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Historia. Los trotskistas argentinos de cara al Mayo Francés

Análisis y contrapunto de las publicaciones clandestinas de la izquierda trotskista argentina frente al Mayo del 68, en las páginas de El Combatiente, semanario publicado por el Partido Revolucionario de los Trabajadores (PRT-El Combatiente) de Mario Roberto Santucho, La Verdad, editado por el Partido Revolucionario de los Trabajadores (PRT-La Verdad) de Nahuel Moreno y Política Obrera, del epónimo grupo.

Jueves 18 de mayo de 2023 21:05

"En huelga. Fábrica ocupada", planta de Citroën, 1968.

"En huelga. Fábrica ocupada", planta de Citroën, 1968.

A fines de marzo de 1968, junto con centenas de otros estudiantes de Columbia, Nueva York, Paul Auster participa en la ocupación del prestigioso Hamilton Hall de la universidad. Medio siglo más tarde, el que ya es uno de los principales novelistas estadounidense se acuerda de aquel período diciendo que fue “el año más importante, loco y confuso de [su] vida” [1]. Y, podríamos agregar, de buena parte de su generación. En efecto, 1968 es un año que “infarta” el curso “normal” de la Historia a nivel global [2]. Coincide con el inicio de un ascenso obrero, popular y juvenil que seguirá sacudiendo como nunca desde los años 1930 a Occidente, al Bloque del Este, pero también a los países del Sur en los años sucesivos. En cierto modo, 1968 marca el fin de la teoría según la cual los tiempos de la revolución internacional se habrían disociado, con un centro capitalista en el que el proletariado habría sido domesticado e integrado por el capitalismo, y en el que la única esperanza de transformación habría procedido de la periferia colonial o semicolonial. Uno de los hitos de aquel ciclo es el llamado “Mayo francés”, que excede el marco temporal y geográfico que se le suele adjudicar, el de mera revuelta estudiantil primaveral que atraviesa ruidosamente el Barrio Latino de París. Los acontecimientos franceses arrancan a fines de marzo, con las primerísimas movilizaciones estudiantiles, y terminan a mediados de junio, cuando se levantan las últimas ocupaciones de fábrica. El Mayo francés no solo pone en jaque al gobierno de De Gaulle, llegado al poder mediante un golpe de estado una década antes. Constituye además el principal movimiento huelguístico de la historia del movimiento obrero occidental, solo seguido por el “Otoño caliente” italiano de 1969 y la huelga general en Gran Bretaña de 1926.

En este sentido, 1968 en general y el “Mayo francés” en particular plantean o reactivan varias cuestiones claves para la izquierda radical de la época: la del “sujeto” o de los “actores” de la revolución (¿el campesinado, los "condenados de la tierra", los “barbudos” o los asalariados, incluso en los países del Primer Mundo?), la del proceso revolucionario y de su “teatro de operaciones” (¿rural y periférico o urbano y obrero?), así como la de la "hipótesis estratégica" (¿guerra popular prolongada o huelga general insurreccional?) [3].

Grondona y amigos, espantados por las banderas rojas de Renault Billancourt

En 1968, la Argentina está gobernada por el general Onganía que llegó a la Casa Rosada dos años antes, después de haber depuesto al presidente Arturo Illia. Con la Noche de los bastones largos, la implementación del programa “modernizador” del ministro de economía Krieger Vasena y el fracaso de los planes de lucha llevados adelante por la CGT, la “Revolución argentina” presume de haber asestado un golpe supuestamente definitivo al movimiento estudiantil y obrero y pretende permanecer en el poder por tiempo indefinido. Si, a pesar de la censura o de las condiciones impuestas de clandestinidad, varios acontecimientos de aquel “año cardíaco” quedan reportados y están debatidos en las publicaciones de la izquierda argentina como la ofensiva del Tet en Vietnam, la revuelta de las barriadas afro-americanas en Estados Unidos o la gran sublevación estudiantil en el vecino Uruguay contra el gobierno de Pacheco Areco, el “Mayo francés”, por más paradójico que pueda aparecer, no se beneficia de la misma cobertura.

