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Red Internacional
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REUNIÓN TORRA-SÁNCHEZ. Reunión clave para estabilizar la legislatura de unos y ganar las elecciones catalanas para otros

Al final la reunión entre Quim Torra y Pedro Sánchez se ha llegado a celebrar. Mucho diálogo mientras cada uno barría para su “casa” sin espantar al otro.

Jueves 6 de febrero de 2020

Mientras Sánchez le daba la mano a Torra, pensaba en todos los gestos ensayados en pos de la aprobación de los Presupuestos Generales del Estado. Por su parte el mandamás catalán estaba pendiente de los presupuestos propios y de la gestualidad de cara a las próximas elecciones catalanas. Dos guiones diferentes puestos en una misma sala, una misma mesa.

El encuentro estuvo fuertemente custodiado por un operativo organizado entre Mossos d’Esquadra y Policía española (igual que la represión del 14O). La Plaça Sant Jaume ha estado blindada contra cualquier acto de protesta. De hecho, un grupo de activistas de los CDR han sido encapsulados, identificados y expulsados cuando estaban parodiando la mesa del diálogo entre ambos gobiernos. Tan solo unas pancartas se podían ver en un extremo.

Durante los días previos, desde el PSOE, trataron de enfriar las expectativas para éste encuentro. Que no habría acuerdos inmediatos, que se iniciaba un largo proceso, etc. Más o menos lo que Sánchez ha informado con posterioridad. Entre lo más concreto ha destacado que la “Mesa de diálogo” se reuniría en el transcurso de éste mes y una invitación a que las autoridades catalanas participen del Consejo de Política Fiscal y Financiera. Esperanza, reencuentro y diálogo fueron palabras repetidas sucesivamente.

Por su parte, Torra ha constatado que “sobre el ejercicio del derecho de autodeterminación, el gobierno español no se ha movido”. Seguramente, no es una novedad. Pero esto es una estacada sobre la estrategia de Esquerra Republicana con la “mesa de diálogo bilateral”. Torra también pidió que todas las reuniones que se hagan estén encabezadas por los dos presidentes. Una forma de golpear a Esquerra y mantenerse como la voz cantante de los catalanes. A ver quién queda mejor parado para disputar las elecciones autonómicas.

Cierto es que Pedro Sánchez ha tratado de descafeinar la venida a Barcelona. De hecho, ha preparado reuniones con la PIMEC, Foment del Treball, con la alcaldesa Ada Colau y otras organizaciones. Y más en esa dirección Sánchez ha afirmado que “queremos que la comisión bilateral pueda reunirse el mes de febrero liderada por la ministra de Política Territorial y Función Pública”. Sin duda, el líder del PSOE se siente mejor tratando con la gente de Esquerra Republicana y trata de apartar a Torra.

Pedro Sánchez llevó un documento con 44 propuestas sobre diferentes temas. Sin embargo, ésta reunión estaba convocada para abrir un diálogo que solucione el conflicto político entre el Estado español y Catalunya. Cuestión que demuestra que el Gobierno español no tiene intención de dar respuesta a las demandas democráticas del movimiento independentista catalán.

En este “juego” a tres bandas, hay un delicado equilibrio que buscan preservar JxCat, Esquerra y el PSOE. JxCat comparte con Esquerra la voluntad de aprobar los presupuestos catalanes, pero al mismo tiempo hay una pelea pública por ver quien se sienta en el Palau después de las próximas elecciones. Esquerra espera hacerlo con una postura dialogante con el PSOE y quizás con un Tripartit. Y el PSOE busca aprobar unos presupuestos que le den estabilidad y superen los presupuestos prorrogados de Montoro.

Hay posibilidades de que éste equilibrio se mantenga por unos meses, porque se da una “ventana de necesidades” entre los tres actores: aprobar los presupuestos catalanes y los del Estado. Se necesitan como el pez al agua. Por ello es que Sánchez haya hablado tanto de diálogo y Torra se haya prestado a seguir estas reuniones.

Pero éste delicado equilibrio, corre peligro de ser dinamitado por la ultra derecha y la derecha ultra. Tanto el PP de Casado, como Ciudadanos y Vox amenazan a ir continuamente a los tribunales. Los votos que no han podido ganar en las elecciones pretenden suplantarlos con la decisión de un puñado de jueces que decidirán por todos. Jueces que, por otra parte, proceden de las familias franquistas del Tribunal de Orden Público.

El Régimen del 78 (el llamado “Deep state”, en realidad franquismo imperante) está actuando con todas sus fuerzas desde el poder judicial y el aspaviento de las derechas extremadas. Ya sea a través del Supremo, ya sea a través de la Junta Electoral; el Régimen del 78 trata de hundir a los dirigentes catalanes de Junts per Catalunya y de Esquerra Republicana. Y, de retruc, también hacen tambalear al precario gobierno de coalición PSOE-UP.

Es posible que todas estas maniobras sirvan para fortalecer al Gobierno de Pedro Sánchez. Seguramente beneficiarán a una de las dos formaciones soberanistas que se disputan ocupar la Generalitat los próximos cuatro años. Pero lo que es claro es que ninguna sirve para pactar un referéndum de autodeterminación y menos aún para desenterrar el mandato popular del 1O. Para ejercer el derecho a decidir no hay más alternativa que recorrer un camino independiente de la burguesía, sea la española o la catalana, y de sus representantes políticos.

El movimiento independentista se encuentra en una encrucijada. O Esquerra Republicana y Junts per Catalunya lo llevan a pactar con el mismo Régimen que oprime a Catalunya, y a todos los pueblos del Estado y los trabajadores; o el pueblo catalán junto a los trabajadores rompe con sus direcciones para combatir el Régimen del 78 en vías de ejercer el derecho de autodeterminación y comenzar a resolver los problemas sociales que persisten como la precariedad, la carestía de la vida, etc.