El ministro fue el único orador de un acto que tuvo lugar este viernes. El festejo ocurrió en la misma semana en que se conoció una cifra récord de pobreza. El candidato habló contra el FMI luego de haber llevado adelante la devaluación acordada con el organismo.
Viernes 29 de septiembre de 2023 18:35
Sergio Massa fue el único orador del acto que tuvo lugar este viernes frente al Congreso Nacional. Convocado por las diversas alas de la burocracia sindical, ofició como una celebración de las modificaciones en el impuesto a las Ganancias.
El "festejo" llegó en el medio de una semana marcada el ascenso de la crisis social. El miércoles pasado se conoció el dato de la pobreza, que superó el 40 %, una cifra que implica que ese flagelo alcanza a más de 18 millones de personas.
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En el escenario se lo pudo ver a Massa acompañado por el exjefe de Gabinete y gobernador de Tucumán, Juan Manzur, y por la plana mayor de la CGT, las dos CTA y los movimientos sociales oficialistas. Estuvieron presentes dirigentes como Héctor Daer, Carlos Acuña, Hugo y Pablo Moyano, Gerardo Martínez (titular de la UOCRA), Andrés Rodríguez (líder de UPCN), Roberto Baradel (Suteba), Emilio Pérsico (Movimiento Evita) y Daniel Menéndez (Barrios de Pie). También se pudo ver entre los presentes a Armando Cavalieri, Omar Plaini, Víctor Santa María y al bancario y diputado Sergio Palazzo (quien se ausentó para rechazar las modificaciones proinmobiliarias del macrismo a la ley de alquileres, pero no tuvo ningún inconveniente para estar presente en el acto de campaña del ministro del ajuste).
En su discurso, el ministro-candidato consideró "un paso fundamental" lo que presentó como la eliminación de la cuarta categoría del impuesto a las Ganancias. En términos estrictos, lo que hay es una suba muy importante del piso a partir del cual se tributa. Aunque esto deja a una porción sustancial de los trabajadores fuera del pago, no implica la eliminación del gravamen.
Repitiendo el libreto de campaña, Massa también dijo que "en tres semanas se define el futuro de la Argentina, decidimos si somos un país con derechos laborales, con vacaciones pagas, con derecho a la indemnización, que pelea para mejorar el ingreso de nuestros trabajadores o si volvemos al pasado". El discurso claramente no sintoniza con un amplio sector de la clase trabajadora que carece de esos derechos, que no conoce lo que es un aguinaldo, ni vacaciones pagas ni indemnización por despido. Carece, incluso, del derecho a tener licencia por enfermedad, algo que denunció Nicolás del Caño en el debate de vicepresidentes en TN.
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Incluso, el derecho a la indemnización no rige ni siquiera en un gremio como la Construcción, gremio donde Gerardo Martínez es amo y señor hace más de tres décadas. Sin embargo, al dirigente (que viene de reunirse con Milei en las últimas semanas) se lo pudo ver en primera fila ubicado justo atrás de Sergio Massa, aplaudiendo las palabras del ministro.
Además, Massa volvió a insistir con que "va a haber en Argentina un Gobierno que ponga en su lugar al Fondo Monetario Internacional para que no nos ponga más condiciones que nos lleven a la inflación". Una frase difícil de explicar para quien al día siguiente de las elecciones primarias aplicó una devaluación del 22% por pedido del FMI, medida que ya tenían previamente acordada con el organismo.
También remarcó otra vez el llamado a construir "un gobierno de unidad nacional", una frase que viene repitiendo en varias apariciones públicas. De hecho, viene de dejarla en claro en el acto realizado en Salta junto a los gobernadores del Norte Grande, en el cual elogió al represor Gerardo Morales al definirlo como su "querido amigo" y pidió que "nadie se asombre de que haya gente de otras fuerzas políticas integrando nuestro gobierno".
De la pasividad absoluta a militar la campaña por el señor del ajuste
Contrario a las promesas de campaña, en estos años de gobierno peronista se ha profundizado el rumbo de ajuste que dejó el macrismo. Sin embargo, la dirigencia sindical ha permanecido en una pasividad absoluta, sin realizar ni una sola medida de fuerza contra el ajuste y el ataque a las condiciones de vida de la clase trabajadora.
Lejos de esa posición, por el contrario han actuado como funcionarios del gobierno, defendiéndolo públicamente en cada ocasión que pudieran. Pero en los últimos meses, a esos mismos dirigentes sindicales que no pisaron la calle para reclamar ni una sola vez, se los ha visto activos para organizar actos de campaña y movilizaciones en apoyo al hombre que lleva adelante el ajuste que pide el FMI.
Extremadamente comprensivos y contemplativos tras la devaluación pos PASO, los índices de inflación que crecen mes a mes (que llegó a su pico en agosto con el 12,4%) y las cifras de pobreza que se conocieron este miércoles y que alcanzan al 40,1% de la población, los dirigentes sindicales oficialistas vienen poniendo todos sus recursos para apoyar al responsable de esa realidad y del rumbo económico del gobierno del Frente de Todos.
Un aporte invaluable para cualquier gobierno que lleve adelante una política antipopular como esta: garantizar la paz social y no oponer ninguna resistencia frente a los ataques a las condiciones de vida de las grandes mayorías. Como si fuera poco, la CGT y la CTA dejaron su firma en el nuevo Salario Mínimo Vital y Movil que se acordó este último miércoles, llevándolo a 156 mil pesos recién para el mes de diciembre (en octubre será de $ 132.000).
La firma de ese acuerdo no es más que un nuevo insulto para los millones de trabajadores y jubilados que rigen sus ingresos en función de ese monto. Sin embargo, no parece avergonzar a los dirigentes sindicales que recibieron en el acto de este viernes a la ministra de Trabajo Kelly Olmos y posaron junto a ella para las fotos de campaña.
Massa y los dirigentes sindicales buscan reconstruir la iniciativa política y algún tipo de épica en base a los anuncios realizados por el ministro-candidato las últimas semanas, y de esa manera lograr meterse en un balotaje. Anuncios que no son más que medidas paliativas y que no alcanzan a revertir el saqueo al salario y el rumbo de ajuste que viene llevando adelante, que se seguirá profundizando si no se pone en cuestión el acuerdo con el Fondo Monetario.