Al contrario, la prensa comercial argentina, tanto diaria como semanal, cubre con lujo de detalles lo que ocurre en París y en Francia a través de traducciones de textos de la prensa francesa e internacional, pero sobre todo mediante artículos escritos por corresponsales o enviados especiales o análisis redactados por los propios periodistas pertenecientes a las redacciones porteñas. Entre mediados y principios de junio, Clarín dedica seis tapas y una cincuentena de notas a los acontecimientos. En el caso de Primera Plana, mientras se saluda con entusiasmo los “logros” del Onganiato, se sigue con preocupación lo que ocurre del otro lado del Atlántico, que hace tambalear a De Gaulle, y se temen posibles repercusiones y, sobre todo, un eventual contagio: “Los universitarios, escribe alarmado Mariano Grondona, se multiplican en proporción geométrica. Un país medianamente industrializado como la Argentina tiene 260.000 en sus facultades. Más numerosos que los soldados. Y concentrados en las grandes ciudades, lo que aumenta su poder. Buenos Aires, solamente, alberga a más de 100.000 estudiantes. Si ellos se retiraran y fundasen una ciudad, ésta llegaría a tener, con los servicios auxiliares correspondientes, la dimensión de Mar del Plata, Córdoba o Rosario” [4]. Desde París, Roberto Aizcorbe, enviado especial y secretario de redacción de Primera Plana, destaca por su lado “el panorama social (…) grave: 8 millones de trabajadores en huelga, 120 fábricas ocupadas, paro total en los transportes y en las comunicaciones, los suministros de electricidad y gas dominados por los gremialistas. (…) Entretanto, las banderas rojas y también las negras de los anarquistas ondean encima de la Sorbona y el teatro Odeón, en el Barrio Latino, así como sobre las usinas Renault (de Billancourt, la primera en ser tomada por 35.000 obreros), Dunlop (Montluçon), Rhodia (Rhône), y tantas otras. Las bolsas de trabajo instaladas en todas las zonas de París ostentan el mismo símbolo rojo, aliado al del Frente de Liberación Nacional vietnamita y al creciente [¿?] Movimiento cubano 26 de Julio” [5].

Peronistas, comunistas y Mayo francés

Nicolás Casullo presencia los mismos acontecimientos, pero desde otra perspectiva, como estudiante matriculado en la Sorbona y como manifestante en las calles de la capital. Refiriéndose retrospectivamente a la recepción del evento entre la izquierda argentina, subraya que “París del ’68 nunca fue pancarta, cartel, slogan o estribillo estudiantil o barrial, gremial de las corrientes armadas o no, insurreccionales o guerrilleras (…) como lo fueron Cuba, Vietnam, Argelia” [6].
Para convencerse de ello, basta con echar una mirada a los números de la flamante CGT, epónima revista de la recién fundada “CGT Paseo Colón”, opuesta a la ortodoxa “CGT Azopardo” de Vandor, ampliamente difundida dentro del movimiento estudiantil y entre los sectores combativos del sindicalismo. Mientras que la publicación cubre o menciona noticias internacionales (Cuba, Estados Unidos o Vietnam), nunca menciona el Mayo francés. Con una excepción: una alusión algo despreciativa y populista hecha por Roberto Grabois, en aquel momento líder del Frente Estudiantil Nacional, organización universitaria peronista que confluirá luego, en buena parte, en las organizaciones de superficie de Montoneros. En forma lapidaria, plantea Grabois que “quienes piensan que los trabajadores deben apoyar la revolución de los estudiantes seguirán soñando en París, mientras que la historia se gesta en Avellaneda, en Tucumán y en cada barrio y provincia de la patria” [7].
Lo mismo ocurre con Cristianismo y Revolución, prestigiosa revista dirigida por Juan García Elorio, cercana al Movimiento de Sacerdotes para el Tercer Mundo y a lo que se transformará, luego, en la llamada Tendencia revolucionaria del peronismo y el Peronismo de Base. En sus números de 1968 aborda distintas cuestiones internacionales como Cuba, Vietnam, Uruguay, Chile, Checoslovaquia, la cuestión racial y las Panteras negras en Estados unidos, pero no menciona nunca los acontecimientos franceses. Las únicas noticias “francesas” evocadas lo son a través de un prisma latinoamericano: el “caso Régis Debray”, apresado y procesado en la Bolivia del general Barrientos por haber sido una de las primeras caídas de la última guerrilla del Che, o la muerte de la militante internacionalista francesa Michèle Firk, combatiente de las Fuerzas Armadas Revolucionarias guatemaltecas [8].

