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Red Internacional
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DOS CARAS DE LA CIUDAD. Rosario: remodelaciones en el centro, zanjas en la zona oeste

Mientras el gobierno municipal comienza obras de infraestructura en plazas céntricas como San Martín y Pringles, vecinos del barrio Belgrano siguen reclamando por sus condiciones de vida miserables. No tienen cloacas y se indignan con las condiciones en las que el socialismo los obliga a vivir.

Miércoles 3 de diciembre de 2014

  • Esquina de Cambell y Derqui un día de lluvia

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Ayer se iniciaron las remodelaciones de la plaza San Martín, una obra que demandará una inversión de más de $17 millones. La municipalidad planifica continuar con reformas en otro paseo emblemático del centro como lo es la plaza Pringles. Mientras en barrios periféricos siguen esperando las promesas de obras, ven degradar sus condiciones de vida. Barrio Belgrano, ubicado en la zona oeste de la ciudad, es uno de los territorios que aun no cuenta con cloacas.

La Secretaria de Obras Públicas de Rosario declaró en la mañana de ayer a medios locales que una vez que estén avanzados los trabajos de la plaza San Martín y que la Empresa Provincial de la Energía concluya las obras en el microcentro, se pondrá en marcha la licitación para la remodelación de la plaza Pringles. Mientras, los vecinos de barrio Belgrano, Fisherton y Franzetti de la zona oeste del municipio siguen esperando dejar de ver zanjas colmadas de ratas en sus veredas y en su lugar poder acceder a una necesidad básica como lo es el servicio de cloacas. En las prioridades del socialismo no existen los barrios y fundamentan que no cuentan con el presupuesto necesario para dichas obras ya que son muy costosas.

El 16 de noviembre pasado, un grupo de vecinos realizó una carta de lectores dirigida a la intendenta Mónica Fein, en la cual reclamaban que quieren obras “para que sus hijos no se enfermen, tengan el derecho a vivir en una ciudad pujante, justa y solidaria y no tener que mudarse al centro para vivir con un poco de dignidad”. Al día de la fecha no sólo la realidad continua siendo la misma, sino que tampoco recibieron una respuesta al respecto.

La Izquierda Diario visitó a diferentes vecinos de la zona, jóvenes, adultos y ancianos. Algunos viven en el sector cercano a las conocidas cuatro plazas, situadas en Provincias Unidas y Mendoza, donde mejores condiciones hay, y otros viven en Belgrano sur (según indica el mapa de la ciudad), más conocido como barrio Franzetti donde a diferencia de los primeros, la indignación les brota por todos lados. “Ya no sabemos qué hacer para que nos escuchen”, expresó una comerciante de la zona que todas las mañanas tiene la necesidad de limpiar su zanja con agua podrida como el resto de los vecinos.

“En las zanjas habitan roedores, los recolectores dejan basura sin levantar y caen a las mismas dificultando los días de lluvias el normal drenaje del agua. La municipalidad no hace limpieza de zanjeo, lo tenemos que hacer los propietarios y pagar en forma particular, además de pagar los impuestos”, explicó Mariana, vecina del barrio hace más de 20 años. Otra ciudadana del barrio, Tatiana, reafirmó la declaración anterior y agregó que el gobierno nunca se hace cargo de nada, “te dan pelota sólo cuando hay que votar y sino los ciudadanos tenemos que vivir como podamos en la mugre”.

Por otro lado, La Izquierda Diario consultó sobre el Presupuesto Participativo, plan del que se jacta el Partido Socialista como un “proyecto democrático” desde donde nacen obras para los barrios. Al respecto, Eliana, joven trabajadora expresó: “la verdad que desconocía que había un presupuesto participativo. Si lo hay, estaría bueno que así como hacen campañas políticas, el gobierno de turno inicie una campaña en donde los ciudadanos puedan saber de qué se trata y qué fines tiene. Y poder participar todos o los que estén interesados para el bien común”. Cabe aclarar que dicho presupuesto somete a una consulta popular solo un mínimo porcentaje del presupuesto municipal.

