A pesar de las disposiciones del gobierno, trabajadores de la salud denuncian que el Sanatorio Británico sigue realizando operaciones que no conllevan riesgo si el paciente no es intervenido a la brevedad. Las empresas privadas de la salud quieren seguir facturando a como de lugar.
Miércoles 25 de marzo de 2020
Foto: Diario El Sur
Las trabajadoras y trabajadores de la salud son quienes están en la primera línea en esta pelea contra el corona virus. Son víctimas de jornadas agotadores, salarios bajos que no cubren la canasta básica y encima ponen en riesgo su vida para salvar a otros. Del otro lado, los empresarios de la salud que quieren seguir ganando fortunas.
Trabajadores del Sanatorio Británico, que prefirieron mantener el anonimato para evitar represalias, denunciaron a La Izquierda Diario que “desde el jueves el gobierno estableció que solo se pueden realizar cirugías de urgencia o de pacientes oncológicos. Sin embargo, en estos días se operaron vasectomías, artroscopía de rodillas, hernias de disco sin gran dolor por parte del pacientes, hernias inguinales”.
A su vez, desde el sindicato que agrupa a trabajadores de la salud -ATSA - también denunciaron al Sanatorio Parque y al Hospital Privado de Rosario por seguir manteniendo atenciones que no son de urgencia.
Incluso, estas instituciones obligan a muchos trabajadores a cumplir horario aunque no cumplan funciones de importancia. “Exponen a trabajadores a un riesgo innecesario. Llegaron al punto de negarle la licencia a un trabajador de limpieza que tiene más de 60 años”, relató indignado uno de los trabajadores.
Este afán de lucro por sobre la salud de la gente se combina con la falta de recursos de primera necesidad como guantes de latex que no están garantizados para todo el personal del Sanatorio.
Las denuncias de estos manejos son cotidianas. Sin embargo, desde el gobierno nacional y los estado provinciales no se toman medidas para detener este atropello de los empresarios.
Por eso se hace necesario que todo el sistema privado de salud se unifique con el público, controlado por el Estado y que esté gestionado por especialistas, médicos y trabajadores de la salud. Son ellas y ellos los únicos interesados en organizar todos los recursos para afrontar esta pandemia.