Horacio Tarcus analiza este ocultamiento o desinterés por el Mayo francés en la Argentina como el fruto de una incomprensión del peronismo frente a un movimiento que se levantó contra el régimen gaullista. En varias ocasiones, cierta tradición justicialista había identificado, de hecho, al hombre del 18 de junio de 1940, De Gaulle, con el del 17 de octubre de 1945, Perón. Prueba de ello son las consignas coreadas en las marchas sindicales en el momento de la visita del presidente francés a la Argentina en octubre de 1964, durante el gobierno de Illia. El justicialismo, proscrito desde el golpe de Estado de 1955, aprovecha la visita de De Gaulle para rendir homenaje a su propio general manifestándose al grito de "¡De Gaulle-Perón, un solo corazón!" o "¡De Gaulle-Perón, Tercera posición!". Tarcus también detecta en aquella indiferencia relativa hacia el Mayo francés la mano de los comunistas [9]. En mayo de 1968 el Partido Comunista Argentino (PCA) se apresura a publicar, en la revista teórica de la organización, Cuadernos de Cultura, un artículo firmado por Roger Garaudy, una de las principales figuras intelectuales del PC francés (PCF), y publicado en el número de abril de Démocratie Nouvelle. Si bien la revista es una de las menos “ortodoxas” del PC, lo que llevará a su cierre pocos meses después por sus posiciones críticas en relación a la intervención soviética en Checoslovaquia, y aunque Garaudy no sea el más virulento hacia el “peligro izquierdista”, su nota traducida y titulada “Revuelta y revolución” no deja de alertar contra “un movimiento estudiantil marcado y perturbado por la tentación del exceso, de la aventura, de las provocaciones que lo dividen y debilitan y facilitan la represión” [10].

Esto no significa que el Mayo francés no encuentre, de forma más subterránea, un eco en los meses y años sucesivos. Lo atestigua por ejemplo la multiplicación de traducciones de ensayos y libros dedicados a los acontecimientos franceses publicados por varias pequeñas editoriales cercanas a la “Nueva izquierda” o por la revista cordobesa Pasado y Presente de los gramscianos argentinos que rompieron con el PCA. En general, sin embargo, en el mismo momento de los eventos, el Mayo francés suscita, a izquierda, poco interés cuando no una casi condena. Es lo que subrayan a fines de 1968 los trotskistas del Partido Revolucionario de los Trabajadores-La Verdad en su revista de teoría, Estrategia, cuyo último número está dedicado a la cuestión estudiantil: “Francia y Checoslovaquia, a diferencia de Vietnam, fueron ejes alrededor de los cuales no sólo no se movilizó al conjunto, sino que tampoco llegaron a nuclear en la acción a la vanguardia. Esto se dio así porque mientras que la defensa incondicional de la revolución vietnamita unificó detrás de sí a toda la izquierda (…), la defensa de la movilización francesa o de la autodeterminación de Checoslovaquia [después de la intervención soviética para aplastar la ‘Primavera de Praga’ en agosto de 1968] contó desde el vamos con la oposición y propaganda en contra del codovilismo [es decir, del Partido Comunista Argentino y de la Federación Juvenil Comunista y de sus colaterales estudiantiles] y con la negativa a darle importancia de los sectores ‘nacionales’ que planteaban que eran sucesos totalmente ajenos a ‘nuestra realidad’ (…)” [11].

El trotskismo argentino a contracorriente

En este contexto, es interesante destacar la excepción representada por la cobertura de los eventos franceses por parte del trotskismo argentino en las páginas de El Combatiente, semanario publicado por el Partido Revolucionario de los Trabajadores (PRT-El Combatiente) de Mario Roberto Santucho, La Verdad, también editado semanalmente por el Partido Revolucionario de los Trabajadores (PRT-La Verdad) de Nahuel Moreno y Política Obrera, “boletín quincenal” aunque con una periodicidad menos sistemática, del epónimo grupo. Estas publicaciones clandestinas otorgan una importancia decisiva a la situación francesa a lo largo de sus ediciones de mayo, junio y julio de 1968, tanto desde el punto de vista de la sublevación estudiantil como de la huelga general.

