Tras haber sido uno de los primeros estados del país en declarar el regreso a clases presenciales desde el 19 de abril, recientemente anunciaron el retroceso a semáforo amarillo y por tanto, la suspensión de las clases presenciales. ¿Qué se muestra con esta decisión política y qué trascendencia tiene para las y los docentes del resto del país?
Jueves 27 de mayo de 2021
Las más de 137 escuelas del programa piloto para la vuelta a clases presenciales en el Estado de Campeche, habían sido una de las más grandes apuestas tanto del Gobierno Federal como del local para poner en marcha el regreso a clases en todo el país y aplicar sus llamados “protocolos de regreso seguro”, argumentando que el sector educativo estaría vacunado dentro de la entidad y la declaratoria de semáforo verde unas semanas antes.
Sin embargo, cabe preguntarse ¿Qué salió mal? La respuesta tiene que ver con la decisión de volver prematuramente a clases presenciales, lo cual implica que no toda la población del Estado se encuentre vacunada, además de un aumento en la media de contagios. Desde el 15 de mayo hasta hoy, se han registrado 300 casos nuevos, así como el registro de dos pacientes que presentan la variante hindú de coronavirus, una mutación que ha causado importantes estragos y cientos de miles de muertes en la India.
A esto se suma la cercanía del periodo electoral y la responsabilidad del gobernador interino, el priista Miguel Aysa González, quien ante la posibilidad de una tercera ola de contagios en el Estado decidió retroceder en el plan de regreso presencial. Si bien esta política fue una disposición del Ejecutivo Federal, hasta este momento, la mayoría de los gobernadores de los Estados -independientemente de su adscripción política- no habían presentado oposición, al igual que la burocracia charra del SNTE.
Ahora el panorama cambia negativamente, confirmando que no hay certeza de que volver solo con lxs trabajadorxs de la educación vacunadxs sea garantía de estar seguros en las aulas. La demostración del fracaso de esta política para la vuelta a clases fue sin duda, tras las primeras dos semanas de haber iniciado el regreso presencial en Campeche cuando el pasado 4 de mayo, se registró el caso de una docente que dio positivo a COVID-19, estando vacunada.
¿Cómo podríamos responder las y los docentes ante esta situación?
Previo al regreso a clases presenciales en el Estado a finales de abril, el Secretario General del SNTE Alfonso Cepeda, declaró que probablemente dentro del magisterio “se expresarán resistencias para volver”, esta declaración mostraba que los charros aprobaron (y lo hacen todavía) el regreso presencial en las escuelas. Pero las y los docentes comenzamos a mostrar preocupación y desacuerdo con volver de manera prematura, pues somos nosotros quienes conocemos las condiciones reales de cada una de nuestras escuelas.
Al mismo tiempo las y los maestros que ahora estamos laborando dentro de espacios virtuales, donde contactamos a estudiantes y madres de familia a través de distintas plataformas, también podemos interactuar dentro de la redes sociales entre nosotrxs y utilizarlas como herramientas de organización. La preocupación por las condiciones inadecuadas de las escuelas, es la que se manifiesta a través de las plataformas virtuales y eso lo saben los charros sindicales y el gobierno, que ahora retrocedieron en la vuelta a clases en Campeche para congraciarse con los posibles electores, sacarle ventaja a Morena y aparecer como oposición, aunque en los hechos ya habían acatado la vuelta a clases.
Esta situación muestra que aunque las y los docentes estamos entre la espada del gobierno y la pared de los dirigentes sindicales charros del SNTE, el magisterio de conjunto sigue siendo una fuerza política viva, que expresa de manera de amplia las contradicciones de la política de “Normalidad” que desean imponer desde el gobierno, con la complicidad de los charros; mientras prima la impotencia de las corrientes y sindicatos educativos que se reclaman opositores para movilizarse efectivamente contra estos planes.
Desde la Agrupación Nuestra Clase, hemos dado una modesta, pero importante muestra de que es posible organizar a decenas de docentes a nivel nacional, a través de comités y en las redes sociales, en la perspectiva de que las condiciones de regreso seguro las debemos poner las y los docentes, en alianza con madres y padres de familia.
Si esta iniciativa la retomaran las organizaciones como la CNTE, la fuerza que tendríamos para frenar esta política criminal sería otra. Por eso opinamos que deben romper ya con la tregua de facto que han mantenido con el gobierno, forjando la unidad con las madres y padres de familia, así como otras organizaciones de trabajadores.
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