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Red Internacional
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Tribuna Abierta. Río 2016: cuando los laureles se vuelven espinas

Un balance del desempeño de la selección de fútbol en los Juegos Olímpicos, la gran espina entre los muchos laureles que arroja como saldo la delegación argentina.

Martes 23 de agosto de 2016

Unos nuevos Juegos olímpicos finalizaron: se apaga la antorcha olímpica en Brasil y se volverá a encender en Tokio allá por el 2020.

Muchos desafíos para la delegación argentina se cumplieron, se trajo tres medallas de oro (Paula Pareto en judo, César Lange y Mariana Carranza en vela y “Los Leones” en hockey masculino) y una presea de plata, obtenida por Juan Martín Del Potro en tenis.

Además de las consagraciones nacionales, también hubo grandes sorpresas como el equipo de vóley masculino, que ganó su grupo relegando a selecciones poderosas como Rusia, Polonia y Cuba a puestos inferiores, y cuyo sueño de alcanzar alguna medalla quedó truncado en cuartos de final al caer 3 a 1 contra Brasil.

A la cadena de logros y sorpresas también se sumaron los ciclos terminados, como el de Emanuel Ginóbili, que con sus 39 años le dijo adiós a la “Legión Dorada”, la Selección Nacional de Básquet, la cual supo llevar a la gloria en los JJ. OO de Atenas en el año 2004 obteniendo la tan ansiada medalla dorada.

No fueron todas rosas para el deporte argentino, ya que siempre se encuentran con espinas, estas espinas son nada más ni nada menos que el deporte más popular de nuestro país: el fútbol.

Un nuevo fracaso futbolístico a nivel nacional dejó estos juegos olímpicos, una vez más el fútbol dejó truncado el deseo de traer una nueva medalla para estos pagos. Esta vez, el equipo fue eliminado en primera ronda. Cabe destacar que nuestro seleccionado de fútbol cuenta con un gran poderío en sus jugadores, que son grandes estrellas en las mejores ligas del planeta. Jugadores como Lionel Messi, ganador de cinco balones de oro, Sergio Agüero, Gonzalo Higuain destellan su gran juego por todo el globo.

Sin embargo, una nueva desilusión olímpica tuvo lugar en Río producto de una mala gestión de la Asociación del Fútbol Argentino (AFA), que debería velar por poner al fútbol nacional en los puestos de vanguardia. Pero gestiones como la de Luis Segura, hijo del grondonismo fueron las culpables de las debacles futbolísticas.

En primera medida se erró al dejar ir a Gerardo Martino de la dirección técnica del seleccionado mayor, cuando faltaban tan pocos días del puntapié inicial en Río. Este hecho dejo un vacío en el equipo que debió llenarse en muy poco tiempo.

Por otro lado, se llamó a Julio Olarticochea, campeón del mundo en México ´86, que contaba con poca experiencia de dirigir selecciones juveniles, para que se ponga el traje de bombero para tratar de apagar el incendio que internamente se estaba generando. El “Vasco” tuvo que “poner el pecho” frente a las piedras que le tiraban los grandes clubes al negarle la cesión de baluartes de su probable equipo. Figuras como Dybala, Funes Mori, y hasta el tan cuestionado Mauro Icardi no fueron parte del plantel que viajó a los JJ.OO.

Pese a todo, Olarticochea dio la lista de los 18 jugadores que buscarían conseguir alguna presea en el mayor evento deportivo a nivel mundial. En su primer entrenamiento contó con tan sólo ocho jugadores. Sí, tan sólo ocho jugadores, ya que la mayoría fue llegando al predio de Ezeiza en el correr de la semana debido a compromisos con sus respectivos clubes.

Luego de varios días de arduo entrenamiento, probando diferentes tácticas, que si 4-4-2 que si 4-3-3, el plantel partió hacia EE. UU lugar donde jugaría partidos amistosos antes de tocar suelo brasilero.

El tan ansiado debut olímpico fue ante Portugal con un 0-2 en contra cuyo resultado fue como un baldazo de agua fría para los dirigidos del “Vasco”. El segundo partido fue un 2-1 contra Argelia a favor del combinado albiceleste. Resultado que apaciguó las aguas en el equipo.

El último partido de la primera ronda fue contra Honduras, cotejo en el cual el equipo nacional se veía obligado a vencer a su rival si quería pasar a los cuartos de final, ya que el empate beneficiaba al conjunto centroamericano por diferencia de gol.

Tras grandes momentos de búen fútbol con buenos toques y atajadas a lo “Chiquito Romero” por parte del arquero Gerónimo Rulli, el duelo termino 1 a 1; con ese resultado se fueron las ilusiones de todo el plantel y de todo el pueblo argentino por obtener alguna medalla.

De este nuevo traspié la única responsable y culpable es la AFA que con sus decisiones equívocas abortó el sueño de la gente, que deberá esperar hasta el mundial de fútbol de Rusia 2018 para encender de nuevo la esperanza de poder festejar algún título, mientras que el neo grondonismo se perpetúa en el poder dejando que el sol se muera y no parece importarles.