Los dos PRT se han separado unas semanas antes, en febrero de 1968, en torno al tema del lanzamiento de la lucha armada. La principal cuestión que cristaliza las diferencias en torno al IV Congreso del PRT, que terminará celebrándose por separado entre las dos organizaciones, gira alrededor de la cuestión militar. El PRT-EC desea proceder a una rápida puesta en marcha de una guerrilla rural, mientras que el PRT-LV defiende en aquel momento un enfoque más cauto y temporizador. Sin embargo, ambas organizaciones siguen vinculadas al Secretariado Unificado de la Cuarta Internacional (SU-CI), siendo el PRT-EC reconocido un año después como su sección oficial en la Argentina y quedando el PRT-LV como sección simpatizante. Las dos agrupaciones reciben a través de este canal noticias de primera mano de lo que ocurre en París y otras ciudades durante los eventos de 1968. Los jóvenes dirigentes franceses del SU-CI como Daniel Bensaïd, Janette Habel, Alain Krivine o Henri Weber son los principales voceros de la Juventud Comunista Revolucionaria (JCR), fundada en 1966, que desempeña un papel importante en los acontecimientos, especialmente a partir del movimiento estudiantil. Para sus análisis, los dos semanarios argentinos recogen y traducen los informes recibidos desde el SU-CI así como del Socialist Workers Party (SWP), su sección estadounidense, que también sigue de cerca lo que sucede en Francia.

Política Obrera es el órgano político del grupo fundado, entre otros, por Jorge Altamira, en 1964 y en 1968 aun no forma parte de la corriente que dará lugar al Comité de Organización y de Reconstrucción de la Cuarta Internacional (CORCI). Empieza a vincularse con la Organización Comunista Internacionalista (OCI) francesa de Pierre Lambert, férrea opositora al SU-CI y la JCR, recién en noviembre de 1969, a través de la mediación de Guillermo Lora, del Partido Obrero Revolucionario-Masas de Bolivia, y de François Chesnais, dirigente de la OCI residente, en aquel momento, en la Argentina. En 1968, PO, como los dos PRT, saca sus informaciones de la prensa comercial argentina e internacional, del semanario uruguayo Marcha, ampliamente difundido y leído entre los sectores progresistas del otro lado del Río de la Plata, y también de las publicaciones del SU-CI. Llega, por ejemplo, a reproducir un largo reportaje realizado por Gisela Mandel durante la “Noche de las barricadas”, a principios de mayo, o el balance sacado por el secretariado del SU-CI en las postrimerías de la movilización [12].

La distancia geográfica da lugar a malentendidos bastante cómicos, aunque no carentes de cierta intuición política. El martes 14 de mayo, los militantes obreros trotskistas de la planta de Sud Aviation en Bouguenais, en el Oeste del país, están, junto a los de la fábrica Renault de Cléon, en Normandía, detrás de la continuación de la huelga y su extensión rápida al conjunto del territorio después del llamado al paro de sólo 24 horas decretado el día anterior por las direcciones sindicales en repudio a la represión del movimiento estudiantil. Como lo recalca Kristin Ross, es decisiva la “ocupación de la planta de [Sud Aviation] en la periferia de Nantes [ya que] marca el inicio de una oleada de ocupaciones de fábricas que se propaga luego a todo el país” [13] sin que lo hayan previsto ni fomentado y aún menos deseado las direcciones sindicales. Para El Combatiente, Sud Aviation no puede no estar situada cerca de Nanterre, en la periferia de la capital francesa, donde está ubicado el campus de la Sorbona desde el cual surge el Movimiento del 22 de marzo que actúa como detonante estudiantil del Mayo francés. El equívoco toponímico entre Nantes y Nanterre es, más allá del “lapsus” geográfico y los 380 kilómetros que separan ambas localidades, evocador de la principal característica de la dinámica de los eventos en Francia: la tendencia a la confluencia explosiva entre el movimiento estudiantil y la clase obrera [14].

