“La cita”. Rodolfo Walsh por Myriam Bregman

Una cita que siempre me gusta recordar es la de Rodolfo Walsh, en una crónica sobre el Cordobazo: “Nuestras clases dominantes han procurado siempre que los trabajadores no tengan historia, no tengan doctrina, no tengan héroes ni mártires. Cada lucha debe empezar de nuevo, separada de las luchas anteriores. La experiencia colectiva se pierde, las lecciones se olvidan. La historia aparece así como propiedad privada cuyos dueños son los dueños de todas las cosas. Esta vez es posible que se quiebre el círculo”.

Tiene varios significados para mí. En primer lugar, por el momento en el que Walsh la escribe: es una interpelación a sacar las lecciones de lo que fue el Cordobazo. En ese mayo de 1969 los trabajadores de la gran industria automotriz, junto al transporte, la electricidad enfrentaron a la dictadura de Onganía. Todas ramas que siguen siendo clave en la producción de nuestro país, y mostraron su enorme poder de fuego. Y lo hicieron desbordando a las direcciones sindicales de ese entonces con la huelga general, la movilización y la resistencia en las calles. Fue el proceso que creó las condiciones para ponerle fin a esa dictadura, que cayó al año siguiente. Fueron días de combates callejeros, que lograron derrotar a la policía con una enorme fuerza social de trabajadores, trabajadoras, y el movimiento estudiantil. El Cordobazo dejó una huella en nuestra historia, abriendo una etapa revolucionaria de insurgencia obrera y juvenil, que marcó todo el período de los ‘ 70.

Hoy, 54 años después, es fundamental recuperar esta experiencia. Porque de un lado vemos a una derecha que busca instalar los valores del individualismo, que para imponer sus planes de ajuste feroz quieren evitar cualquier respuesta de lucha. Por otro lado, el peronismo nos habla de una “política de lo posible” donde nunca da la relación de fuerzas para nada, y siempre hay que esperar la acción desde lo alto del Estado.

En esa frase, Walsh pone en valor la lucha y la experiencia colectiva como horizonte, que hoy necesitamos recuperar más que nunca para enfrentar la decadencia que se ha profundizado. El Cordobazo justamente vino a demostrar lo contrario a esas ideas: que la acción colectiva es la que tiene la capacidad de transformar nuestra realidad, con la clase trabajadora desplegando todo su potencial para paralizar la producción, imponer sus reclamos, y unirlos a los de sus aliados en una poderosa fuerza social.

Otra de las razones por las que me interesa recuperar esta cita es por la historia de lucha que damos hace años con organismos de derechos humanos, familiares de detenidos-desaparecidos de la última dictadura cívico militar, y sobrevivientes en los juicios de lesa humanidad. Hoy me toca muy de cerca, como abogada querellante en la causa por el operativo en el que muere la hija de Rodolfo Walsh, Vicki, a manos de la dictadura. Fue el 29 de septiembre de 1976, con un operativo conjunto entre fuerzas armadas y de seguridad, que dispararon con artillería pesada la casa donde se encontraba Vicki y otros cuatro militantes montoneros, y en la que había niños y niñas. Estamos esperando el juicio de la causa, que inició su hermana Patricia Walsh en 2015. En todo este tiempo logramos el procesamiento de 6 genocidas responsables, de los cuales ninguno había sido encausado hasta ese momento. La decisión de todos los gobiernos constitucionales de no abrir los archivos de la dictadura, lleva a preguntarnos cuántos más siguen sueltos, sin ir a juicio y con completa impunidad. Una decisión que tiene consecuencias en la búsqueda de niñas y niños apropiados por la dictadura, que todavía seguimos buscando.

La pelea por memoria, verdad y justicia está más vigente que nunca. Cuando vemos sectores negacionistas como Milei, el grito de ¡Son 30.000! tiene que escucharse en cada rincón. Y es también para recuperar la historia que las clases dominantes nos han querido expropiar, como dice Rodolfo Walsh. Porque esas clases dominantes, que hoy siguen haciendo negocios y buscan sus mejores representantes en los partidos tradicionales o en liberales despeinados, fueron partícipes de la dictadura y siguen impunes.

Finalmente, algo que siempre me hizo pensar esta cita es que para que las lecciones de la historia no se olviden, y que cada lucha no empiece de cero es necesaria la organización política independiente de la clase trabajadora y la juventud. Desde mi partido, el PTS, intentamos aportar a mantener esos “hilos de continuidad”. Lo hacemos con especiales de Historia como este, con la edición de nuevos libros o la reedición de clásicos del marxismo con nuestra editorial “Instituto del Pensamiento Socialista Karl Marx” y el “Centro de Estudios, Investigaciones y Publicaciones León Trotsky”. Con elaboraciones político-ideológicas semanales en Ideas de Izquierda, y con nuestra pelea cotidiana en todos los ámbitos en Argentina y otros países de América Latina, Europa y Estados Unidos. Porque queremos aportar a dejarle a las nuevas generaciones, y a las que vengan, las lecciones de los hitos de revoluciones, insurrecciones, huelgas y grandes gestas que ha dado la clase trabajadora. Recuperar nuestra historia es parte del camino de construir nuestro futuro. Como dice Rodolfo Walsh, “es posible que se quiebre el círculo”. Está en nuestras manos cambiar la historia.

Acerca de la autora

Myriam Bregman es abogada del Centro de Profesionales por los Derechos Humanos (CeProDH), integra el Partido de los Trabajadores Socialistas (PTS) y es impulsora de la agrupación feminista-socialista Pan y Rosas. Es diputada nacional por la Ciudad de Buenos Aires, donde encabezó la lista del Frente de Izquierda Unidad. Es abogada en causas de lesa humanidad de la última dictadura, como las que lograron que se condene por genocidio a Miguel Etchecolatz y Christian Von Wernich. Actualmente es abogada querellante en la causa que investiga la Masacre de la Calle Corro donde muere la hija de Rodolfo Walsh, Victoria. También fue abogada de Jorge Julio López y una de las impulsoras de la lucha ante su desaparición. Patrocina a trabajadores de distintos gremios y a las fábricas recuperadas como Madygraf y Zanon.