En la última semana el promedio semanal de casos diarios por contagios de COVID-19 dio un salto vertiginoso del 150%, es decir que pasó de menos de 40 a más de 90. El sistema sanitario de San Nicolás se encuentra colapsado: la Unidad de Terapia Intensiva del Hospital San Felipe ya no tiene camas disponibles, y las clínicas privadas UOM y San Nicolás están al límite con una capacidad de camas libres sólo del 12%.
Viernes 28 de mayo de 2021 18:13
Ante esta situación crítica la ciudad vuelve a fase 2 a partir del próximo lunes con el consecuente incremento de restricciones de más actividades, sobre todo para gastronomía, comercio, clubes y gimnasios. Las nuevas medidas impactan en su mayoría a cuentapropistas y emprendedores cuyas economías sin ningún respaldo económico se ven afectadas gravemente, así mismo ocurre con aquellos informales que se sostienen en el día a día.
Aumentan los contagios, aumentan las restricciones, aumentan las fuerzas de seguridad en la calle pero lo que no aumenta son las vacunas y los testeos masivos. Situación que empeora día a día mientras el sistema de salud pública ya declaro el colapso sanitario en la ciudad.
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El plan de testeos del Municipio sólo realiza 150 testeos alternando los barrios dando prioridad a aquellos que cuentan con orden médica, claramente los intereses no están puestos en detectar a la mayor cantidad de casos activos si tenemos en cuenta que en nuestra ciudad viven más de 160.000 habitantes.
Una medida totalmente insuficiente que queda en evidencia si se comparan los dichos de la Secretaria de Salud y Familia, quien expresó que "el objetivo de los testeos es la detección temprana de COVID para hacer el seguimiento correspondiente, impedir complicaciones en la enfermedad o internaciones, y así evitar la saturación del sistema de salud". Sin embargo la realidad es otra, el colapso del sistema sanitario tanto público como privado ya es un hecho, no solo en nuestra ciudad sino en toda la región, situación que agrava aún más el colapso en tanto es imposible realizar traslados a localidades vecinas de aquellos pacientes que lo necesiten.
Como si el colapso sanitario no significara alarma suficiente, empresas locales como Siderar que nuclean a miles de trabajadores, no cumplen con los protocolos, exponiendo a trabajadores considerados de riesgo y obligando a concurrir a su lugar de trabajo a aquellos que se encuentran en situación de contacto estrecho, lo cual no hace más que continuar la cadena de contagios de todos los trabajadores y sus familias.
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En el país, el laboratorio de Hugo Sigman, ubicado en la localidad de Garín, produce el principio activo de la vacuna contra el coronavirus. El equivalente a 40 millones de dosis que se podrían generar con ese principio activo, fue exportado a México donde culminan y envasan la producción pero ni una sola vacuna volvió a la Argentina ni a ningún otro país de América Latina. De hecho, la campaña de vacunación viene muy atrasada: sólo el 2% de la población recibió las dos dosis. El resto, con suerte, sólo una y ese atraso se paga con vidas.
Argentina también cuenta con la producción de test, tanto serológicos como COVIDAR IgG, y de rt-PCR, gracias al enorme esfuerzo de científicas y científicos del sistema público, lo que vino a desmentir el discurso del Gobierno Nacional de que no era viable un plan de testeos masivos por "falta de recursos".
Pero esos recursos quedan en manos de empresas e intereses privados porque de lo que se trata es de transformar a la Argentina en un exportador regional de herramientas de diagnóstico y no de utilizarlos para suplir las demandas de las grandes mayorías de la población.
La gravedad de la situación amerita tomar medidas de fondo para hacer frente a la crisis sanitaria.
Es urgente que se declare de utilidad pública el laboratorio del empresario Hugo Sigman, junto con el uso de toda la capacidad técnica-científica del país y la inversión que sea necesaria en los laboratorios públicos para concluir el proceso de envasado en el país y poder acceder de manera masiva a la vacuna que debe ser considerada un bien social.