Se cumple un nuevo aniversario de la sanción de la ley que luego se convertiría en la Ley de Paridad. ¿Qué pasa hoy en el Congreso con las mujeres?
Viernes 6 de noviembre de 2020 08:53
En septiembre de 1990 comenzó la discusión sobre la representación de las mujeres en el Congreso nacional. El 6 de noviembre de 1991, finalmente se sancionaba la Ley N° 24.012 de Cupo Femenino que establecía que los partidos tenían que incluir un 30% de mujeres en sus listas, en principio, para la elección en Diputados.
En 1995 esa ley se extendió al Senado, en el mismo momento en que los senadores dejaron de ser elegidos por las legislaturas y pasaron a ser elegidos directamente por los votantes en el proceso electoral. Mucho tiempo después, en 2017, se sancionó la Ley Nº 27.412 de Paridad de Género, que estableció que en las conformaciones electorales del año 2019 las listas debían estar formadas 50% por varones y 50% por mujeres. Leyes similares fueron sancionadas en el último tiempo en legislaturas provinciales y en otros ámbitos como en las sociedades civiles y en los servicios audiovisuales.
La sanción de la ley
A mediados del siglo XX las mujeres argentinas conquistamos nuestro derecho al voto, que significó un avance en este elemental y democrático derecho cívico, pero esto no se reflejó en la participación de las mujeres en los espacios políticos.
La sanción de la Ley de Cupo Femenino fue una novedad. Argentina fue el primer país en establecer un mínimo de candidaturas de mujeres en las listas en América Latina. Luego, este ejemplo fue seguido por otros países a mediados de los 90, como Brasil, Bolivia, Perú, México, Uruguay.
En 1989 diputadas y senadoras de la UCR presentaron proyectos para establecer el cupo del 30 por ciento en las listas legislativas. Dos años después, en el gobierno de Carlos Menem, la iniciativa fue aprobada en el Senado.
Gran parte de los legisladores del justicialismo/ peronismo y de la UCR que votaron a favor de la ley argumentaban que era necesario mayor participación de las mujeres en el Congreso para sumar su “sensibilidad” y su “ética”. Por ejemplo, la diputada Monjardin (UCR), argumentaba: "Creo que esa rectitud y esa lealtad de la mujer argentina es la que debemos incorporar a los hechos políticos y legislativos”. La derecha conservadora y liberal, representada por partidos como la Ucedé, votó en contra argumentando que las mujeres tenían que ganarse espacios por méritos propios. Por su parte, Luis Zamora, que era diputados por el MAS (Movimiento al Socialismo), se abstuvo.
Años después, el 23 de noviembre de 2017, se sancionó por amplia mayoría la Ley de Paridad de Género que tuvo su debut en las elecciones de 2019.
En aquel momento Myriam Bregman, dirigente del PTS en el Frente de Izquierda, explicaba que el 50% no podía ser un techo, sino que debía ser un piso. De hecho , los partidos de izquierda fueron quienes más mujeres tuvieron en sus listas (alrededor de un 40%) en las PASO de 2019, mientras el Frente de Todos, Consenso Federal y Juntos por el Cambio tuvieron apenas entre un 9% y un 14% de representación de mujeres. A lo que se puede sumar el siguiente dato: en las elecciones definitivas todas las listas llevaron algunos candidatos a diputados o senadores que se oponían al derecho al aborto, menos el Frente de Izquierda.
Iguales pero diferentes
Actualmente las mujeres ocupan el 38% de las bancas en Diputados y 40% en el Senado, con la contradicción de que son minoría en las presidencias de los bloques y también en las comisiones donde se tratan temas como economía o asuntos constitucionales.
Si había expectativas de que este año se podía avanzar en la “agenda de género”, la situación cambió. La prioridad fue gestionar la crisis para beneficiar a los empresarios y contentar al FMI. El gobierno de Alberto Fernández asumió intentando integrar un discurso feminista con declaraciones del tipo “un Estado que cuida debe acompañar a las mujeres” y generó expectativas la conformación del Ministerio de Mujeres, Géneros y Diversidad y la promesa del debate sobre la ley por el derecho al aborto. Pero con la excusa de la pandemia y la crisis, la cosa cambió. El derecho al aborto se convirtió en “un tema que tiene demasiados inconvenientes” y elMinisterio que conduce Elizabeth Gomez Alcorta no tomó ninguna medida para favorecer a las mujeres más golpeadas por la crisis económica y la pandemia.
La Ley de Cupo, y luego la Ley de Paridad de Género, son leyes que no eliminan la discriminación que sufren las mujeres, apenas son un simple reconocimiento de que la situación de las mujeres en las instituciones del régimen político no es igualitaria con respecto a los hombres.
Claro que la sola presencia de mujeres no garantiza en sí mismo mejoras para nuestras vidas. Los discursos con “perspectiva de género” se terminan cuando la vida real muestra que para cumplir con el FMI, los acreedores y no tocar los intereses de las grandes empresas, es necesario reprimir brutalmente a las familias sin techo como en Guernica.
Las principales demandas de las mujeres siguen sin resolverse. No podemos esperar, de lo que se trata es de organizarse y luchar, mostrando en las calles nuestra propia fuerza para que lo que esté en “agenda” sean nuestros derechos.
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