La autoridad monetaria vendió este viernes otros U$S 95 millones. Persiste la pérdida de dólares, hay una sangría por el aumento de importaciones, la fuga de capitales, los pagos de la deuda y los envíos de ganancias a sus casas centrales que realizan las empresas extranjeras.
Viernes 5 de agosto de 2022 17:49
El Banco Central vendió este viernes U$S 95 millones, y perdió en la primera semana de agosto cerca de U$S 700 millones para contener la suba del dólar y para el pago de importaciones de combustibles. Los especialistas advierten que el saldo neto acumulado en el año pasó a terreno negativo y ya supera los U$S 100 millones.
La entidad monetaria debió realizar ventas en el segmento de contado (spot) por octava sesión consecutiva, a pesar del volumen operado del orden de los U$S 470,8 millones en el día.
El especialista Gustavo Quintana explicó al diario Ámbito que "la demanda destinada al pago de importación de energía y combustible mantuvo un significativo protagonismo en toda la semana, justificando en gran parte el sacrificio de reservas que tuvo que hacer el Banco Central en el inicio del mes".
La pérdida de dólares se produjo a pesar de las nuevas medidas del Banco Central, una para promover el ingreso de fondos del exterior para prefinanciar exportaciones y otra para habilitar el acceso a cuentas dollar linked a todas las exportadoras que adelanten liquidaciones más de 30 días respecto del plazo obligatorio.
El dólar solidario, que incluye el 30% del impuesto PAÍS y el 35% deducible del Impuesto a las Ganancias y de Bienes Personales, subió 5 centavos hasta los $230,82, y el dólar blue aumentó a $293. El mayorista, en tanto, finalizó la jornada en $ 132,89, marcando un alza de $ 0,25, con lo cual mantiene el ritmo de devaluación diaria que registró en las últimas semanas.
Los anuncios oficiales fueron insuficientes para las patronales que esperaban una devaluación o un desdoblamiento cambiario. Las medidas del gobierno no frenan la sangría de dólares del país. La falta de divisas se debe al aumento de las importaciones, en especial de la energía, producto de una estructura económica atrasada, los pagos de la deuda, la fuga de capitales, y los envíos de ganancias a sus casas centrales que realizan las empresas extranjeras.
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