Aquí la respuesta de Facundo Aguirre a la crítica de la corriente Izquierda Revolucionaria a su nota por los 40 años del asesinato de Mario Santucho.
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Facundo Aguirre @facuaguirre1917
Viernes 22 de julio de 2016
La compañera Violeta Ayles respondió en nombre de la organización Izquierda Revolucionaria, al artículo Santucho: lecciones de batalla. El eje de la crítica contra nuestros artículos reside en que nuestras premisas resultan falsas a la luz de la verdadera historia del PRT-ERP.
Como bien reconoce la compañera el eje de nuestra crítica es que la estrategia del PRT-ERP no resultó ni correcta ni eficaz para luchar por la revolución socialista sino que terminó siendo un bloqueo a las tendencias insurreccionales abiertas por el Cordobazo, a la lucha por la independencia política de la clase trabajadora y un retorno a la revolución por etapas.
Los marxistas definimos a los movimientos políticos por su dirección y su política. Nuestra crítica es que el PRT-ERP era una dirección que enarbolaba una estrategia pequeñoburguesa de construcción de un ejército guerrillero para llevar al poder a un frente policlasista. Desde este punto de vista poco importa que el PRT-ERP tuviera muchos obreros, como nos contesta la compañera, sino la política que llevaban adelante.
El FAS embrión del frente policlasista
La compañera nos dice que el PRT-ERP organizó el Frente Antiimperialista por el Socialismo como una de sus herramientas fundamentales de construcción en el movimiento obrero. Pero el FAS se definía como el embrión del frente policlasista: “Básicamente un frente es una unión o alianza de clases para concretar el logro de objetivos que son comunes. Es precisamente esa diferenciación de clases y esa comunidad de intereses lo que hace necesario y posible el frente. La diferencia de clases hace necesario el frente, pues si los intereses de clase en juego fueran absolutamente homogéneos no sería necesario un frente (…) Esto no quiere decir que el FAS sea ya el Frente de Liberación Nacional y Social que nuestro pueblo necesita. Para ello será necesario un largo proceso. Tendrán que concurrir a la constitución definitiva del Frente los compañeros que actualmente militan en el Peronismo de Base, en Montoneros, JP, Partido Comunista, Juventud Radical y otras corrientes populares”. El PRT-ERP concluía que “el Frente de Liberación Nacional y Social, cuyo embrión en nuestra Patria es el FAS, tiene un carácter estratégico y permanente, es el arma de unidad y lucha de la clase obrera y sus aliados, campesinos, villeros, capas medias” (Perspectivas del Frente de Liberación, enero 1974). Por si quedan dudas: “Este Frente Antiimperialista, a partir de experiencias como la del FAS, debe enraizar orgánicamente en las masas con su política patriótica y revolucionaria, contener en su seno la más amplia gama de organizaciones representativas, partidos y corrientes políticas socialistas, peronistas, radicales, cristianos, etc.” (Poder burgués, poder revolucionario). En síntesis, el PRT-ERP tenia como su herramienta fundamental, estratégica según sus palabras, en el movimiento obrero una alianza que enarbolaba como instrumento para luchar por la liberación nacional la alianza política con el reformismo (PC), los partidarios pequeñoburgueses del nacionalismo burgués (Montoneros y JP) y los representantes políticos de la burguesía liberal (Juventud Radical, en aquellos años ya dominada por el alfonsinismo). Uno de los principales aliados del FAS era Agustín Tosco cuya estrategia para el movimiento obrero era el llamado “sindicalismo de liberación” que a diferencia del clasismo que manifestaba la necesidad de la independencia de clase, propugnaba la alianza de clases contra el imperialismo. La propuesta más acabada de este tipo de frente fue realizada como respuesta a la crisis revolucionaria de Junio y Julio de 1975 cuando Santucho convoque al PC (que planteaba gabinete cívico-militar para sostener a Isabel) y Montoneros (que reivindicaba el retorno al FreJuLi) a realizar una alianza común.
La compañera nos responde que los frentes con corrientes reformistas eran aceptados por Lenin y León Trotsky. Confunde el frente único obrero, la unidad de los partidos de la clase obrera contra un enemigo común, con un frente donde la clase obrera va diluida entre representantes de clases hostiles. Confunde el frente único de las grandes masas obreras y populares, con la unidad con las sombras de la burguesía nacional que planteaba el PRT-ERP.
Guevaristas contra Guevara
El problema es que el PRT-ERP se declaraba guevarista y el mismo Ernesto Che Guevara ya había manifestado que era imposible cualquier alianza con la burguesía y que la lucha contra el imperialismo solo podía llevarse a cabo mediante la revolución socialista. Dicho sea de paso lección fundamental de la revolución cubana que avanzó como revolución social cuando la alianza obrero-campesina rompe violentamente con la burguesía. Para Santucho no era esa la perspectiva ya que el Frente de Liberación podía resolver por medios pacíficos la disputa en su seno con el reformismo y los representantes de la burguesía, reafirmando el carácter estratégico de la alianza: “Unidad frente al enemigo y lucha ideológica y política en el interior de la alianza, es una característica esencial del Frente Antiimperialista porque desde el momento que agrupa o tiende a agrupar al conjunto del pueblo, a la clase obrera, la pequeña burguesía urbana, el campesinado pobre y los pobres de la ciudad, y en ciertos períodos hasta sectores de la burguesía nacional media, contra el enemigo común, no puede evitarse una aguda lucha de clases en su seno. Pero esta lucha de clases tiene un carácter ideológico y político pacífico, que puede y debe resolverse sin la ruptura de la unidad”. (Poder burgués poder revolucionario).