A su vez, en distintas notas, La Verdad insiste en la importancia de aquella alianza obrero-estudiantil que modela el perfil de los acontecimientos de mayo, con una juventud que actúa de caja de resonancia de las contradicciones que recorren la sociedad antes de cederle el paso a la huelga general llevada a cabo por los trabajadores y que se mantendrá hasta el 19 de junio de 1968, fecha del desalojo de las últimas ocupaciones de fábrica [15]. Política Obrera también pone de realce estas características, insistiendo en el “cambio cromático” de la situación francesa: “[El] 13 de mayo, las masas obreras y estudiantiles en la calle superaron los virajes reformistas de stalinistas y socialdemócratas. 800.000 manifestantes arriaban las banderas de la burguesía francesa y las suplantaban por banderas rojas y negras (anarquistas). El 13 de mayo de 1968 fue la primera huelga general desde el golpe gaullista del 58. El 13 de mayo de 1968 fue la manifestación más poderosa desde la liberación de París en 1945. (…) Una lucha estudiantil que ha elegido un camino anticapitalista ha empalmado con lo mejor de la clase obrera, en contra, incluso, del principal partido obrero, el Partido Comunista. De estas luchas habrá que sacar todas sus consecuencias” [16].

Conclusiones divergentes

Desde este punto de vista, es interesante subrayar las lecciones estratégicas divergentes que sacan los trotskistas argentinos de los acontecimientos franceses, por más que los analicen a partir de fuentes cercanas o idénticas, destacándose una mayor afinidad entre las conclusiones planteadas por La Verdad y PO que entre los dos PRT.

Más que en el proceso como tal, el PRT-EC insiste en la violencia del acontecimiento y su significado para el período que inaugura el Mayo francés. Para El Combatiente, mayo del ‘68 no es más que otro indicador a escala internacional que confirma la madurez de la situación para el lanzamiento de la lucha armada. Así, en los Estados Unidos, escenario, pocas semanas antes, de un importante alzamiento de los ghettos y barriadas afro-americanas después del asesinato de Martin Luther King, el 4 de abril de 1968, “la violencia ha liquidado la no violencia”, [17]
orientación defendida hasta aquel momento por el ala más moderada del movimiento de los derechos civiles. Apelándose a las declaraciones de Rudi Dutschke, el principal vocero de la muy dinámica Unión Socialista de Estudiantes (SDS) de Alemania occidental, es imposible, avanza el PRT-EC, que el movimiento juvenil pueda arrancar algo de la burguesía “si no tenemos un medio, excepto a través de una confrontación brutal y violenta (...) con la policía” [18]. Deja entender El Combatiente que estas lecciones del “68 global” también pueden aplicarse a la situación argentina, y viceversa: la clave está en la capacidad de la izquierda en organizar una respuesta armada ante el estado burgués y sus fuerzas de represión. Es la principal conclusión que saca el mismo Santucho que pasa por París junto con Pedro Bonet a principios de mayo, de regreso de una estadía de dos meses en Cuba. Acompañado por las calles de la capital por militantes de la JCR, lamenta el “bajísimo nivel de violencia en las acciones de masas” [19]. Durante una de las múltiples manifestaciones nocturnas, montado en una de las barricadas de la rue Gay-Lussac y contemplando los choques entre manifestantes y policía, declara entre serio e irónico a Janette Habel, que le escucha atónita: “a ustedes lo que les falta son fierros. Y pelotas” [20].

