La presidenta del partido debió renunciar luego de una filtración de emails. Hillary Clinton recibió el apoyo de Bernie Sanders en un día signado por el escándalo.
Celeste Murillo @rompe_teclas
Martes 26 de julio de 2016
Fotografía: Twitter /@MontserratVPEDA
Filadelfia recibió a la convención demócrata con un calor sofocante, dentro y fuera del centro de convenciones Wells Fargo. Contra las expectativas de una convención tranquila y de unidad, los seguidores de Bernie Sanders se hicieron sentir con abucheos y protestas. Durante 4 días, delegados y delegadas demócratas discutirán la plataforma y los candidatos para las elecciones presidenciales de noviembre.
Las jornadas previas anunciaron un clima caldeado. El viernes 22, mientras Hillary Clinton anunciaba a su compañero de fórmula Tim Kaine, se conocía una nueva filtración de emails en la página Wikileaks. La publicación de 19 mil correos electrónicos desembocó en el escándalo denominado #DNCLeak, que terminó con la renuncia de la presidenta del partido Debbie Wasserman Schultz.
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La presidenta del Comité Nacional Demócrata (CND), Debbie Wasserman Schultz, debió renunciar cuando se conocieron los emails que revelaron la existencia de una campaña de funcionarios de la dirección contra Bernie Sanders y a favor de Hillary Clinton. Aunque Clinton intentó despegarse del escándalo, y su campaña alienta el rumor de que se trataría de una operación de Rusia, es incalculable el impacto que tendrá en su candidatura.
Lo que es seguro es que ya afectó lo que intentaban presentar como una convención de unidad, después de las inesperadamente largas y peleadas elecciones primarias, en las que Bernie Sanders presentó competencia a la favorita del partido. De hecho, la presidenta Wasserman Schultz ni siquiera pudo asumir su rol al frente de la convención después de ser abucheada por la delegación de Florida, su propio estado.
La presidenta del partido Debbie Wasserman Schultz es abucheada en la convención.
El escándalo de los emails volvió a despertar la bronca de los seguidores de Bernie Sanders, que lo habían adoptado como vocero del descontento de la juventud y sectores de trabajadores precarios que (todavía) ven con desconfianza a Hillary Clinton por sus lazos con Wall Street y su pertenencia a una de las dos familias que gobernaron Estados Unidos durante décadas.
A pesar de haber ganado las primarias y de contar con el apoyo oficial de Sanders, Clinton todavía deben ganarse el apoyo de sus votantes. Y la primera aparición del senador en la convención y los abucheos que recibió cuando llamó a apoyar la fórmula Clinton-Kaine dejaron en evidencia el interrogante de si su base obedecerá el llamado a votar por la candidata del establishment.
Bernie Sanders es abucheado cuando llama a apoyar la fórmula Clinton-Kaine
Custodiada por casi 30 mil efectivos de policía, la convención se desarrollará durante los próximos días. Mientras tanto, en las afueras del centro Wells Fargo se realizan desde el domingo múltiples protestas de movimientos y organizaciones sociales como Black Lives Matter, organizaciones ambientales y partidarios de Sanders. También estuvo presente Jill Stein, candidata presidencial del Partido Verde, que llama a los votantes de Sanders a apoyarla en noviembre contra el bipartidismo estadounidense.
Todos contra Trump, ¿todos con Clinton?
Después de escándalos y abucheos, los oradores de la primera jornada fueron una fotografía del mensaje y los sectores a quienes se dirige la campaña de Clinton: mujeres, inmigrantes, latinos, afroamericanos y la comunidad LGTB.
A la vez, las oradoras y los oradores elegidos representaban la contracara de la campaña de Donald Trump: niñas y jóvenes latinas que se dirigieron al público en castellano e inglés, un exjugador de la NBA abiertamente gay, una diputada que abogó por los derechos de las mujeres y una joven defensora de los derechos de las personas con discapacidades.
Además de apuntar directamente contra Trump y su discurso abiertamente reaccionario, estos sectores jugaron un rol privilegiado en la alianza que llevó a Barack Obama al poder en 2008 y 2012, y es a esa misma alianza a la que apuesta Hillary Clinton para llegar a la Casa Blanca en 2017.
A diferencia de Trump, Clinton cuenta con el respaldo del partido. Así se vio con la presencia de figuras de peso como la primera dama Michelle Obama, que presentó a la exsecretaria de Estado como la “presidenta que quería para sus hijas” y llamó a unir al partido para ganar. También habló, en representación de los sectores progresistas, la senadora Elizabeth Warren, una de las últimas en apoyar a Clinton.
El partido intenta cerrar filas alrededor del mensaje "Stronger Together" (Juntos somos más fuertes) como una suerte de concordia. El lema de la campaña de Clinton, "I’m with her" (Estoy con ella) todavía genera roces y resquemores entre muchos seguidores de Sanders que quieren derrotar a Trump pero no terminan de apoyar a Clinton.
Bernie Sanders aprovechó el discurso para recordar la campaña histórica que llevaron adelante sus partidarios, les habló a quienes habían apoyado su “revolución política” y se sentían decepcionados con el resultado final. Cuando llamó a sus partidarios a votar por Hillary Clinton volvieron a oírse abucheos de muchos de los delegados.
Reaction from @BernieSanders supporters when he said to support @HillaryClinton #DNCinPHL #CBN2016 pic.twitter.com/4EFU2C7Igy
— David Brody (@TheBrodyFile) 26 de julio de 2016
El martes 26 se realiza la elección formal en la que delegados y delegadas de cada estado anunciarán a quién elegirán como candidato a la presidencia. No se descartan protestas de los delegados de Bernie Sanders en la votación.
Celeste Murillo
Columnista de cultura y géneros en el programa de radio El Círculo Rojo.