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Red Internacional
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Historia. "Revuelta de la chaucha” de 1949: ejemplo combativo para enfrentar alza del transporte público

En un nuevo ataque a los trabajadores, el gobierno de Bachelet acaba de subir el pasaje del Metro en $20 horario punta. Indignación y malestar. Llamados a “evadir” y protestar. Aquí, el ejemplo combativo de obreros y estudiantes que hace más de 66 años atrás protagonizaron la gesta de la “revuelta de la chaucha”

Pablo Torres

Pablo Torres Comité de redacción La Izquierda Diario Chile

Martes 16 de febrero de 2016

El aumento del transporte público, ayer y hoy

Pésimo transporte para el pueblo trabajador. Precio del pasaje de los más caros en América Latina. Millonarias ganancias de los empresarios del transporte subsidiados por el Estado. Obreros del transporte con bajos sueldos, precarización, malas condiciones de trabajo y súper-explotación. Campañas contra la evasión de la juventud. Así, quedó en 740 pesos el metro horario punta, mientras los sueldos congelados, los precios suben, y con la desaceleración inician los despidos. Como informamos aquí, ante llamados en redes sociales a “evadir” y protestar, un enorme despliegue de Fuerzas Especiales buscó resguardar el metro. Un nuevo ataque al bolsillo de los trabajadores y el pueblo. El gobierno supuestamente “progresista” de Bachelet (apoyado por el Partido Comunista), muestra así una vez más, que responde a los intereses de los grandes empresarios.

La “revuelta de la chaucha” de 1949: ejemplo de unidad combativa de obreros y estudiantes

1946. Llega al gobierno el radical Gabriel González Videla. Con el apoyo del Partido Comunista (PC), en su histórica política de alianza con políticos empresariales supuestamente “progresistas”, Videla prometía un gobierno de reformas y cambios. Lejos de ello, rápidamente giró a una alianza con la derecha y el imperialismo norteamericano. Corrían los tiempos de la guerra fría y ya en 1948 transformó al propio PC en su enemigo mediante la “Ley de Defensa Permanente de la Democracia” o llamada “Ley Maldita”, proscribiendo y persiguiendo a su militancia.

En 1949, el 15 de agosto, el Director General de Transporte y Tránsito Público, general Oscar Reeves, decretó un alza en las tarifas de la locomoción pública, de 20 centavos (popularmente conocido como “una chaucha”). De 1 peso a $1,20 en los autobuses y tranvías, y $1,60 los microbuses y trolebuses. Con persecución y ataques al pueblo trabajador, se caía su máscara “progresista”. Pero obreros, empleados y estudiantes no se dejaron atacar. Así inicia la “revuelta de la chaucha”.

El 16 y 17 de agosto de ese año se desencadenaron en la ciudad de Santiago violentas protestas y manifestaciones contra el alza del pasaje. “Micros a un peso” fue la consigna que levantaron estudiantes y trabajadores. Desde la Universidad de Chile, los estudiantes encabezaron las manifestaciones. Apoyados por obreros y empleados organizados en la JUNECH (Junta Nacional de Empleados de Chile) cortaron calles, levantaron barricadas, marcharon, incendiaron autos, volcaron micros, derribaron tendido eléctrico, destruyeron vitrinas y se apedrearon fábricas.

El 17 de agosto fue una convulsión total en las calles del centro de Santiago. Miles de estudiantes y trabajadores, apoyados por decenas de miles de transeúntes marchaban gritando su consigna. Desbordando al gobierno, enfrentaban en las calles el alza del transporte público. Ante la subversión, la Intendencia y La Moneda cerraron sus puertas.

El vespertino “Las noticias de última hora” habló de “asonada obrero-estudiantil”. El reaccionario diario El Mercurio señalaba: “Bochornosos incidentes se registraron ayer en diversos sectores de la capital (…) Desde mediodía estudiantes ayudados por otros grupos iniciaron una enérgica acción contra los autobuses (…) Grupos universitarios organizaron ayer diversos actos de protesta por el alza de las tarifas de los servicios de autobuses y buses destinados a la locomoción colectiva. Los manifestantes iniciaron un desfile al mediodía, avanzando hasta la Plaza de Armas y luego se repartieron por las calles Catedral, compañía, Bandera, Morandé, Teatinos, San Antonio, Huérfanos, Agustinas, Ahumada y Moneda. Los estudiantes iniciaron el desfile pidiendo la derogación de la medida que autorizó el alza de las tarifas, pero luego algunos elementos exaltados empezaron a atacar a los microbuses, lanzando piedras al paso de dichos vehículos por el centro de la ciudad. Esta iniciativa se generalizó y extendió rápidamente a otros puntos...”.