El ERP instrumento armado del frente policlasista
El tema no lo resuelve la existencia del ERP que se autodefinia como “brazo armado del pueblo en su conjunto y no exclusivamente del proletariado. (…) El programa levantado por la guerrilla es un programa antiimperialista, que se propuso unir bajo sus banderas a hombres y mujeres provenientes de todas las clases populares y de distintas identidades políticas” (Poder burgués, poder revolucionario). En otras palabras, la función del ERP, según su programa, no era la de permitir el acceso del proletariado al poder, sino de un frente policlasista.
La compañera nos critica no ver los aportes del PRT-ERP a la autoorganización de los trabajadores, pero el PRT-ERP se oponía por ejemplo a algo tan fundamental como las milicias obreras para combatir al fascismo que representaban las Tres A y solo era admisible allí donde la guerrilla controlara el territorio: “La formación de las milicias de autodefensa, fuente asimismo de combatientes y cuadros militares para las fuerzas regulares, es un problema serio, delicado, que exige una política prudente, reflexiva, consistente. Los espontaneístas, con su irresponsabilidad y ligereza característica gustan plantear sin ton ni son ante cada movilización obrera y popular por pequeña y aislada que sea, la formación inmediata de milicias de autodefensa. (…) sectores proletarios y populares de vanguardia, plenos de combatividad, pueden caer bajo la influencia de esta hermosa consigna y llegar a la formación apresurada de tales milicias exponiéndose y exponiendo prematuramente a sectores de las masas a los feroces golpes de la represión con resultados contraproducentes” (Poder burgués, poder revolucionario). Considerando que la guerrilla argentina no controlaba ningún territorio realmente, debemos concluir que la milicia obrera era inaplicable. Pero lo que si podía aplicarse era que la guerrilla pusiera sus armas a disposición de las organizaciones obreras en lucha, cosa que no sucedió, salvo como acciones unilaterales de la guerrilla en los conflictos obreros. Es decir que en lugar de la preparación militar de la clase obrera a partir de sus organismos de masas, el PRT-ERP predicaba el sustitucionismo por un ejército guerrillero cuyo sujeto no es la clase organizada sino el combatiente individual.
Por la dictadura burocrática
Pero además la concepción del socialismo del PRT-ERP estaba profundamente colonizada por la idea de las dictaduras burocráticas que surgieron de las revoluciones cuyo medio fue la guerra popular prolongada, al punto tal que su planteo de una Internacional revolucionaria estaba vinculado a la idea de unir reivindicar a “MaoTse-Tung, Ho-Chi-Minh, Giap, Le Duan, Kim-II-Sung, Fidel Castro y el Che Guevara han realizado grandes aportes al marxismo-leninismo, en el curso de su experiencia como dirigentes de la revolución en sus países, sobre todo en lo que hace a la teoría de la guerra revolucionaria y a la construcción del socialismo” (Por qué nos separamos de la IV Internacional). Los trotskistas en cambio reivindicamos el poder de la clase obrera autodeterminada en sus organizaciones de masas.
Un método a desterrar
Por último –y pido disculpas por la extensión del artículo debido a las necesarias citas para aclarar–, la compañera, retomando un método que usaban contra los trotskistas los que enlodaron el nombre del socialismo trasforma la crítica política en una concepción del enemigo de clase, asimilando la crítica a la estrategia de guerra de aparatos del PRT-ERP con la crítica alfonsinista de la teoría de los dos demonios. Dicha teoría iguala violencia estatal y burguesa, con violencia popular y guerrillera.
Nuestra critica no la iguala sino que señala un método de separarse de la lucha de clases y pone de relieve que dicho método suele terminar en provocaciones que juegan un papel desorganizador en la las masas y un recrudecimiento represivo contra ellas, tal como sucedió con el asalto del cuartel de Azul o el copamiento de Monte Chingolo.
Reiteramos que nuestra crítica a Santucho y sus camaradas se inscribe en el profundo respeto que nos merecen todos aquellos que cayeron luchando por sus ideales y busca extraer lecciones para reivindicar a la generación precedente y preparar a la actual vanguardia militante llamada a vindicarla.
Para leer la crítica de Izquierda Revolucionaria Otras lecciones de una misma batalla: la estrategia revolucionaria del PRT-ERP
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Facundo Aguirre
Militante del PTS, colaborador de La Izquierda Diario. Co-autor junto a Ruth Werner de Insurgencia obrera en Argentina 1969/1976 sobre el proceso de lucha de clases y política de la clase obrera en el período setentista. Autor de numerosos artículos y polémicas sobre la revolución cubana, el guevarismo, el peronismo y otros tantos temas políticos e históricos.