De madrugada, el 23 de noviembre, la Guardia Nacional comandada por el gobierno federal, desalojó el plantón de San Pedro Apatlaco que impedía la reactivación de las obras de la planta termoeléctrica de Huexca conectada con la planta de tratamiento de aguas residuales de Cuautla.
Domingo 29 de noviembre de 2020
Ésta, no es la primera represión de la “fuerza armada presidencial”, signadas por la violencia e impunidad desde su creación, siendo los principales responsables de violaciones de DDHH e implicados en, por lo menos, 25 asesinatos de defensores ambientales. Sus víctimas son: pobladores humildes, migrantes, mujeres, trabajadores, jóvenes y, particularmente, las poblaciones organizadas en defensa de los recursos naturales y contra los megaproyectos. Basta recordar el reciente asesinato a sangre fría de Jesica y Jaime, el 8 de septiembre en Delicias, Chihuahua, activistas de la dura lucha por la presa La Boquilla.
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En el caso de Morelos, el actual gobierno persistente en desconocer los diecinueve amparos vigentes en defensa del agua del Río Cuautla, avanzó con la represión generando mayor desconfianza y amplio descontento de ejidatarios y habitantes afectados, quienes realizaron una asamblea en las afueras de la Asociación de Usuarios del Río Cuautla (ASURCO), desde donde se administra el agua de los ejidos de la zona.
Recordemos que, los pobladores de Ayala y Tlaltizapan, mantenían este bloqueo desde hace 4 años, tiempo en el que no han encontrado solución a sus reclamos, dada la cerrazón, tanto del gobierno del sexeño anterior como del actual.
De inmediato, luego del violento desalojo, se reactivó la obra del acueducto, colocando paredes de lámina para evitar que los pobladores pudieran recuperar el plantón.
Ante esta situación, desde la Asamblea de Amilcingo, decidieron instalar otro plantón en las afueras de las oficinas de ASURCO, donde desconocieron a Rogelio Plascencia, director de la entidad, dado que, desde su asunción hace un año, nunca ha dado información del proceso a los pobladores ni ha convocado a asamblea para definir un plan de acción. Así mismo, definieron desconocer también a los ejidatarios que, hasta el momento, tampoco se han pronunciado contra el acueducto.
La Asamblea de ejidatarios en conflicto, que reúne a pobladores y ejidatarios de diferentes zonas afectadas, contempla entre su plan de lucha, el cierre de las principales carreteras de la región, entre las que destacan la Autopista del Sol –en especial los tramos que llevan rumbo a Oaxaca y Puebla– y la autopista Siglo XXI; esto en respuesta a la reactivación del acueducto que se encuentra a marchas forzadas para terminar, supuestamente, en 15 días.
La gravedad de la situación también reside en que, en estos momentos, los pobladores de San Pedro Apatlaco se encuentran ante un bloqueo, por parte de las empresas constructoras, al acceso al Río Cuautla y calles aledañas, limitando el paso para los habitantes a sus propios hogares y terrenos en múltiples comunidades.
Por ello, los habitantes de las zonas afectadas se han pronunciado en franca resistencia, organizados de manera independiente ante las medidas del Estado en su contra, ya que han denunciado profundas afectaciones ambientales y sociales en la región.
Luego del aparatoso desalojo del Gobierno de la 4T a través de su Guardia Nacional, las denuncias de activistas en resistencia no se hicieron esperar. Jaime Domínguez Pérez, integrante del Frente de Pueblos en defensa de la tierra y el agua, a través de sus redes sociales denunció:
“Es lamentable que, a pesar de que Andrés Manuel, después de que prometió en campaña cancelar la termoeléctrica, hoy con toda ilegalidad, con 20 amparos aun, con una resolución importante y algunos con suspensión provisional, mande a la Guardia Nacional y es importante decir que, así como Madero traicionó a Zapara, él ha traicionado al pueblo.”
No los frenaron, continúan las acciones en la zona
Este sábado 28, se realizó una marcha pacífica convocada por Ejidos de Ayala en defensa del agua. La misma, salió a las 9am desde el Plantón en ASURCO, Ayala, pasando por la Plaza de la Revolución del Sur en Cuautla y finalizando en las Obras del acueducto del Río Cuautla. El mismo día, pero a las 10.30am en la Revolución del Sur en Cuautla, la misma organización zonal también tenía previsto organizar un “Encuentro de coordinación de las luchas del país”, como lo denominaron, del que esperamos informar a la brevedad en las páginas de nuestro diario.
Implicaciones del Proyecto Integral Morelos (PIM)
El proyecto es la punta de lanza para la “industrialización” del oriente de Morelos y diversas zonas de Puebla y Tlaxcala, pero que también conecta al Atlántico con el Pacífico dando salida, fundamentalmente, a las exportaciones en el ramo automotriz que contemplan el acaparamiento de las comunidades y el despojo del agua.
Dicho proyecto integra el desarrollo de una termoeléctrica y un gasoducto que atraviesan más de 60 comunidades campesinas de los tres estados antes mencionados, además de un acueducto para transportar diariamente más de 50 millones de litros de agua del Río Cuautla para la extracción de oro y otros minerales como plata, cobre, zinc, manganeso y fierro, entre otros.
Una salida independiente: unidad obrera y campesina
Lo que en realidad necesitan los habitantes y campesinos de estos estados es que las decisiones que se tomen respecto del uso y reparto de bienes naturales como la tierra y el agua, sean suyas y en pro de las futuras generaciones y de las necesidades actuales, independientes de los intereses de las autoridades que gobiernan para las trasnacionales.
Los acuerdos entre los pobladores de la zona, tomados de forma independiente del estado, sus funcionarios y las transnacionales expoliadoras, son los que pueden garantizar sus demandas en defensa de la tierra, el medio ambiente y la vida en general de la población, para asegurar su supervivencia. Al mismo tiempo que, al ser la tierra y el agua fundamentales para el sustento de la población del campo y la ciudad, los conflictos por estos recursos nos involucran a todos y todas, obreros, campesinos y población en general, lo que vuelve necesario que multipliquemos la organización en su defensa, para beneficio de las mayorías.
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