En los años 1960, bajo la influencia del triunfo de la Revolución cubana, los principales dirigentes de lo que sería luego el PRT-La Verdad y posteriormente el Partido Socialista de los Trabajadores (PST) habían defendido posiciones pro-lucha armada que habían sido claves para lograr la fusión entre el grupo Palabra Obrera de Moreno y el Frente Revolucionario Indoamericanista Popular (FRIP) de los hermanos Santucho. El Mayo francés y la dinámica con la cual coincide a nivel internacional es uno de los factores que llevan la organización de Moreno a revisar sus posicionamientos previos, reiterados en vísperas de los acontecimientos franceses, en su IV Congreso [21]. “El movimiento estudiantil francés, argumenta La Verdad a finales de mayo de 1968, ha desmentido las especulaciones y teorías [de quienes, como] Herbert Marcuse, han sostenido durante años que la clase obrera de los países avanzados no hará nada por la revolución mundial y que los intelectuales y estudiantes son la nueva clase revolucionaria. Estos honestos [intelectuales] revolucionarios sacaron una conclusión apresurada de un elemento circunstancial: la clase obrera era mantenida pasiva por los aparatos burocráticos y por la bonanza económica” [22]. Política Obrera plantea un análisis similar, aunque con tono mucho menos reverente hacia los “‘filósofos’ respecto al supuesto aburguesamiento de toda la clase obrera de las metrópolis”: “Las huelgas, ocupaciones y barricadas en Francia han hecho entrar a los países imperialistas avanzados en un nuevo período de convulsiones políticas y revolucionarias. Cuántas pavadas pequeño burguesas, cuántas ‘teorías’ antiproletarias, que hablaban de la caducidad revolucionaria del proletariado moderno, han ido a parar al canasto de basura confrontado a una prueba histórica fundamental, es decir, la que consiste en el enfrentamiento irreductible entre explotadores y explotados, el proletariado francés retomó su rol de vanguardia” [23].

Cambio en la etapa y rumbo al Cordobazo

Para los morenistas, pues, mayo del 68 marca el inicio de un renacimiento del movimiento obrero a escala internacional, así como una nueva secuencia permanentista. Las temporalidades de los procesos revolucionarios, que habían estado desincronizadas entre un Sur en movimiento y un Norte relativamente estable entre 1948 y 1968, comenzarían a latir de nuevo al mismo ritmo. Posteriormente, en contra de las posiciones mayoritarias del SU-CI que ratificará su orientación pro-guerrillera para América Latina en su IX Congreso, en abril de 1969, los morenistas apoyarán las posiciones del SWP estadounidense. Éste sostiene que mayo del 68 anuncia el retorno “a la norma de las revoluciones proletarias clásicas” [24], tanto en los países más desarrollados como las regiones periféricas. Moreno las definirá como revoluciones “normales” cuyo centro de gravedad es el proletariado industrial, las ciudades el escenario geográfico y la insurrección urbana el eje de la lucha armada [25]. Para el PRT-LV, por tanto, “Mayo del 68, la rebelión juvenil [a escala internacional], la lucha sin cuartel de las masas vietnamitas contra el invasor yanqui (...) forman parte del contexto actual que caracteriza a América Latina” [26]. De igual forma, en su número de principios de junio de 1968, enteramente dedicado a la cuestión de la huelga, Política Obrera destaca que se está abriendo una nueva etapa a escala internacional: “Las barricadas levantadas por el proletariado y el estudiantado revolucionarios de Francia, las ocupaciones de fábrica con rehenes, el izamiento de la bandera roja de la revolución socialista luego de arriar la tricolor del imperialismo francés, nos coloca en el albor de un salto revolucionario de toda la situación mundial” [27].

El debate sobre la caracterización de la situación internacional y sus repercusiones en América Latina se reabrirá un año después, entre las tres organizaciones trotskistas y más ampliamente dentro de la izquierda argentina, a raíz del “Mayo argentino”, el Cordobazo y el Rosariazo durante los cuales paran, bajan a la calle y se enfrentan a la policía los “primos hermanos” argentinos de los manifestantes y huelguistas franceses. Según Política Obrera, los acontecimientos de mayo y junio de 1968 en Francia son uno de los ingredientes que participan del cambio de la situación en la misma Argentina: “la posibilidad [de la huelga política de masas en Córdoba y Rosario] fue creada por una serie de circunstancias. Las experiencias de Francia, México, y el retroceso yanqui en Vietnam alentaban en favor de una movilización multitudinaria” [28].