Mientras el Ministro de Educación amenazaba con cancelar la matrícula a los alumnos que no concurran a sus colegios, el gobierno respondió con una durísima represión, a la vez que González Videla pidió al Congreso “facultades extraordinarias”. La policía, con armas de fuego, custodiaba las micros y los empresarios del transporte las retiraban de las calles. Sobrepasados, el gobierno llamó al Ejército a intervenir. Los soldados dispararon fusiles y ametralladoras contra los manifestantes. Se llega a hablar de 30 muertos y cientos de heridos producto de la feroz represión.

El 18 de agosto durante la mañana, el Presidente radical da marcha atrás al decreto de aumento del transporte y rebaja el transporte escolar.

El filósofo y escritor Albert Camus, en una gira Latinoamericana por Brasil, Argentina y Chile, se encontraba en Santiago haciendo una conferencia en el Instituto Chileno Francés de Santiago. Anota en su diario, que aquel “Día infernal” “La tropa con casco y armada ocupa la ciudad. A veces dispara al blanco. Es el estado de Sitio. Durante la noche oigo disparos aislados”. “Día de disturbios y revueltas. Ya ayer hubo manifestaciones. Pero hoy esto parece un temblor de tierra”.

¿Qué hacer para enfrentar el alza?

La “revuelta de la chaucha” plantea varias lecciones. Primero: la importancia de la unidad obrero-estudiantil. Esta alianza “explosiva” fue clave para enfrentar el ataque del gobierno. Con enorme apoyo popular, fue esta unidad la que imprimió un nuevo carácter a la lucha. Lejos de la “colaboración” o alianza con gobiernos empresariales, es ésta unidad la que puede plantear la defensa frente a los ataques y permitir una confluencia hacia la conquista de nuestras demandas. Esa unidad combativa es la que hoy temen los empresarios, el régimen y sus partidos. Segundo: esa unidad fue en las calles, con métodos combativos de lucha, sin confianza en los métodos parlamentarios ni en el gobierno de la época. Tercero: que ningún gobierno empresarial, por más que se precie de “progresista”, podrá otorgarnos nuestras demandas. Igual que ayer, mientras prometen “reformas”, nos atacan aumentando el transporte y negocian cualquier demanda con los corruptos parlamentarios, que defienden la herencia de Pinochet. Por eso, hoy como ayer, la política de conciliación con el “progresismo” burgués (como la que lleva el Partido Comunista), sólo sirve para encubrir la defensa de los intereses de los grandes empresarios, en este caso del transporte.

Lejos de la parálisis de las actuales dirigencias burocráticas del movimiento obrero y estudiantil, hay que organizarse para exigir que las organizaciones estudiantiles y sindicales convoquen a la lucha y la organización contra el alza del transporte público, sin confianza en las autoridades, y para conquistar nuestras demandas. Sólo una política independiente de los empresarios y sus partidos, de unidad combativa en las calles, de alianza de los trabajadores del transporte y de numerosos sectores junto al movimiento estudiantil podrá detener estos ataques y permitirnos pasar a la ofensiva. La revuelta de la chaucha es, en este aspecto, fuente de numerosas lecciones para el presente.

(1) JUNECH (Junta Nacional de Empleados de Chile) era un frente de unidad sindical entre amplios sectores: ANEF, CEPCH, ANES, FEDACH, Asociación Nacional Empleados Municipales, Federación Industrial Ferroviaria, Asociación Empleados Administrativos de Beneficiencia. El sindicalista Clotario Blest jugaría un importante rol en esta unidad. Tras la “revuelta de la chaucha”, se formaría el Comité de Unidad de Obreros, Empleados y Estudiantes, que además sería el antecedente directo de la formación de la combativa Central Única de Trabajadores (CUT) de 1952.


Pablo Torres

Dirigente nacional del Partido de Trabajadores Revolucionarios (PTR). Autor y editor del libro Rebelión en el Oasis, ensayos sobre la revuelta de octubre de 2019 en Chile, Edición Ideas Socialistas, 2021.

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