El líder independentista escocés dijo que su país se beneficiará "de un nuevo liderazgo" para negociar con Londres nuevas competencias. Alivio en el establishment británico y mundial que apoyaba el No a la independencia.
Diego Lotito @diegolotito
Sábado 20 de septiembre de 2014
Fotografía: EFE
El líder independentista Alex Salmond anunció este viernes que dejará su cargo en su partido, (SNP) y como ministro principal de Escocia, tras la derrota de la opción independentista en el referéndum del jueves.
Los defensores de mantener la unión de 307 años con el Reino Unido se impusieron con un 55 por ciento de los votos, mientras que los independentistas obtuvieron el 45 por ciento de los 3,6 millones de sufragios escrutados. La consulta marcó un récord de asistencia electoral del 85 por ciento.
En una rueda de prensa en Edimburgo, el dirigente independentista Alex Salmond, anuncio sorpresivamente su dimisión y explicó que Escocia se beneficiará "de un nuevo liderazgo" en esta nueva fase de negociación con Londres para lograr más autonomía.
"Para mí como líder, mi tiempo está casi acabado pero para Escocia la campaña continúa y el sueño nunca morirá", dijo Salmond a periodistas en Edimburgo.
Salmond fue líder del SNP durante 20 años y siete estuvo al frente del gobierno de Escocia como ministro principal.
"Hemos perdido el voto del referéndum pero Escocia aún puede llevar la iniciativa política. Más importante aún, Escocia puede resurgir como el verdadero ganador”, afirmó Salmond al anunciar su renuncia.
“Hay 1,6 millones de personas que optaron por la independencia”, sostuvo. “Creo que se expresarán, y en voz alta, si desaparecen los compromisos hechos”, agregó en su intervención en Bute House, la residencia oficial del ministro principal en Edimburgo.
Aunque hizo un llamado al pueblo escocés a aceptar el veredicto de las urnas. "Escocia decidió por mayoría, en esta etapa, no convertirse en un país independiente. Acepto el veredicto de la gente y hago un llamamiento a toda Escocia a seguir su ejemplo al aceptar el veredicto democrático del pueblo de Escocia", dijo Salmond.
Salmond dijo que no aceptará la nominación como líder del Partido Nacional Escocés en una conferencia anual en noviembre y que renunciará entonces como primer ministro. Aunque no está confirmado oficialmente, se da por hecho que la persona mejor situada para sucederle es la ministra de asuntos constitucionales y número dos de su gobierno, Nicola Sturgeon.
El primer ministro británico, David Cameron, dijo por su parte que el tema de la independencia escocesa quedó zanjado por una generación.
"No puede haber disputas ni nuevas votaciones, hemos escuchado el deseo de los escoceses", afirmó fuera de su residencia oficial londinense, en Downing Street.
Alivio en el establishment británico y mundial
La votación trajo alivio al establishment británico, en primer lugar al Primer Ministro David Cameron, y a los líderes de las principales potencias del mundo –entre ellos el presidente de Estados Unidos, Barack Obama, y los líderes de la Unión Europea-, que se dejaron claro que no querían la independencia de Escocia.
En Bruselas, el presidente de la Comisión Europea, José Manuel Durao Barroso, elogió el viernes el resultado del referendo y lo definió como un hecho positivo para Europa.
"Saludo la decisión del pueblo escocés de mantener la unidad de Reino Unido", dijo Barroso en un comunicado. "Este resultado es bueno para la Europa unida, abierta y más fuerte que quiere la Comisión Europea", sostuvo.
El secretario general de la OTAN, Anders Fogh Rasmussen, también celebró la noticia de que el Reino Unido mantenga su conformación como hasta ahora.
Al conocerse el resultado del referendo, la libra esterlina se apreció fuertemente contra al dólar y el euro. Las acciones y los bonos británicos también subieron, mientras que las empresas con alta exposición a Escocia celebraron el resultado.
¿Triunfo pírrico?
Tras conocer el veredicto en la histórica consulta, Salmond había llamado a la unidad para reconstruir el futuro de Escocia, al mismo tiempo que exigió a los partidos británicos que cumplan su promesa de entregar más autonomía a la región.
"Escocia esperará que estos (compromisos) sean honrados de manera rápida", agregó el veterano líder independentista antes de alejarse del escenario en Edimburgo donde anunció su renuncia.
Salmond logró elevar el apoyo a la independencia del 30%-35% inicial que preveían las encuestas al 45% obtenido finalmente por el “Sí” el pasado jueves.
Ese caudal de apoyo, “que ha situado a Escocia en una posición muy fuerte” según palabras de Salmond para presionar a Londres, está detrás de las cada vez mayores promesas que hizo Gran Bretaña a Escocia en las semanas previas al referéndum, una medida que enfureció a los sectores más conservadores en Westminster.
En un esfuerzo por detener el descontento, Cameron se comprometió a forjar un nuevo arreglo constitucional que le garantice a Escocia los poderes prometidos pero que también dé más atribuciones a Inglaterra, Gales e Irlanda del Norte.
"Al igual que Escocia votará por separado en el Parlamento escocés sobre asuntos de impuestos, gasto y bienestar, Inglaterra también lo hará, y también Gales e Irlanda del Norte deberían poder votar sobre estos asuntos", dijo Cameron.
Analistas sostuvieron que la promesa de Cameron de más poderes para las partes que constituyen el Reino Unido tenía el objetivo de sedar a "la bestia dormida del nacionalismo inglés". Aunque otros consideran que, por las concesiones prometidas, el resultado que arrojaron las urnas constituye un triunfo pírrico.
El primer ministro de Escocia siempre tuvo en mente una “tercera opción” a la unión o la independencia, que era una autonomía reforzada o devolution max (máxima devolución). Sin embargo, fue el propio Cameron quien se negó a recorrer ese camino y redobló la apuesta al “todo o nada” del referéndum. Y efectivamente “la ganó”.
Sin embargo, ahora Londres debe cumplir sus propmesas de campaña y ampliar el autogobierno de Escocia –y también a Gales, Irlanda del Norte, e Inglaterra-, justamente lo que no quiso contemplar inicialmente.
El gobierno escocés ya se prepara para negociar con el gobierno central la transferencia de nuevas competencias. El problema es que Cameron no contará ahora con el experimentado Salmond para gestionar el proceso.
Agencias Efe/Reuters