Por la sexta fecha de la Superliga, el equipo de Marcelo Gallardo mostró carácter y anuló al xeneize en su propio estadio.
Domingo 23 de septiembre de 2018 23:48
En los primeros minutos del Superclásico se vio a un River más seguro que su adversario. El eje generador de fútbol compuesto por Pity Martínez y Exequiel Palacios desnudó la debilidad de la saga defensiva de Boca y también la falta de conexión entre los volantes de contención con los encargados de llevar peligro al área rival. Los locales no estaban mostrando el equilibrio tan elogiado que habían adquirido en sus últimas presentaciones, mientras que los de Gallardo estaban ensamblados y funcionando con una dinámica que integraba también a los laterales y, por supuesto, a los delanteros Pratto y Santos Borré.
Si bien Darío Benedetto se las ingenió para inquietar al “Uno Millonario” con un remate que pasó apenas encima del travesaño, fue a los quince minutos que con una volea espectacular, y luego de una serie de rebotes en el área grande, el “Pity” Martínez venció la resistencia de Agustín Rossi y puso el 1 a 0. Gol de River y sin dudas un revés impensado para el equipo de Barros Schelotto. Al local le faltaron ideas y repentización para doblegar a su rival, mientras que los de Núñez lo estaban jugando con convicción. El ex Huracán, que sólo jugó veintidós minutos y debió salir por lesión, fue todo lo que no pudieron ser los xeneizes.
Con el ingreso de Juan Fernando Quintero, el Millonario disminuyó la verticalidad que había mostrado en los primeros minutos. Boca intentó sacar adelante el partido, pero apenas era un manojo de individualidades. Buenas intenciones que no generaron ningún problema en el arco de Armani y mantenía la tranquilidad en la última línea riverplatense. El entrenador del local dispuso el cambio de Cardona por Jara, en una acción poco usual en su gestión, pero aunque el trámite lo ameritaba, poco influyó en lo que restó del primer tiempo.
El inicio de los segundos cuarenta y cinco minutos mostró a un Boca más decidido y en busca del empate. De a poco fue empujado al rival a su propio campo y propiciando alertas en cada ataque. Pudo tener el empate a través de un claro penal, pero la mala decisión del árbitro Mauro Vigliano impidió que llegue a buen puerto. Quizás fue una manera de nivelar su impericia debido a la tarjeta amarilla que le sacó sobre el cierre de la primera etapa a Edwin Cardona, luego de un codazo desleal a Enzo Pérez.
Con el correr de los minutos, el xeneize intensificaba aún más sus llegadas. Con Mauro Zárate por Tévez y un Pavón más activo, se insinuaba con mayor vértigo, pero la respuesta del trinomio Ponzio/ Pinola/ Maidana contrarrestaba cualquier intención de concretar el empate. Sin embargo la clave se produjo con la salida de Lucas Pratto y el ingreso de Ignacio Scocco. El ex Newell’s, tras combinar en el vértice izquierdo del área grande con los colombianos Quintero y Santos Borré, sacó un derechazo potente que se clavó en el ángulo. Otro golazo para River y 2 a 0. Partido sentenciado.
El local sintió nuevamente el golpe: los nervios volvieron y no sólo comenzaron a cristalizaron desde el juego, sino también a través de pequeñas rencillas internas, como la discusión que se vio entre el Cardona y Zárate luego de una maniobra individual del ex Vélez. A partir del segundo tanto, el equipo de Gallardo volvió a meterse en el juego y a manejar a su antojo los hilos del partido. A pesar de esta tranquilidad, Boca pudo haber llegado al descuento a través de un cabezazo de Izquierdoz que pegó en el travesaño (en posición adelantada) y otro de Emmanuel Más, que Armani sacó al córner luego de una volada magistral.
River se llevó el segundo Superclásico del 2018 y como en aquel 14 de Marzo, en la final de la Supercopa Argentina, fue con un 2 a 0 gracias a goles del “Pity” Martínez y Scocco. La diferencia entre ambos conjuntos fue justamente el funcionamiento de uno y otro. Boca jugó sin ideas, fue muy previsible y nunca estuvo a la altura del cruce con su clásico rival. Fue un equipo inseguro, desde Rossi hasta Benedetto. Los de Gallardo tuvieron convicción, golpearon en el momento justo y aguantaron el embate del rival cuando parecía que se venía la igualdad. El resultado reflejó lo visto en el campo de juego y no dejó dudas en cuanto a las propuestas qué demostraron los dos grandes del fútbol argentino.