Los ciudadanos de los barrios siguen exigiendo mejores condiciones de vida, se indignan al ver el elitismo del Partido Socialista que sólo gobierna para el centro rosarino dejando excluida a la clase trabajadora y estudiantil que vive en las zonas olvidadas de la ciudad. Cuando tienen la posibilidad de expresarse lo hacen rápidamente, pero nunca reciben respuestas.

Belgrano, un barrio con historia

El barrio nació el 27 de mayo de 1889, su fundador fue Nicasio Vila, un empresario y político que fundó tres colonias en el Departamento Castellanos. Integró el directorio de la Bolsa de Comercio y otras instituciones. Fue concejal municipal en varios períodos. De 1906 a 1909 fue intendente municipal. Fundó la Compañía de Tranways del Oeste y también el pueblo “Eloy Palacios”.

El barrio llevó su nombre hasta 1910, cuando por la Ordenanza Nº 28 cambia el nombre de barrio Vila por el de barrio Belgrano en homenaje al primer centenario de la Revolución de Mayo. En aquel entonces los primeros habitantes fueron quinteros y obreros de hornos de ladrillo, y los primeros asentamientos se ubicaron en Cerrito y las vías del ferrocarril y en Mendoza y Brasil, donde funciona un pequeño matadero. El barrio fue creciendo y en la fisonomía actual de su geografía aun se vislumbran sus comienzos. Alrededor de la plaza central, lugar social indiscutido, se instalaron las primeras instituciones: la iglesia, la escuela, el club y la comisaría. Con el hospital, el conjunto institucional que enmarca la actividad barrial culminó su incipiente nacimiento como entidad autónoma con características propias.

Algunos historiadores insisten en que a los barrios del oeste les faltó el protagonismo concedido a otros lugares. Acentúan que estos barrios no fueron actores de grandes revoluciones o períodos históricos, ni los destinatarios de construcciones oficiales, parques o bulevares a la francesa. Sin embargo, el desarrollo de estos barrios tiene un particular perfil otorgado por su condición obrera y la ideología anarquista de principios de siglo XX.

Los signos pueden ser diferentes pero las luchas vecinales, los emprendimientos conjuntos y el espíritu de autonomía trazan en cada uno de los centros habitacionales que surgieron desde la actividad agrícola, comercial, artesanal e industrial un sesgo definitivo que marca, al menos, otra identidad que aún permanece al costado de la historia oficial del país. La Izquierda Diario entrevistó a dos antiguos vecinos del barrio, Marcelo e Isabel, ex militantes del PST y de la organización guerrillera Montoneros, quienes explicaron cómo se vivió la última dictadura militar de 1976 en estas zonas. Conociendo la historia se entiende un poco más el presente que les toca a los vecinos de Belgrano.

Marcelo explicó que en aquel entonces, como en la actualidad, los habitantes del barrio en su mayoría eran inmigrantes del interior de Argentina y de países limítrofes. “Predominaban los obreros de la construcción, a diferencia de zona sur donde existía un cordón industrial”; la zona oeste fue un bastión del peronismo y con un método guerrillero, esto provocó un atraso en la conciencia y muchas de las luchas se vieron devastadas por este motivo, señaló el ex militante del PST.

Isabel, ex montonera y luego militante del MAS contó que fue uno de los barrios donde mayor represión hubo: “fueron directo al núcleo, nos mataron a todos los compañeros que eran cuadros en las pocas fábricas que existían en la zona”, afirmó. En ese momento funcionaban en el barrio la bodega del Viejo Viñedo que empleaba alrededor de 800 obreros de la zona, la Aceitera Martínez que fabricaba la conocida marca Alsamar y la Frecicar, que en aquel entonces era una pequeña fábrica de envases de cartón, que luego fue enormemente enriquecida con el apoyo de los militares y hoy fabrica envases plásticos y tiene alrededor de 1.000 operarios.

Marcelo cuenta: “en zona sur el combate lo daban los obreros de la UOM, uno de los sectores más avanzados, y en el oeste predominaban la guerrilla y los curas tercermundistas que construyeron el primer centro cultural del barrio, situado en Guatemala y Pasaje Bemporat”. Para finalizar, agregó que ese barrio devastado que hoy queda es consecuencia de más de 125 años de historia y de un genocidio cometido en la dictadura militar que dejó graves secuelas.


Jazmín Levi

Periodista. Miembro del CeProDH

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