Los obreros de Kaiser, los ferroviarios rosarinos, los estudiantes del Barrio Clínicas inauguran un ciclo de protesta obrera y popular que pondrá contra las cuerdas a la dictadura, obligando a los militares a volver a llamar a Perón de su exilio madrileño siendo el general el único capaz de “poner de acuerdo a los argentinos” o, mejor dicho, evitar que los “azos” y las puebladas deriven en un Argentinazo. Entretanto, los acontecimientos de mayo-junio del 68 sirven como primera grilla analítica a partir de la cual la izquierda trotskista argentina consolidará sus opciones político-estratégicas para responder a las tareas que le están planteadas: apostando ante todo al desarrollo del enfrentamiento militar con los aparatos de seguridad del estado a través de la lucha armada, en el caso del PRT El Combatiente o, aunque por caminos absolutamente separados, sentar las bases de una alternativa revolucionaria desde la clase trabajadora, en el caso del PRT-La Verdad (posteriormente PST), y en el caso de Política Obrera. Pero esto es otra historia.

Acerca del autor

Jean Baptiste Thomas es doctor en historia por la Sorbonne Nouvelle y profesor de historia latinoamericana en la Universidad de Poitiers y la Ecole polytechnique (Francia). Dedica una parte de sus investigaciones a la cuestión setentista en el Cono Sur y al “Global 68”. Como tal, es coautor de ’68, Mayo francés (IPS Ediciones, 2018). Forma parte del comité editorial de RPDimanche, suplemento de Révolution Permanente, de la red internacional La Izquierda Diario.


[1Un giovane scrittore fra la Columbia University e Parigi” [entrevista a Paul Auster por Paolo Flores d’Arcais], Micromega 2/2018, Roma, Gruppo editoriale l’Espresso, p.3.

[2Ver Giachetti, Diego, “Avant, pendant et après le 68 italien”, en Contretemps n°22, París, Textuel, 2008, p.13.

[3Bensaïd, Daniel, “Stratégie et politique : de Marx à la IIIe Internationale” [2007], en La politique comme art stratégique, París, Syllepse, 2011, p. 76 y 83.

[4Grondona, Mariano, “Claves para Francia”, Primera Plana n°284, 04/06/1968, p.11. Pocas semanas antes, escribía en su editorial el mismo Grondona, homenajeando al Onganiato: “Pocos podrán poner en duda (…) que el Gobierno actual es más eficiente y menos inmóvil que el anterior. (…) El sentido que el Gobierno da, en el fondo, a la palabra ‘revolución’, es igual a ‘dinamismo’. Se ha comprometido a hacer las cosas que todo el país sabe que han de hacerse con energía y celeridad”. Véase Grondona, Mariano, “El ritmo de la Revolución”, Primera Plana n°278, 23/04/1968, p.11.

[5Aizcorbe, Roberto, “La segunda Revolución francesa”, Primera Plana n°283, 28/05/1968, p.25. Habría que precisar que la planta de Billancourt, baluarte por antonomasia del PCF, ocupada durante 32 días a partir del 15 de mayo y donde los obreros votan seguir con la huelga y rechazan, el 27, los “acuerdos de Grenelle” con los cuales la CGT pretende levantar el paro, no es la primera en estar tomada, como lo veremos a continuación. En cuanto a Rhodiacéta (química), ocupada entre el 17 de mayo y el 19 de junio, está ubicada en Lyon, capital del departamento del Rhône. Más allá de estos errores, el informe de Aizcorbe da una buena idea de la magnitud extraordinaria del proceso huelguístico y del temor que provoca en la clase dominante.

[6Casullo, Nicolás, París 68. Las escrituras, el recuerdo y el olvido, Buenos Aires, Manantial, 1998, p.46.

[7“Hablan los dirigentes estudiantiles”, en CGT n°33, Buenos Aires, 12/12/1968, p.3.

[8Ver “Régis Debray, autodefensa en Camiri” y “Michèle Firk, una combatiente de las FAR” en, respectivamente, Cristianismo y Revolución n°8, julio de 1968, p.35-48 y n°11, noviembre de 1968, p.39.

[9Tarcus, Horacio, “El Mayo argentino”, Observatorio Social de América Latina n°24, CLACSO, Buenos Aires, octubre de 2008, p. 167 y 169.

[10Ver “Révolte et révolution” [1968], reproducido en Garaudy, Roger, Toute la vérité. Mai 1968-Février 1970, París, Grasset, 1970, p.35.

