Ambas marcas del sector automovilístico preparan un ERTE para el próximo lunes. Con el apoyo de las direcciones sindicales de CCOO y UGT, las empresas esperan agilizar este proceso y enviar a miles de trabajadores al paro.
Ivan Vela @Ivan_Borvba
Sábado 14 de marzo de 2020
Foto: Planta de producción de Nissan en la Zona Franca, Barcelona
Este viernes las dos principales empresas automovilísticas con producción en Catalunya, SEAT y la nipona Nissan, han comunicado que están preparando Expedientes de Regulación Temporal de Empleo (ERTE) que afectará de forma directa a 10.000 trabajadores y a otros 40.000 pues de empleo indirectos.
La razón principal que ponen las direcciones empresariales es la falta de abastecimiento de las piezas, en particular las que provienen de China. Según la dirección de Nissan actualmente tienen piezas hasta el próximo 13 de abril, momento en que quedarán sin capacidad de producción.
Así lo comunicaron ambas empresas tras reunirse en el Consell de Relacions Laborals junto a los sindicatos y el departamento de Treball de la Generalitat.
Tanto las direcciones sindicales de CCOO y UGT como la patronal están exigiendo a Pedro Sánchez, tanto públicamente como por escrito, que se agilice el proceso y los tiempos de evaluación por parte de la autoridad laboral y ejecución por parte de la empresa de los ERTEs.
De este modo se empieza a materializar lo que era una noticia esperada, que las consecuencias de la crisis económica, que apenas a estas alturas empieza a vislumbrarse, producto del coronavirus van a recaer nuevamente en las espaldas de la clase trabajadora y los sectores populares.
Si se dan los plazos que las direcciones de SEAT y Nissan desean, a partir de este lunes más de 10.000 trabajadores y trabajadoras se verán en el paro o con reducción de su jornada laboral, ya que ambos escenarios son posibles tras la aplicación de un ERTE.
Además de la exigencia de agilización de este proceso, desde la patronal y las direcciones de los sindicatos mayoritarios se pide que las trabajadoras y trabajadores afectados por este ERTE relacionado al coronavirus puedan recibir su prestación de desempleo pero sin consumir paro.
De este modo el gobierno agilizaría los procesos de regulación de empleo para las empresas a la par que deja a estas exentas de pagos a la Seguridad Social en los próximos 6 meses.
El resultado de la ecuación es claro; el coste para las empresas es cero, puesto que bajo la ejecución de un ERTE no deben pagar indemnización a los trabajadores al no ser una extinción del contrato definitivo, mientras que para los trabajadores el resultado es, a corto plazo, la rebaja salarial que supone el desempleo o la reducción de la jornada laboral. A medio y largo plazo, más recortes en los servicios públicos para pagar esta factura.
Ante estos momentos el Gobierno y la patronal, con la colaboración de las direcciones sindicales de CCOO y UGT, hablan hipócritamente de “unidad” y de “trabajar juntos”, pero lo cierto es que nuevamente la crisis quieren que la pague la clase trabajadora y los sectores populares con sus trabajos precarios.
Mientras, los grandes beneficios de las empresas que venían creciendo a un ritmo medio anual del 13% desde 2014, no se tocan. Los beneficios son privados, las pérdidas, de todos. Una fórmula clásica que este gobierno “progresista”, por supuesto, no iba a modificar.