La Asociación Civil La Angostura de Punta Quebracho tiene sus orígenes en las asambleas populares de la crisis del 2001 y en la necesidad de organizarse para pelear por el pan y la cultura en el barrio de La Sexta de Rosario. El proyecto que contó con el apoyo de los vecinos tomó cuerpo en 2008, luego de una larga lucha. Hoy se encuentran peleando por un espacio dónde desarrollar sus actividades. Conversamos con Marcelo Dalzotto, presidente del espacio cultural del barrio República de La Sexta, que nos cuenta cómo resisten ante el asedio del negocio inmobiliario y la falta de respuestas por parte del estado.
Sábado 10 de diciembre de 2022 11:08
Marcelo Dalzotto es el presidente de la Asociación Civil CC La Angostura de Punta Quebracho que es uno de los tantos espacios que viene peleando contra el cierre. El centro cultural se encuentra ubicado en el barrio República La Sexta de Rosario, en calle Pasco 555 y es uno de los centros que luchan por sobrevivir al apagón cultural.
LID: Contanos un poco de la historia del centro cultural.
Marcelo Dalzotto: La historia de La Angostura está ligada a lo que fue el 2001 porque acá en el barrio República de La Sexta se generó una de las asambleas que, junto a la de las Cuatro Plazas, fueron de las asambleas más grandes de la ciudad. Y fue en la asamblea de La Sexta que se conformó una comisión de cultura, y a partir de ahí quedó como un registro de una necesidad cultural en el barrio, y de un trabajo ligado a la cultura. Parte de esa comisión fue la que fundó el centro cultural La Angostura, se comenzó haciendo peñas en distintos lados, juntando dinero para poder alquilar una casa itinerante, mientras se hacían los trámites de personería jurídica. Se logró hacer la personería jurídica, se consiguió un espacio y ahí es cuando arranca, más o menos por el año 2008.
Tiene varias etapas, en verdad, una etapa que empieza con actividades, peñas, la etapa de la asociación civil, y después cuando se abre la casona. Rescatar toda esa historia es la base de lo que es La Angostura. Se abre el espacio con muchas donaciones de vecinos, colaboraciones de amigos y artistas. Los bancos que tenemos y las mesas fueron hechas por gente que se acercaba y hacía sus aportes y así fue creciendo. A partir de ese momento se comenzó con lo fundamental, una agenda de fin de semana, eventos para autosostener el espacio, tanto con las entradas como con el buffete popular, y talleres semanales.
LID: Contanos un poco cuál es la situación actual, la lucha que vienen llevando en contra del cierre.
MD: Actualmente nosotros estamos con una prórroga de contrato, que logramos conseguir para poder estar durante todo este año. El dueño lo que nos dice es que no quiere seguir alquilando más el espacio, lo quiere poner en venta. Nos ofrece vendernos el espacio, pero por las dimensiones de nuestra asociación civil eso realmente escapa a nuestras posibilidades. Pensamos la opción de irnos para alquilar otro lugar dentro del barrio. Y ahí nos chocamos en una mezcla de lo que es el mercado inmobiliario y las políticas culturales de la ciudad. Nos encontramos absolutamente sólos en términos de políticas y demás. O sea, la gente siempre nos apoyó a nosotros, siempre que pedimos solidaridad o que llamamos a la solidaridad siempre nos han apoyado. Y fuimos por ese camino otra vez, con la gente, para exigirle al estado que dé una respuesta. Porque después de tantos años de estar cubriendo una necesidad cultural del barrio, el estado debía responder ante la situación.
Entramos a golpear puertas para que el estado nos dé una respuesta, impulsamos un comunicado comentando la situación, y preguntando a la gente que querían hacer o que se le ocurría hacer, porque nunca estuvimos en una situación así y siempre confiamos en quienes nos acompañan. Y lo que sucedió en ese momento es que la gente se quería ver, se quería reunir y discutir. Entonces hicimos una reunión abierta, y fue una convocatoria muy importante de artistas, colectivos, vecinos, donde salió una propuesta de trabajo, un plan a seguir. Hasta ahora seguimos con ese plan, lo venimos sosteniendo, y vamos a hacer un brindis de fin de año, que es el último paso de todo lo que nos planteamos, allí vamos a realizar una síntesis de lo que fue toda esta lucha de los pasos que se dieron, para poder poner en común todo lo que se hizo, porque fue una experiencia enorme, donde se aprendió mucho. Retomar la historia, recuperar toda la información de lo que se viene haciendo para seguir.
LID: ¿Cómo entienden la Cultura? En relación a los espacios culturales, a los artistas, a los territorios.
MD: Los espacios culturales, los artistas, yo siento admiración, siempre sentí admiración de cómo gestionan los propios artistas y los propios espacios, la cultura desde abajo. Eso es algo que hay que rescatar porque si vamos a hablar de la política cultural de la provincia, la ciudad, o de nación incluso, tenemos que decir que no se contienen a estos espacios, ni a los artistas.
