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Música / Rock. Rolando Bruno y el Grupo Arévalo: haciendo cosas raras para amantes de la cumbia

El artista pionero en desarrollar una versión moderna de la cumbia chicha en Argentina, presentó su flamante disco “Cosas Raras” en el que amplía horizontes musicales llegando hasta Medio Oriente.

Augusto Dorado

Augusto Dorado @AugustoDorado

Martes 6 de agosto 00:00

Rolando Bruno y el Grupo Arévalo son (de izq. a der.): Pablo Rivero (bongós), Adrián Rivoira (bajo y voces), Dalmiro Villanueva (percusión y voces), Alejandra Moro (percusión y voces), Rolando Bruno (voces y guitarra), Joaquín Ferrer (batería) y Julio Molina (teclados), a quienes se agrega Martín Sanjo (guitarra) en shows en vivo.

Es tan particular el abordaje a la cumbia (un género tan masivo y popular en prácticamente toda Latinoamérica) que propone Rolando Bruno y el Grupo Arévalo que empuja a bailar incluso al público más encuadrado en el universo del rock (y todos los géneros y estilos que caben dentro de ese universo). Es inevitable: si alguien llegó el pasado viernes por la noche al Centro Cultural Vuela el Pez de Villa Crespo con la idea de “observar” un show, terminó envuelto en un baile colectivo y democrático donde no importa bailar “bien” o “mal”; las piernas primero y luego el cuerpo entero desobedecen prejuicios para seguir lo que dictan las melodías de Rolando Bruno, en gran mayoría enmarcadas en la cumbia chicha (también conocida como cumbia tropical andina, cuyo epicentro está en Perú) pero que en su flamante disco Cosas Raras amplía cada vez más a otros sonidos como el merengue (o más precisamente un meren-rap con el tema “Merentrash”), influencias árabes (“Lejos de Habibi”) y hasta tintes de pop japonés o afro disco.

El viaje artístico que emprendió Rolando Bruno comenzó en la banda argentina más importante de la escena garage rock, Los Peyotes, y -como contaba hace algunos años en una entrevista con La Izquierda Diario- la búsqueda de raíces culturales y musicales en la década de los ´60 lo llevó hasta el Perú de Los Saicos donde el furor era la chicha con su sonido de guitarras hermanadas con el surf. Quedó cautivado y se embarcó en una aventura que hasta el momento está registrada en 3 discos: Bailazo de 2015, El Mundo está cumbiando de 2019, y el reciente Cosas Raras, editado en formato vinilo por Peace & Rhythm, Electric Cowbell y DJ Cajon Records, “en un esfuerzo colaborativo”, aclaran. En el show, Rolando también agradeció a “Tony producciones” en tierna referencia a su papá (que evidentemente aportó un impulso en algún momento de su carrera), presente en la velada.

La previa del show estuvo a cargo de DJ iniciales BB (el mismísimo Boom Boom Kid, también conocido como Nekro en otra vida artística) con su set de vinilos de ritmos tropicales acorde a la propuesta de la banda protagonista. Rolando Bruno y el Grupo Arévalo abrieron con la misteriosa “Cosas Raras” que le da título al álbum para seguir -casi en el orden del disco- con la dulce “Conhaque”, para luego pasar a la cadenciosa “Relax en Wuhan” y bajar algunos cambios con “Ending”, bella balada latina que cierra Cosas Raras y que combinaría tranquilamente con el repertorio de Babasónicos. Si la noche venía levantando temperatura, el primer gran estallido llegó con “Fiesta trashera”, clásico del disco debut de Rolando que comienza con un guiño explícito al “Blitzkrieg Bop” de los Ramones y que en su letra explica de alguna manera el secreto de su éxito: “Todos los hippies, los hardcore, los punks, todos los hippies, skaters y darks, todos juntitos hoy van a bailar en esta fiesta trashera”, reza la canción. Y la profecía se cumple por unanimidad.

Si en su momento los Mano Negra hubieran puesto el foco sobre la cumbia, tal vez se hubiesen acercado a lo que es Rolando Bruno y el Grupo Arévalo, banda que sobre el escenario demuestra ser sólida y basada en artistas que denotan disfrutar lo que hacen, con Rolando Bruno al frente con su guitarra y voces, acompañado por Adrián Rivoira en bajo (y tomando la delantera con su voz en “Pierde la Cabeza”), Julio Molina en teclados, Alejandra Moro en percusión electrónica y voces, Dalmiro Villanueva en güiro, percusión y voces, Martín Sanjo en guitarra, Pablo Rivero en bongós y Joaquín Ferrer a la batería. Sostuvieron un show trepidante que se basó mayormente en el disco nuevo, que tuvo momentos novedosos como en los sonidos orientales de “Lejos de Habibi” (faceta que retoma condimentos esbozados en etapas anteriores en “Falafel King”, tema que también sonó hacia el final del show) y con otro pico de efervescencia con “Merentrash”, para cerrar a todo clásico con una versión de “La Ardillita” de Los Destellos (instrumental que parece explicar la conexión vía océano Pacífico entre la cumbia peruana y el surf californiano). Rolando Bruno y el Grupo Arévalo en vivo son la demostración de que pasan cosas raras en el under. Y que resulta una muy grata sorpresa encontrarlas.

Rolando Bruno y el Grupo Arévalo sobre el escenario del CC Vuela el pez en una noche a puro baile.
Rolando Bruno y el Grupo Arévalo sobre el escenario del CC Vuela el pez en una noche a puro baile.

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