Recientemente se han anunciado medidas en universidades como la UNAM y la UAM que fortalecen las medidas de control y vigilancia sobre la comunidad universitaria, ¿a qué responde esta política?
Martes 25 de julio de 2017
En el marco del aumento de la violencia en la Ciudad de México donde recientemente se realizaron narcobloqueos, como ocurre en otras ciudades del norte del país, y en medio de la preocupación de estudiantes, trabajadoras y académicas de la UNAM tras la aparición sin vida del cuerpo de Lesvy Osorio en el campus de Ciudad Universitaria, rectores y directores de la UNAM y la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM) han anunciado medidas securitarias a implementar en las escuelas.
Militarización en el país y guerra contra el narco ¿en las universidades?
Con un discurso que intenta dar salida al enorme problema de la violencia que vive el país a partir de aumentar el control y la vigilancia en las universidades, los funcionarios (ligados a partidos como el PRI o el PRD en muchos casos), intentan reproducir la “estrategia” del gobierno federal para “combatir” al narcotráfico al interior de las escuelas.
Esta estrategia ya ha costado la vida de miles y miles de personas. Actualmente ciudades como Reynosa, en Tamaulipas, donde hay un virtual toque de queda para la población, lo mismo en ciudades de Veracruz, Sonora o Durango.
La violencia que ha sido desatada con la política de “guerra contra el narco”, la cual es incitada y saludada por el gobierno de Estados Unidos, ha aumentado exponencialmente la cantidad de asesinados, desaparecidos y desplazados en distintos estados, así mismo el feminicidio se ha incrementado un 800% en todo el país.
Todos los partidos al servicio de los empresarios tienen acuerdo preservar a las fuerzas armadas, en militarizar las policías para disciplinar a la población y la posible acción de la clase trabajadora contra las medidas antiobreras del gobierno.
Ahora se busca llevar esta forma de “enfrentar la inseguridad” a las universidades, avanzando en las medidas discutidas por la Asociación Nacional de Universidades e Instituciones de Educación Superior (ANUIES).
En la UAM se anuncia el uso de drones y torniquetes que ha generado un fuerte descontento en la comunidad comenzando por los trabajadores del SITUAM; en la UNAM la instalación de cámaras y rejas, así como el “apoyo” de policías en las entradas de los campus es cuestionado tanto por académicos y trabajadores de base del STUNAM como por la base estudiantil.
La experiencia del Instituto Politécnico Nacional (IPN)
En la huelga del 2014 en el IPN donde se echó para atrás el intento de modificación del reglamento interno y se obligó a renunciar a la directora general, los estudiantes incluyeron en sus demandas expulsar a la Policía Bancaria e Industrial (PBI) de las instalaciones del Instituto, aunque con el desvío de la lucha en una promesa de Congreso Nacional Politécnico esta demanda no pudo concretarse.
Esto logró ser un consenso dentro del movimiento pues se evidenció claramente que este cuerpo policiaco en durante la huelga funcionó para espiar y amedrentar a los participantes del mismo. En distintas ocasiones se denunció el actuar de la policía que era utilizada por las autoridades para intentar derrotar a decenas de miles de estudiantes y profesores que se levantaban en defensa del IPN, muchas veces solapando y protegiendo a grupos porriles que amedrentaban a los estudiantes que participaban del movimiento.
Por otro lado, mientras las rejas y las cámaras funcionan en las escuelas, los porros en distintas escuelas vocacionales y superiores operan con tranquilidad y son ocupados por directores y funcionarios para amedrentar a estudiantes organizados. Pero no solo eso, aún con la PBI adentro, hace un año fue asesinado un estudiante al interior del Instituto.
Vigilancia ¿para qué?
Los huelguistas que defendían la educación pública en la UNAM en 1999 al tener acceso a los archivos de las autoridades universitarias comprobaron e hicieron pública la forma en la que las cámaras colocadas en el campus universitario servían para vigilar y ubicar a los principales activistas en las escuelas.
Más recientemente, estudiantes de la Facultad de Filosofía y Letras de la UNAM en 2014 denunciaron la forma en que las autoridades realizaban grabaciones y vigilaban las asambleas estudiantiles en apoyo a Ayotzinapa. Claramente esta realidad no se restringe a esta escuela.
Mantener el control en las universidades es muy importante para un gobierno y un régimen tan antidemocrático como el mexicano, por ello las medidas securitarias que se toman so pretexto del nivel de inseguridad que aumenta irán destinadas a mantener el control de grupos políticamente activos en las universidades.
Para hacer frente realmente a la descomposición social que avanza y que se traduce en disputas entre cárteles del narcotráfico, muerte y violencia, hace falta poner en pie un movimiento estudiantil organizado desde abajo, vinculado a trabajadores de base y académicos y con independencia política de las autoridades universitarias y el gobierno, que discuta qué tipo de universidad queremos.
Al mismo tiempo hay que cuestionar de raíz la forma en la que es enfrentado en problema del consumo de drogas para romper con la visión de tratar este tema como un problema de “seguridad nacional”, para avanzar a abordarlo como un tema de salud pública, exigiendo la legalización de todas las drogas y la desmilitarización inmediata.
Los socialistas proponemos abrir este debate en las universidades, para discutir la necesidades de la legalización de las drogas (empezando con la mariguana) y la forma en la que se generan las condiciones necesarias para que la juventud no caiga en las redes del narcotráfico el cual, operando con total impunidad y con evidentes vínculos con jefes policiales y partidos políticos empresariales, recluta jóvenes que no tienen oportunidades de estudio o de trabajo digno. Así enfrentaremos realmente la inseguridad, no con cámaras, policía y represión.