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Red Internacional
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Marxismo. Rosa Luxemburgo y la izquierda hoy (V): Huelga de masas, partido y sindicatos

En la parte IV vimos la importancia de la huelga masas como fenómeno histórico y la manera en como era abordado el debate en la II internacional. En esta parte nos centraremos en la relación entre lo sindical y la política revolucionaria, la política en el parlamento y su relación con la lucha de clases.

Viernes 14 de octubre de 2016

La II internacional y el impacto de la revolución Rusa de 1905

De la revolución de 1905 debían sacarse profundas conclusiones a nivel internacional, Rosa Luxemburgo menciona:

“En el caso particular de la Rusia absolutista, y no se presenta tanto como la heredera de las viejas revoluciones burguesas, sino, más bien, como la precursora de una nueva serie de revoluciones proletarias. El país más atrasado, precisamente por su imperdonable retraso respecto a la revolución burguesa, muestra al proletariado de Alemania y de los países más avanzados las vías y los métodos de la futura lucha de clases"

“Precisamente porque en Alemania existe desde hace mucho tiempo un régimen constitucional, porque ya tuvo tiempo de agotarse y llegar a su ocaso, precisamente porque la democracia burguesa y el liberalismo han llegado a su fin, por esto mismo no puede plantearse ya la revolución burguesa en Alemania. Un periodo de abiertas luchas políticas tendrá necesariamente en Alemania como objetivo único la dictadura del proletariado.”

Lo “político” entendido como parlamentarismo burgués

La discusión sobre huelga de masas buscaba preparar a las II internacional para otro momento político. Uno de los argumentos de los revisionistas y oportunistas era hacer una oposición entre la política en el parlamento y la lucha de clases, partían de la premisa que la huelga general era un golpe de efecto y que iba en detrimento de la lucha política cotidiana defendida por Marx, como la lucha por el poder. Frente a esto Rosa Luxemburgo plantea:

“Y esta última, a su vez, combatida en otra época como contraria a la acción política del proletariado, se presenta hoy como el arma más poderosa de la lucha política por la conquista de los derechos políticos”

La “lucha política cotidiana”, su “lucha por el poder” era en realidad el parlamentarismo adaptado a la política de reformas, no era la lucha política para pelear por el poder de la clase obrera destruyendo con los métodos revolucionarios al Estado de los capitalistas. Frente a esto Rosa Luxemburgo plantea:

“En efecto, la división artificial entre la lucha política y la lucha económica, así como su consideración por separado, no es más que un producto artificial, aunque explicable históricamente, del periodo parlamentario. Por una parte, la lucha económica se dispersa en el tranquilo y “normal” desarrollo de la sociedad burguesa, en una multitud de luchas parciales en cada fábrica y en cada rama de la producción. Por otra parte, la lucha política no es dirigida por las masas mismas en acción directa, sino en conformidad con las formas del Estado burgués, por vía representativa, mediante la presión sobre el cuerpo legislativo. Una vez abierto un periodo de luchas revolucionarias, es decir una vez que aparezcan las masas en el campo de batalla, desaparecerán tanto la dispersión de la lucha económica como la forma indirecta parlamentaria de la lucha política; en una acción de masas revolucionaria, las lucha política y económica son una sola, y el limite artificial trazado entre sindicato y socialdemocracia, como entre dos formas separadas y totalmente distintas del movimiento obrero, simplemente desaparece. Pero lo que se manifiesta con claridad en un movimiento de masas revolucionario, también es válido de hecho, para el periodo parlamentario. No existen dos distintas luchas de clases del proletariado, una económica y una política, sino que existe una sola lucha de clases, orientada por igual, tanto a la limitación de la explotación capitalista en el seno de la sociedad burguesa como a la abolición de la explotación junto a la misma sociedad burguesa.”

El efecto de esta lógica fue relegar la acción sindical a la “acumulación de fuerzas” y la acción “política” revolucionaria, a lo exclusivamente parlamentario adaptado al Estado burgués.

La idea de Rosa era reponer la discusión de huelga de masas, para repensar la táctica de la II internacional que estaba concentrada exclusivamente en el parlamentarismo por un lado y el sindicalismo en instituciones inmóviles en los sindicatos por el otro. La II internacional tenía que pensar cómo afrontar un escenario como el de la Revolución Rusa de 1905.