Hay un plan armado que tiene que ver con lo económico y con lo turístico, lo que se pretende es un uso de lo que es la cultura, pero no como herramienta en dónde la gente pueda verse reflejada en lo que produce y que pueda ver su pensamiento en eso. Ahí, en lo que produce, en lo que se crea; todo lo contrario, se la gestiona como una manera de consumo. Una estructura de industria cultural, dónde los que quedan por fuera, están solos.
Se nos exige lo mismo que se les exige a las grandes empresas, a nivel de habilitaciones y demás, y encima, como queda más que claro, somos los únicos que las cumplimos.
Tenemos casos escandalosos como Vicentin, por ejemplo, dónde deberían estar aplicando normativas y demás y no se hace. Se tira con todo el peso de las normativas a los espacios, que lo que intentan es ser un lugar de encuentro de los barrios, de los vecinos, de la ciudad en general.
Sin ir más lejos, el terrible caso de Bocacha, un pibe acribillado por patovicas y policías. A mí me parece bueno el debate sobre las ordenanzas municipales, es un debate que se viene llevando hace años, que empezó por los cierres de espacios culturales. Pero es imperioso que se amplíe ese debate, más allá de las normativas, que se discuta una política, porque justamente si no discutimos las políticas culturales, caemos en que hay una ordenanza que termina habilitando lugares como ese boliche en donde pasa lo de Bocacha. Y se sigue en un recorte enorme de espacios culturales.
LID: ¿Cuáles son los pasos a seguir?
MD: Desde un principio, lo que nos propusimos fue no dar un paso por fuera de lo que la gente quiere hacer, si la gente quería que La Angostura siguiera abierto íbamos a seguir, sino había una respuesta, dabamos un paso al costado. Y la verdad que nos sorprendió, hubo mucha garra, mucho empuje, logramos mantener dos o tres semanas la atención de los medios masivos y la ciudad, y eso fue una repercusión, que para lugares como los nuestros, es un montón porque no contamos con el apoyo de ningún estamento del estado.
En lo que es difusión, por ejemplo, una crítica que tenemos hace años con la Secretaría de Cultura, porque en las grillas sólo difunden actividades de la gestión.
Por eso, acciones que tengan que ver con la visibilidad son muy importantes. Por ejemplo, presentamos un petitorio directamente al intendente Pablo Javkin, con alrededor de 500 firmas de organizaciones, artistas, vecinos, se lo presentamos también en el consejo y pedimos que declaren el proyecto de interés municipal. Que la Asociación Civil Centro Cultural La Angostura de Punta Quebracho fuera declarada de interés municipal, y lo conseguimos. De este modo ir valorizando, para éste lado, para que se revalorice y se reconozca nuestro trabajo dentro del estado. La gente te reconoce tu trabajo, quienes te rodean te lo reconocen, es un poco esa la pelea, ir conociendo cuáles son los reductos del estado donde uno tiene que ir a golpear puertas, y empujar con un evento grande, algo que se visibilice y hacer una denuncia.
A la cultura generalmente se la usa en las elecciones, y después se la deja tirada, y acá quedó claro que nosotros en esa no nos prendemos. Esa es la manera en que nos manejamos nosotros y hemos tenido apoyo. Nos hemos reunido con varios funcionarios. Javkin no nos ha dado la reunión, nos recibió el subsecretario de cultura de Rosario. Lo que nosotros planteamos, es que el estado compre el edificio o consiga un lugar propio. El subsecretario hasta ahora no responde a esa demanda, pero propone generar una agenda de trabajo y brindar un apoyo desde subsecretaria con el presupuesto de alquiler, y claro que es otro tema el presupuesto de cultura también.
Hemos estado reunidos con personas del Ministerio de Desarrollo Social, fueron contactos que fueron surgiendo de las reuniones abiertas que venimos haciendo. Fue la gente la que trajo muchos de los contactos y muchas de las ideas. Hasta nos mandaron una carta anónima que nos decía que nos reunamos con un funcionario del PRO. (risas)
Han llegado apoyos de muchos lados. Estamos golpeando todos los frentes municipal, provincial y nacional, y no lo hubiesemos podido hacer solos.
De máxima nosotros vamos por el pedido de un espacio propio, mientras tanto trabajamos en la posibilidad de conseguir una renovación de contrato si el dueño cambia de opinión, que nos da un aire. En las instancias de negociación con funcionarios o con propietarios realmente uno forja un temple que es necesario para conversar con sectores que son muy cerrados, es difícil hasta el trato humano con esta gente muchas veces, por eso nosotros queremos que esten en los papeles la garantía de que el espacio va a continuar y de máxima como ya te dije, queremos que el estado se haga cargo de darnos un espacio propio.
LID: ¿Quisieras dejarnos algún comentario más?
MD: Sí, que invitamos éste sábado 10 de diciembre, a partir de las 18hs a todas las personas que se quieran acercar al brindis de fin de año, que es para celebrar todo lo que venimos haciendo y toda esta lucha. Así como también queremos reivindicar a todos los espacios, nosotros creemos que vivimos en un mundo injusto, nuestra ciudad tuvo un rosariazo y todos los azos que dieron muchas experiencias en nuestra historia. Y nosotros queremos aportar en experiencias de luchas y coordinar con otros espacios que también luchan, luchar sirve y queremos dejar ese mensaje que es poderoso.