Seat ha sido la primera multinacional del sector del automóvil en anticipar lo que supone la reconversión del sector. La marca alemana ha asegurado que el nuevo vehículo eléctrico puede requerir un 30% menos de la plantilla. Los Fondos Next Generation asumirán las inversiones y el mecanismo RED de Yolanda Díaz el “excedente de plantilla”
Ivan Vela @Ivan_Borvba
Viernes 11 de febrero de 2022
Foto: EFE/Kiko Huesca
El sector agropecuario, el sector energético y el citado sector automovilístico se verán empujados a cambios productivos estructurales que tendrán una afectación directa en las plantillas de trabajadores y trabajadoras actuales. Y ha sido precisamente este último el primero en anticipar las consecuencias de la futura reconversión que diferentes sectores tendrán que afrontar en los próximos años.
SEAT, la marca española de la multinacional alemana VW, ha hecho público el impacto que la reconversión al vehículo eléctrico podría tener sobre su plantilla. Fuentes de la empresa han asegurado que se podría requerir hasta un 30% menos de la plantilla actual, mientras que desde Alemania llegan voces que el recorte de la plantilla en tierras germanas podría ser de hasta un 25%.
Para darle valores más concretos, en el caso de SEAT , un 30% de la plantilla supone entre 3.500 y 4.000 trabajadores y trabajadoras. Ante el revuelo generado por estas declaraciones y recogidas en los principales medios de comunicación, la empresa ha matizado que eso no implica que haya un “excedente”, como le gusta decir a los capitalistas, de plantilla, ya que habrá un intento de recolocaciones en nuevas líneas de producción.
Lo cierto es que esto solo es el inicio de lo que va a ser una de las grandes reconversiones a las que se va a enfrentar la economía española. El sector del automóvil supone hasta un 11% del PIB del Estado. Un sector central, que además durante los últimos años ha contado con numerosos incentivos, como el plan RENOVE, cuantiosas ayudas ayudas públicas directas (la Generalitat de Catalunya concedió en los últimos 15 años un total de 25 millones de euros en ayudas públicas a Nissan, hoy una fábrica cerrada). Tampoco se olvidaron de ella durante la última crisis sanitaria, donde el Gobierno “progresista” destinó 3.750 al rescate de este sector.
Pero a pesar de esta ingente cantidad de dinero público para favorecer el negocio y el beneficio privado de los capitalistas, los Consejos Directivos de las multinacionales siguen haciendo y deshaciendo según sus intereses, dejando a miles de trabajadores y trabajadoras “excedentes” en las colas de paro.
Y no lo hacen solos, ni tan siquiera con una “mediática” oposición de las burocracias sindicales o las administraciones de turno. Ahora cuentan con un entramado y un andamiaje legislativo a la carta para sus planes, que bien se puede definir como la “socializar las pérdidas, privatizar los beneficios”.
La -no- Reforma Laboral de Yolanda Díaz, además de mantener los aspectos centrales que extienden la precariedad laboral, añadió un elemento novedoso respecto a las reformas de Zapatero y Rajoy, pero con aire a los años 80. El mecanismo RED.
Con esta nueva iniciativa, el Gobierno “progresista” otorga a la patronal la posibilidad de realizar ajustes de plantilla cuando vengan mal dadas o necesiten reestructuración estratégicas para seguir siendo competitivos.
Como señalaba Santiago Lupe en un artículo anterior “Se trata de un mecanismo redondo para la patronal. Si Garamendi luce sonriente con la ministra de Trabajo, no es solo porque esta haya dejado intacto el marco laboral hecho a medida de la CEOE, sino porque ha conseguido institucionalizar como permanente la máxima de “socializar las pérdidas y privatizar los beneficios”. El Estado asume el riesgo empresarial tanto en forma de pérdidas cuando vengan mal dadas, como cuando sectores enteros se dispongan a realizar reconversiones o actualizaciones productivas – muchas de ellas ya de por sí subvencionadas por los Fondos Europeos- que verán desaparecer de los balances nada menos que gran parte de los costes salariales.”
Una fórmula que con la experiencia en la mano no se puede catalogar ni como cosmética. En los años 80, ante las reconversiones impulsadas por el Gobierno de Felipe Gonzalez, se lanzaron las iniciativas de Fondos de Promoción de Empleo (FPE) y las Zonas de Urgente Industrialización (ZUR).
Fondos de ayuda pública para ayudar a la recolocación de ese “excedente”, que contaba con subsidios miseros y limitados para los trabajadores y trabajadoras y con una abanico de ventajas fiscales para las empresas.
El flamante Gobierno socialista dejó 200 mil parados (que se sumaron a los 600 mil parados que dejó el anterior gobierno de la UCD). Tan solo un 10% de los trabajadores y trabajadores que perdieron su trabajo en este periodo, fueron recolocados. Este el ejemplo anterior del actual mecanismo RED que la ministra “comunista” ha introducido en su Reforma Laboral.
Normal que tan solo las burocracias sindicales y la CEOE posen sonrientes en las fotos. Por que además de este andamiaje legislativo que convierte en ley la flexibilidad laboral permanente y en base a los intereses de la patronal, estas mismas empresas contarán con las ayudas de los Fondos europeos.
La aprobación de la Reforma Laboral, y que esta tuviera estas características, era condición indispensable para la inyección de dinero del que también se van a beneficiar las empresas del sector automovilístico.
Los Fondos Next Gen permitirán destinar hasta 140.000 millones de euros a empresas españolas. Para la automoción, el proyecto estratégico (PERTE) más señalado es el de la movilidad eléctrica, dotado con 4.295 millones.
Jugada perfecta. Inyección de dinero para la reconversión y poder seguir generando beneficios para sus accionistas y un sostén legal y económico de dinero público para paliar las pérdidas.
El sector del automóvil visualiza, aún en su etapa inicial de reconversión, el mecanismo de protección que la UE y los gobiernos estatales, como este del PSOE y UP, han creado para garantizar los beneficios patronales a base de inyectar dinero público mientras estas suman trabajadoras y trabajadores a la cola del paro.