“Sin embargo, la teoría de la acción paralela entre la socialdemocracia y los sindicatos, y de su “igualdad de derechos” no es pura invención, sino que tienen raíces históricas. Se basa, efectivamente en la ilusión que despierta el tranquilo y “normal” periodo de la sociedad burguesa, en el que la lucha política de la socialdemocracia parece diluirse en la lucha parlamentaria. Pero esta simple contrapartida de la lucha sindical es algo que se lleva a cabo, exclusivamente, en el terreno del orden social burgués. Por su naturaleza, es un trabajo político de reforma, al igual que los sindicatos expresan su labor de reforma económica. Representa un trabajo político de actualidad, al igual que los sindicatos representan un trabajo económico presenta. La lucha parlamentaria, al igual que la lucha sindical, es simplemente una fase, un estadio de desarrollo en el todo de la lucha de clases proletaria, cuya meta final supera, en igual medida, tanto a la lucha parlamentaria como a la lucha sindical. También la lucha parlamentaria tiene la misma relación con la política socialdemócrata que la existente entre un parte y el todo, exactamente igual al trabajo sindical. La socialdemocracia es precisamente el resumen tanto de la lucha parlamentaria como sindical, en una lucha de clases dirigida a la abolición del orden social burgués”

“En este sentido, toda tentativa por emancipar a los sindicatos de la teoría socialdemócrata, por encontrar otra “teoría sindical” en oposición a la socialdemocracia, toda tentativa de ese tipo, repetimos no es más que el intento de suicidio por parte de los mismos sindicatos. Separar la practica sindical de la teoría del socialismo científico significaría, para los sindicatos Alemanes, perder inmediatamente toda superioridad sobre los distintos sindicatos burgueses y caer de la altura conquistada al nivel de la incesante búsqueda de un puro y burdo empirismo”

“del ala oportunista de la socialdemocracia, que quiere reducir realmente la lucha política de la clase obrera a la lucha parlamentaria, y hacer que la socialdemocracia deje de ser un partido proletario revolucionario para convertirlo en un partido reformista pequeño burgués”

“La conclusión más importante de los hechos expuestos es que la completa unidad del movimiento obrero y socialista, absolutamente necesaria para las futuras luchas de masas en Alemania, existe ya realmente, encarnada en la amplia masa que forma tanto la base de la socialdemocracia como la de los sindicatos, y en cuya conciencia se encuentran fusionadas las dos partes del movimiento en una unidad”

El sindicalismo burocrático y la lucha por la revolución proletaria

Si por un lado se entendida el parlamentarismo como acción de reformas al Estado capitalista que tenía el efecto de actuar como desvío del movimiento de masas como sucedió en Bélgica, la contra cara en los sindicatos era el sindicalismo burocrático, más adelante Rosa Luxemburgo desarrolla la base objetiva de esta tendencia: el surgimiento de una burocracia obrera como debito de la política imperialista de los países centrales de Europa. A este respecto Rosa Luxemburgo plantea:

“La especialización en su actividad profesional de dirigentes sindicales, así como la natural restricción de horizontes que va ligada a las luchas económicas fragmentadas en los periodos de calma, concluyen por llevar fácilmente a los funcionarios sindicales al burocratismo y a una cierta estrechez de miras. Y ambas cosas se manifiestan en toda una serie de tendencias que pueden llegar a ser altamente funestas para el futuro del movimiento sindical. Entre ellas se cuenta, ante todo, la sobrestimación de la organización, que, de medio para conseguir un fin, llega a convenirse paulatinamente en un fin en si mismo, en el más preciado bien, en aras del cual han de subordinarse los intereses de la lucha”

“En lugar de la dirección colectiva de las comisiones, con indiscutibles insuficiencias, aparece la dirección profesional del funcionario sindical. La dirección y la facultad de juicio se convienen, por así decirlos en su especialidad profesional mientras que a la masa le corresponde principalmente la virtud más pasiva de la disciplina.”


Alejandra Valderrama

Redacción La Izquierda Diario Chile. Valparaíso, Chile