Se trata de Maximiliano Alfonso, obrero de la construcción de 54 años, quien murió al caer por el hueco de un ascensor desde el tercer piso de una obra, en pleno centro rosarino. El caso está siendo investigado por el fiscal de Homicidios, Adrián Spelta. Se manejan serias dudas de que las condiciones de seguridad hayan estado en regla.
Sábado 17 de enero de 2015
Fotografía: Indymedia
La historia de Maximiliano es como la de miles de trabajadores de su ramo. Inmigrante paraguayo, hace diez años que estaba instalado en Rosario. Luego de reintegrarse de seis meses de licencia médica por un accidente laboral, sus compañeros de trabajo lo encontraron sin vida el jueves 15 de enero en la obra ubicada en Presidente Roca 560, a cargo de la constructora Di Mauro.
A Maximiliano se le había asignado la tarea de limpiar el tercer piso, desde donde se sospecha que cayó al vacío. Desde el Ministerio de Trabajo se aseguró que la obra había sido inspeccionada luego de su clausura, el 10 de junio, por no contar con barandas para evitar caídas, todo ello según las fuentes ministeriales, avaladas por el sindicato. Sin embargo, la UOCRA asegura haber denunciado a esta obra pero no saben si fue inspeccionada o no.
Mientras tanto, la inspección del fiscal arrojó serias dudas en torno al estado de la obra al momento en que Maximiliano perdió su vida. Se supone que el hueco del ascensor tendría que estar cerrado por reglamento. Al momento de la inspección las aberturas estaban cubiertas con maderas. A pesar de esto, no se entiende cómo es que pudo haber ocurrido el accidente si este era el estado de la obra al momento de los hechos, por lo que se maneja la hipótesis de que haya sido tabicado una vez que aconteció este suceso. A ello se agrega que no encontraron elementos de seguridad junto al cuerpo del albañil, lo que compromete seriamente a la empresa.
Accidentes laborales, una verdadera pandemia
Los accidentes laborales son uno de los flagelos que más afectan a los trabajadores, en especial de la construcción. Las empresas se manejan con absoluta indiferencia hacia la salud y la vida de los empleados. Los datos disponibles al respecto son parciales, ya que no toman en cuenta la realidad de aquellos que trabajan en negro o aquellos casos que no son denunciados por el riesgo a perder la fuente de empleo.
Esta situación se agrava en la construcción, que es una de las ramas con mayores índices de trabajo en negro, trabajo informal o temporal. También se le suma que es una de las actividades donde la tasa de sindicalización es menor en comparación a otras industrias.
A pesar de que las fuentes oficiales indican una tendencia decreciente de accidentes laborales, los números siguen siendo alarmantemente altos. Las estadísticas de la cartera laboral indican que en 2013 (todavía las cifras de 2014 no están disponibles) hubo 55.451 casos entre accidentes y enfermedades laborales, es decir un promedio de 151 por día: ¡6 por hora!
El Ministerio de Trabajo de Santa Fe adjudica esta baja a la implementación de los Comités Mixtos de Salud y Seguridad, donde tienen representación los trabajadores y las empresas. Sin embargo, a pesar del anuncio triunfalista de la cartera laboral, los datos siguen reflejando una realidad que parece no tener tregua. La reforma que impuso el kirchnerismo a través de la Ley de Riesgos del Trabajo perpetúa una herencia nefasta del menemismo: la salud de los trabajadores literalmente sigue siendo rifada. Mientras, las ART siguen llenando sus arcas con el negocio de los accidentes laborales, negocio en el que los sindicatos, como la UOCRA, se llevan su tajada.
A pesar de que la ley de Comités Mixtos de Salud y Seguridad dio cuenta de una relación de fuerzas con el movimiento obrero santafesino, al incorporar su representación en ellos, no solucionaron de raíz el problema. Los trabajadores de Santa Fe son de los más afectados por los accidentes y muertes laborales. La ley del kirchnnerismo, tal como fue denunciada por importantes sectores de trabajadores y por la izquierda, se constituyó con el beneplácito de la burocracia sindical en una de las leyes más antiobreras de las últimas décadas. Lo cierto es que ninguna de las legislaciones, ni la del Gobierno nacional ni la del provincial, ataca la verdadera fuente de la problemática, la precarización laboral, el trabajo en negro, las extenuantes jornadas laborales, la desidia y el desprecio de las patronales hacia la salud y la seguridad de los trabajadores. En última instancia este es el trasfondo que ubica a Santa Fe entre una de las provincias donde el trabajo es la principal fuente de inseguridad.
Rodrigo López
Nació en Rosario en 1989. Es licenciado en Historia de la Facultad de Humanidades y Artes de la Universidad Nacional de Rosario.