El pasado 21 de abril, el intendente y autoridades del gobierno provincial inauguraron en Río Gallegos, el monumento a los pueblos originarios de la región. Una supuesta reivindicación a los derechos humanos de todas las comunidades ancestrales que habitaron la Patagonia. Pero de igual manera, también conmemoran al genocida de la Conquista del Desierto, Julio Argentino Roca y al Barco Villarino, que secuestró al Cacique Orkeke.
Sábado 23 de abril de 2022 20:38
El intendente de la ciudad de Río Gallegos Pablo Grasso, junto a otras autoridades del gobierno provincial de Santa Cruz, inauguraron el monumento a “Los Derechos Humanos de los Pueblos Originarios”, en la Plaza San Martín. En su discurso, plantearon un respeto a la diversidad de quienes habitan la ciudad capital.
Sin embargo, mientras se desarrollaba el acto, se acercaron representantes de varias comunidades originarias, como Doña Visitación Loncón de la comunidad Kiñe Rakizuan, la comunidad Calfu Cume Mongen y la agrupación Originantes Hacia el Sendero Ancestral, para expresar su disconformidad con la intendencia y el gobierno provincial. Portaban carteles con críticas a la gestión y al principio del acto, no se les permitió criticar a las autoridades gubernamentales. Una vez que se fueron los medios de prensa, pudieron usar el micrófono, para que no tuviera trascendencia pública.
Allí leyeron un documento, manifestando sus reclamos a la Municipalidad de Río Gallegos y al gobierno provincial de Alicia Kirchner. A continuación, reproducimos el contenido de dicho documento:
“Mari mari kompuche. Waeinguesh. Buenos dias. Este 19 de abril se conmemoró el Día de los Derechos de los Pueblos Originarios.
Hoy se inaugura este monumento que muestra no solo algunos símbolos propios de nuestra identidad, sino sobre todo la gran contradicción que tiene esta gestión municipal con nosotres, los pueblos originarios ya que se han llevado a cabo acciones sin tener en cuenta nuestras solicitudes, ni siquiera haber respondido a ellas.
El 4 de febrero de 2021 la municipalidad recibió una nota por parte de las comunidades de pueblos originarios de la provincia de Santa Cruz, incluso fue firmada por el hermano Jorge Alvarado Yatel, que ya no está entre nosotros físicamente. En ésta se solicitó la remoción definitiva del monumento al genocida Roca. Sin embargo, lo volvieron a instalar en la Plaza de la República sin haber sido un presidente elegido democráticamente. Con ese criterio no nos sorprendamos cuando instalen un monumento a Videla, genocida enjuiciado. Los pueblos originarios no hemos tenido un Nunca Más, porque nuestros muertos a los ojos del winka no valen nada. Esta provincia está abonada de la sangre aonikenk, mapuche y Huilliche, producto de la Conquista del Desierto y de los dueños del alambre.
No solo eso, sino que también, ésta gestión ubicó en las calles Kirchner y San Martín una réplica del Villarino, barco donde fue llevado a la fuerza y secuestrado el cacique Orkeke.
Estas acciones, producto de la ignorancia o de una crueldad inestimada, refuerzan la idea de la colonización y conquista y legitiman el accionar genocida en las tierras del sur austral.
El respeto hacia los pueblos originarios no es una opción personal ni moral, es un hecho amparado en la Constitución Nacional en su artículo 75 inciso 17 y en el Convenio 169 de la OIT, donde se establece la consulta previa en casos donde puede ser vulnerada nuestra forma de vida.
Sin tener en cuenta ninguna de estas normativas nacionales e internacionales, el Municipio se contradice por un lado inaugurando este monumento y por otro lado fomentando la violencia simbólica en la ciudad con las representaciones ya mencionadas".