidad del nivel licenciatura, y se ven cortados por la misma estructura de la UNAM para poder participar de la investigación que se concentra justamente en los que perciben los mayores salarios junto a la “burocracia dorada”, las autoridades.

Prioridades presupuestarias del gobierno

En este contexto es importante notar que en el gobierno de AMLO aún cuando disminuyó el presupuesto para 2022 de la Sedena en 7,7% y también para las Fuerzas Armadas, la Guardia Nacional tendrá un incremento de 69.8% y se integrará formalmente el próximo año a las Fuerzas Armadas. También la Secretaría de Seguridad y Protección Ciudadana tendrá un aumento del 37% que en 2021.

A contra parte, el presupuesto educativo tendrá un crecimiento del 2.2% respecto de 2021 al pasar de 841 mil millones de pesos en 2021 a 859 mil millones para el próximo año. Particularmente en el caso de Educación Pública tiene un aumento del 4% y en el caso de las universidades de 4.4% donde resalta el mayor aumento para la Universidad del Ejército y la Fuerza Aérea (5.5%) respecto del IPN en 3.2% y para la UNAM 1.1%.

Sin embargo, para el desafío que implica el regreso a clases seguro no es suficiente este presupuesto para cubrir:

  • La adecuación y generación de infraestructura y servicios básicos como agua potable - por lo menos 31 mil escuelas de básica no cuentan con este servicio-,
  • 12 universidades se encuentran en quiebra,
  • Cobertura de insumos para higiene y seguridad así como especialistas para el seguimiento médico y de salud;
  • Para enfrentar los retos pedagógicos, la construcción de diagnósticos, la atención socioemocial
  • Y la expulsión de miles de estudiantes en las escuelas.

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Este aumento no es suficiente para igualar, por ejemplo, el gasto que se hizo en 2020, por lo que se tendrá el segundo presupuesto más bajo de la década en educación en medio de la emergencia educativa derivada de la pandemia.

El presupuesto destinado a la educación para el próximo año, contrasta con las declaraciones del gobierno para “avanzar” y regresar a las aulas ¿ A qué escenario vamos en los centro educativos y aún sin toda la población vacunada?

Las trabajadoras y trabajadores del STUNAM pudieron estar en confinamiento porque cuentan con un contrato que les permitió firmar un acuerdo de manera bilateral con la UNAM, derechos que se conquistaron con organización, movilización y lucha, donde lograron arrebatar uno de los mejores contratos colectivos de trabajo en los años 70. Y es cierto que la permanencia en el poder por décadas de los miembros del comité ejecutivo ha permitido que el sindicato pierda su función como herramienta de lucha. En nuestra perspectiva como Agrupación Desde las Bases STUNAM, consideramos que deberíamos luchar para que así sea para la mayoría de las trabajadoras y trabajadores de este país, donde muchos se quedaron sin trabajo, sin salario, no cuentan con prestaciones ni seguridad social. Este mundo no lo conoce el presidente que sí vive en la comodidad.

Ante el regreso a clases sólo la organización de la comunidad educativa, trabajadores, docentes y estudiantes puede lograr un regreso seguro. Tomando en consideración que nos enfrentamos a una nueva realidad, requeriremos estrategias de autoorganización para garantizar nuestra salud.


Mariana Morales

Socióloga UNAM - Profesora la Facultad de Economía UNAM