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Red Internacional
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OPINIÓN. Rozitchner: “El pobre Maldonado está perdido en un universo de significaciones”

El filósofo del Gobierno que tiene una oficina en la Casa Rosada habló sobre Santiago Maldonado y el rol de la justicia.

Elizabeth Yang

Elizabeth Yang @Elizabeth_Yang_

Domingo 22 de octubre de 2017

Ante la ausencia de Jorge Asis al programa "Emergencia Intelectual" que realiza con Sergio Berensztein, fue reemplazado en esta ocasión por Alejandro Rozitchner, el filósofo de la Casa Rosada.

Después de las presentaciones del caso, y comenzando a encarar el tema de qué significa ser intelectual o cuál es el su rol en la sociedad, a Rozitchner le llegó la pregunta: “hablame de Maldonado, cómo lo vivís?”.

En su respuesta, el filósofo desglosa su análisis en dos supuestas dimensiones de una forma perversa que da hasta vergüenza mencionarlo.

“Una más real, que es el caso de una persona que termina muerta de la que no sabemos nada, de su historia, muy poco, algunos detalles, todo muy deformado, es el plano en el que uno queda sobrecogido porque el tipo apareció en el agua, eso es horrible.” Solo el tono displicente con el que se refirió a la muerte de Santiago Maldonado produce como mínimo un gran rechazo.

No fue una persona que terminó muerta en cualquier circunstancia. Su desaparición primera fue en el marco de una represión de la gendarmería, una institución estatal dirigida políticamente en forma directa por ministros del gobierno del que, el llamado a sí mismo intelectual, forma parte.

Santiago era un joven que se solidarizaba con la lucha de los mapuches, de los pueblos originarios, y otras causas, siempre de sectores oprimidos. Mientras estuvo desaparecido, durante su búsqueda, familiares y amigos fueron contando cómo era Santiago. ¿Alguien del que no sabemos nada? No es cierto.

“Después está el otro plano simbólico, en donde todo eso es como una representación dentro del orden social que cumple un juego, un factor en la circulación de sentidos, que me parece que ha sido el principal terreno de observación y de reflexión que es un abuso absoluto respecto de la persona concreta. Y donde se ha visto que un sector ha utilizado esto políticamente, aunque es decir poco, lo utilizó para recrear un pasado que ya no existe, un pasado que confirma su precariedad ideológica, su principal vocación es negar la realidad y finalmente terminar justificando la delincuencia y la corrupción. Porque detrás de todos los movimientos ideológicos fuertes en la última época encarnados en el kirchnerismo, lo que ha habido es corrupción y delincuencia, y falta de amor por la gestión y por la gente.”

“Entonces, el pobre Maldonado está perdido en un universo de significaciones que me parecen que son un abuso.”

Quitando toda la verborragia sobrante del pretendido filósofo sin escrúpulos, queda que hubo una utilización política para recrear un pasado que ya no existe.

Argentina es un país donde los Derechos Humanos son un presente continuo del que ningún gobierno puede escapar, ni siquiera el kirchnerismo que tuvo que responder por Jorge Julio López, Milani, el Proyecto X que hasta se llevó puesta a la Ministra Garré.

O mejor dicho ningún gobierno o político puede arrogarse el derecho de olvidar sin que le caiga encima todo el peso de las consecuencias de querer borrar ese pasado aún no saldado con simples maniobras discursivas, insistiendo una y otra vez con el negacionsimo del genocidio y el terrorismo de estado. No alcanza con repetir “un pasado que ya no existe”, o como el renunciado ministro Lopérfido cuestionando que no hubo 30 mil desaparecidos.

El ninguneo del gobierno de Macri en las primeras semanas de la desaparición de Santiago no surtieron efecto. Las movilizaciones multitudinarias quizás al principio no le importaron mucho a Macri, porque según él mismo ha confesado, ve muy poca televisión. Pero las encuestas y los focus groups le dieron un cable a tierra sobre el pulso de los intereses populares. También alguna preocupación por los votos, le hicieron prestar más atención a que una desaparición forzada en Argentina no pasa desapercibida, ni se diluye en el tiempo así no más.

Después de casi una hora de charla, el periodista Sergio Berensztein apenas logró a fuerza de una especie de tirabuzón de palabras que Rozitchner le esbozara alguna idea relacionada al plan del gobierno. Entre ellas enfatizó que el sistema judicial sea independiente del poder político.

Si recordamos el momento de crisis al que llegó el gobierno en las últimas horas, desde la aparición del cuerpo en el río, al reconocimiento de la familia de que era Santiago, y el repudio de su hermano Sergio cuando salió a desmentir que Garavano hubiese hablado con él, y criticó duramente a Macri por haberse atrevido después de 80 días a llamar a su madre. La noticia del juez Lleral que “no hubo lesiones en el cuerpo” y la posterior utilización de este dato oficial por medios adictos al gobierno como Clarín, le dieron un respiro a Macri, al menos hasta el domingo de las elecciones.

Que el sistema judicial sea independiente del político como dijo Rozitchner, está claro que es una irrealidad completa. Los jueces en general son como una plantación de girasoles que solo miran hacia donde calienta el sol.

Sin embargo, la división de poderes que caracteriza a la república burguesa funciona como un salvataje de servicios mutuos. Y en esta ocasión funcionó: la justicia le dio una mano al gobierno.

"Emergencia Intelectual" de Jorge Asís, con Sergio Berensztein y Alejandro Rozitchner - 20/10/17

minuto 10:23 hablan de Maldonado


Elizabeth Yang

Profesora de Lengua y Cultura portuguesa. Fundadora del PTS y columnista de la sección Cultura de La Izquierda Diario.

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