¿Quién esta activista incansable contra el racismo y por qué su lucha sigue vigente?
Lunes 4 de enero de 2021 00:00
El primero de diciembre de 1955, la mujer que desencadenó toda una revuelta social contra el racismo y la supremacía blanca de Alabama, decidió no ceder el asiento del autobús a los pasajeros blancos ya que estaba cansada, no sólo por la jornada laboral tan explotada, sino también como un gesto contra la discriminación que sufre la comunidad negra.
La década de los 60s marcaron un punto de quiebre para los afrodescendientes, en el marco de un asenso en la lucha de clases a nivel internacional. Por un lado, Martin Luther King desempeño una jornada de lucha pacífica por los derechos civiles de los afrodescendientes de Estados Unidos; el derecho al voto es un ejemplo de las exigencias democráticas de su corriente. Por otro lado, el Black Panther Party, el partido surgido en Oakland California, buscó la nacionalización negra a través de autodefensas, círculos de estudio socialistas y una revolución armada contra los privilegios de la población blanca; su ideología inicial “el programa de los diez puntos”.
Grandes fueron los avances de estos movimientos sociales. Pero, posiblemente, ninguno hubiera tenido tal impacto y alcance sin el levantamiento de Rosa Parks. La desigualdad y el odio no tenían comparación.
Todos los espacios públicos tenían reglas de conducta que los negros debían acatar, entre ellas, una persona negra tenía la obligación de no compartir algún espacio público con un blanco. Los camiones de Alabama se dividían en tres partes: la delantera, ocupada únicamente por gente blanca; la de en medio también era para blancos, pero podía utilizarse por negros, siempre y cuando estuviese vacía, pues de ser requerido, podía desalojarse para ocuparse por blancos; la parte trasera era únicamente para afrodescendientes. Es decir, los negros sólo podían ocupar una tercera parte del transporte.
Rosa se sentó en la parte de en medio, pero al llenarse el transporte, el chofer le exigió que se levantara para ceder su asiento. Ella se opuso y afrontó las consecuencias de la rebeldía, la represión. La encarcelaron y la multaron por “alterar el orden público”, cuando sólo buscó igualdad de derechos.
Una acción que tal vez puede concebirse como algo simple, no lo fue. En cambio, desencadenó una serie de protestas. Martin Luther King, poco conocido en ese entonces, junto a Rosa, apoyó en la protesta a los autobuses públicos de Montgomery. Un movimiento impulsado por todas las personas negras trabajadoras que preferían cualquier otro medio de transporte, antes de subirse al autobús público. Bicicletas, taxis, automóviles colectivos o simplemente recorrer varios kilómetros a pie para apoyar la lucha racial.
La huelga duró 382 días. Esto significó una gran pérdida para la empresa de autobuses. Con esto, se demostró que los grandes capitalistas necesitan de la clase trabajadora, a pesar de todo el racismo que puedan ejercer contra el proletariado.
Muchos sectores negros de la clase trabajadora, se sumaron a dichas protestas, llegando incluso a tener la simpatía de sectores de la clase trabajadora latina y blanca. Sin embargo, hubo una fuerte presión para institucionalizar y desviar todo ese descontento, destacando sobre todo la presión al parlamento, que generó cierta igualdad ante la ley; sin embargo en la actualidad vemos que el racismo esta lejos de no existir.
Por este y más ejemplos, se demuestra que la lucha de la población afrodescendiente, tan combativa y reprimida por tantos siglos, es la flor que emerge en el concreto de la esclavitud.
El 2020 mostró que la lucha por los derechos de las comunidades negras sigue viva. El #BlacklLivesMatter es la la muestra de que el hartazgo que motorizó levantamiento de Rosa Parks y millones está vigente; la corriente que lucha contra la violencia a los afrodescendientes. En la última década, la policía de los Estados Unidos ha matado a más de 33000, de los cuales, el 75 % eran negros. Pero la violencia no es la única forma de racismo, esta también se expresa en el campo laboral. La tasa de desempleo es más alta que la de la población blanca. Además, la desigualdad de ingresos y de condiciones precarias son otros factores que evidencian la discriminación racial. De ahí que las y los negros se vieran más afectados en la pandemia.
El capitalismo es un sistema que tiene como base el racismo y otras formas de opresión. Por eso, desde las organizaciones de izquierda y socialistas creemos vital levantar la lucha contra esas formas de opresión y desigualdad que ha creado la clase burguesa para mantenerse en el poder y aumentar la explotación. Hoy se hace urgente que, la clase trabajadora y obrera, siguiendo el ejemplo de Rosa Parks, pelee por la defensa y conquista de todos los derechos laborales, en contra de toda opresión y explotación.
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