[11Un año de lucha estudiantil”, Estrategia año V/n°8, diciembre de 1968, p.11

[12Véase Mandel, Gisela, “10 y 11 de marzo [en realidad mayo, error tipográfico], noche de barricadas en París” [publicado originalmente en Intercontinental Press] y “Primeras lecciones del alza revolucionaria en Francia”, respectivamente en Política Obrera n°31 y n°32, 10/06/1968 y 01/07/1968, p.14-18 y p. 25-30. “Política Obrera, advierte el n°31, a modo de conclusión del dossier sobre Francia, observa con atención el rol de las tendencias trotskistas internacionales en Francia. Es para estas tendencias una prueba de fuego. Muy poco sabemos de su rol, salvo las informaciones periodísticas que adjudican a la Juventud Comunista Revolucionaria (adherida a la IV Internacional de París) un rol "inspirador" del movimiento estudiantil. Desde estas páginas prestaremos la máxima atención a la política y actividad de las distintas corrientes internacionales del trotskismo, envueltas directamente en la actual situación”.

[13Ross, Kristin, La forme-Commune. La lutte comme manière d’habiter, París, La Fabrique, 2023, p.18.

[14Véase «¿Qué está ocurriendo en Francia?», El Combatiente nº9, 05/06/1968, p. 2. La confusión se debe a la reproducción de un error presente en el texto que sirve de fuente al artículo publicado por El Combatiente, “What is happening in France", escrito por Joseph Hansen, líder del SWP estadounidense, y publicado en International Viewpoint n°20, Nueva York, 21/05/1968, p.458, en que también se confunde “Nantes” y “Nanterre”.

[15Véase, en particular, "La rebelión francesa conmueve el mundo", La Verdad n°136, 03/06/1968, p.1, así como "De la movilización estudiantil a la revolución socialista", La Verdad n°137, 03/06/1968, p.6-7.

[16“Último momento. Huelga general en Francia”, Política Obrera n°30, 20/03/1968 [en realidad 20/05/1968, error tipográfico en la portada], p.35.

[17"La violencia liquidó la no violencia", El Combatiente n°5, 15/04/1968, p.1.

[18"Revolución juvenil", El Combatiente n°.8, 20/05/1968, p.7.

[19Testimonio de Daniel Bensaïd, en aquel momento miembro del Buró político de la JCR, en Seoane, María, Todo o nada. La historia secreta y la historia pública del jefe guerrillero Mario Roberto Santucho, Buenos Aires, Paneta, 1991.

[20Testimonio de Janette Habel, en aquel momento miembro del Buró político de la JCR y una de las responsables por el SU-CI, junto con Livio Maitan, del trabajo hacia América latina, conversaciones con el autor, 18/03/2018 y 05/05/2023.

[21Véase “IV Congreso del PRT”, La Verdad n°124, 04/03/1968, p.7-8. Sobre el IV Congreso y la cuestión de la lucha armada, véase también Mangiantini, Martín, El trotskismo y el debate en torno a la lucha armada. Moreno, Santucho y la ruptura del PRT, Buenos Aires, El Topo blindado, 2018, p.65 y siguientes, y “Una posición teórica ecléctica frente al castro-guevarismo” en Werner, Ruth y Aguirre, Facundo, Insurgencia obrera en la Argentina 1969-1976. Clasismo, coordinadoras interfabriles y estrategias de la izquierda, Buenos Aires, IPS, 2009, p.317-326.

[22"De la movilización estudiantil a la revolución socialista", art. cit., p. 6.

[23“Seguir el ejemplo revolucionario francés”, Política Obrera n°31, 10/06/1968, p.5 y p.2.

[24Hansen, Joseph, "Assessment on the draft resolution on Latin America" [1969], International Information Bulletin (1968-1971), SWP, [1971], p. 23.

[25Véase Moreno, Nahuel, "Partido leninista o partido mandelista" [1973], El partido y la revolución, Buenos Aires, Antídoto 1989, p.308

[26“América Latina en la era de la revolución permanente”, La Verdad n° 250, 13/01/1971, p.6.

[27“Seguir el ejemplo revolucionario francés”, Política Obrera n°31, 10/06/1968, p.1.

[28“Córdoba. De la huelga política de masas al levantamiento popular”, Política Obrera n°52, 04/06/1969, p.4.