Se trata del represor Eduardo Emilio Kalinec, que gozará de salidas transitorias, habilitadas por el juez Méndez Signori para "mejorar lazos familiares". Una de sus hijas es fundadora del Colectivo Historias Desobedientes, un grupo integrado por hijos e hijas de represores de la última dictadura militar, que repudian los crímenes aberrantes cometidos por sus padres.
Viernes 29 de noviembre de 2019 13:20
Foto: CIJ
El juez Enrique Méndez Signori del Tribunal Oral Federal 7 autorizó salidas transitorias al excomisiario Eduardo Emilio Kalinec para "mejorar lazos familiares", condenado a prisión perpetua en 2010 por secuestros, torturas y homicidios cometidos en los centros clandestinos Atlético, Banco y Olimpo. Tiene 67 años y está preso en el penal de Ezeiza.
Se trata de tres centros clandestinos que funcionaron bajo el mando de Carlos Guillermo Suárez Mason, jefe del Primer Cuerpo del Ejército y que operaron como un solo centro que mudó su sede sucesivamente pero mantuvo los mismos represores, víctimas y hasta los mismos muebles.
El otorgamiento de este beneficio es un hecho impunidad gravísimo. Los genocidas salen tranquilos a ver a su familia, mientras miles de personas privadas de su libertad por delitos menores permaneces años sin siquiera haber llegado a juicio en condiciones aberrantes de detención.
Cuando fue citado a declarar, el represor Kalinec admitió que había trabajado “activamente en investigaciones referidas a hechos atribuidos al ERP”, que hizo el curso de inteligencia en la Escuela de Informaciones, que en 1978 había estado destinado al Departamento Asuntos Subversivos y estuvo afectado al dispositivo del Mundial de Fútbol, en “prevención de atentados”. Pero cínicamente negó haber participado en delitos de lesa humanidad.
Pero las y los sobrevivientes del Atlético, Banco y Olimpo relataron los crímenes negados por el genocida.
Uno de ellos es Mario Villani, que lo describió como un represor “bastante temido dentro” de los centros clandestinos y que, aunque no tenía contacto frecuente con los detenidos, cuando lo tenía su actitud era dura.
Daniel Aldo Merialdo afirmó que era un personaje muy cruel. Ana María Careaga declaró que cada vez que la encontraba en la antesala del baño, le gritaba y le pegaba patadas. Y que una vez le reprochó el no haber dicho que estaba mbarazada. “¿Querés que te abra de piernas y te haga abortar?”.
Miguel Angel D’Agostino aseguró que en la sala de torturas del Atlético, en la que estuvo cinco días sometido a la picana, estaba el Dr. K.
Jorge Braiza contó que vio a Kalinec en un “traslado” de un grupo de víctimas, es decir, en el momento previo a un vuelo de la muerte. Fue en los primeros días de diciembre de 1978. En el patio de El Olimpo, el Doctor K informó a algunas personas que habían sido reunidas allí, que iban a ser llevadas a unas granjas en el Chaco y que debían ser inyectadas para prevenir el mal de Chagas.
A este genocida el juez Signori le permite caminar libremente por las calles
[URGENTE] El represor Eduardo Kalinec — conocido como el Dr. K en el circuito ABO y condenado a perpetua — tendrá SALIDAS TRANSITORIAS. Así lo acaba de decidir el juez Méndez Signori para "mejorar lazos familiares". Una de sus hijas, Analía, es impulsora de @DesobedientesHi pic.twitter.com/MLsWFgC3Cb
— Luciana Bertoia (@LucianaBertoia) 28 de noviembre de 2019
Liberado para mejorar "lazos familiares", pero una de sus hijas repudia sus crímenes
Kalinec acusó a su hija Analía Kalinec de “indigna” por oponerse públicamente a los crímenes que él cometió durante la dictadura. Su intención era impedir que acceda a la herencia de su madre.
Analía Kalinec es fundadora del Colectivo Historias Desobedientes, un grupo integrado por más de 100 hijos e hijas de represores de la última dictadura militar que repudian los crímenes de lesa humanidad cometidos por sus padres y exigen memoria, verdad y justicia.
La exigencia del conjunto de los organismos de derechos humanos de cárcel común y efectiva a todos los genocidas sigue más vigente que nunca. No más genocidas en las calles
Andrea Lopez
@lopez76_andrea Cronista de la sección Libertades Democráticas de La Izquierda Diario, miembro del Centro de Profesionales por los Derechos Humanos.