En el marco del debate público que hemos abierto desde La Izquierda Diario para discutir qué hacer frente al plebiscito del 26 abril, diversas posiciones se han expresado. Reproducimos a continuación una columna escrita por Ricardo Rebolledo de nuestra Redacción de La Izquierda Diario en debate con la columna de Simón Agüayo
Miércoles 11 de marzo de 2020
Revisa aquí la nota con la que se debate en esta columna: Qué hacer el 26 de Abril para construir desde las bases
Revisa aquí la nota con la que se debate en esta columna: Qué hacer el 26 de Abril para construir desde las bases
El llamado al pueblo a replantearse ir ciegamente detrás del apruebo y de la convención constituyente, a través de sus territorios y organizaciones como menciona el compañero Agüayo, es clave para pensar los caminos que se abrieron tras la revuelta popular del 18 de octubre.
Pero es desde allí donde no puedo estar de acuerdo en restringir el actuar político del llamado pueblo, a la que es una decisión táctica sobre si aprobar, o llamar a un boicot, o simplemente anular, digo táctica, porque considerar el plebiscito un aspecto estratégico de la lucha popular seria errado.
La política en general esta llena de decisiones tácticas, que es por lo mismo que deben ser aprovechadas para avanzar estratégicamente, o de mínima en una situación adversa permitir retroceder ordenadamente con el mayor resguardo de fuerzas.
Este caso no es distinto, “El acuerdo por la paz y una nueva constitucion” no fue un acuerdo tomado por las grandes mayorías populares, estamos de acuerdo, sino un salvataje de un régimen que hace menos de 48 horas había vivido una huelga general con una amplia adhesión, incluso con sectores estratégicos de la economía interviniendo como los portuarios, y que incluso hizo sentarse a la misma UDI.
Rechazar el acuerdo y el plebiscito de ya me parece totalmente valido, incluso valiente ¿porque se habría de confiar en un régimen montado sobre la herencia de una dictadura, y que ahora valga la redundancia, ese mismo régimen ofrezca una salida pactada entre quienes lo sostienen?
Pero partiendo desde allí, ¿Qué hacer? o quizá la pregunta sería ¿Cómo vamos por una tercera alternativa que represente los intereses populares?
La abstención, tiene la debilidad de restarnos del principal debate actual, y de dejarle la política en bandeja al reformismo y todas las corrientes actuantes que marchan ciegamente detrás del acuerdo y de ya del apruebo, sin dejar opciones para alternativas que combatan las ilusiones que por ejemplo el Frente Amplio y el Partido Comunista alimentan.
No hacerse parte de este debate, o peor aún, restringirlo solamente a que hacer ante la urna, como plantea nuestro invitado a estos debates abiertos por LID, es paralizar innecesariamente toda la experiencia que vienen haciendo millones con todas estas mediaciones (como el FA o el PC), y que han visto su actuar estos últimos meses, pero que no terminan romper las ilusiones que estos mismos les presentan por no tener otras alternativas actuantes.
Por eso, para acompañar toda la experiencia que harán grandes masas en el plebiscito, y buscando no dejarles en bandeja ese terreno a los partidos empresariales o al reformismo, es que votamos en contra de la herencia de la dictadura.
Pero al mismo tiempo planteamos con claridad y centralidad las trampas del proceso constituyente, y buscamos que el plebiscito pueda usarse como un punto de apoyo para luchar por una AC Libre y Soberana: por eso anulamos en la segunda papeleta, para mostrar una tercera alternativa, que tenga como eje fundamental el fortalecer la verdadera lucha del pueblo trabajador, que estará en las calles, con sus métodos, en el paro y la huelga, y que la conquista de una Asamblea Constituyente Libre y Soberana y no las Convenciones, pasaran necesariamente por derrotar a este régimen y sus partidos.