Con una masiva participación se realizaron este domingo las primarias de la derecha francesa (Los Republicanos). Sarkozy queda eliminado. El ascenso de Fillon (que irá a segunda vuelta con Juppé) es un mensaje claro por derecha a Marine Le Pen para las presidenciales de 2017.
Domingo 20 de noviembre de 2016 22:32
Este domingo se realizó el primer turno de la primaria de la derecha francesa (Los Republicanos). Casi 4 millones de electores, mucho más que los 2,6 millones de la primaria socialista de 2011, se desplazaron a votar en las primeras internas abiertas de esta formación tradicional francesa. La participación masiva es expresión del deseo de toda una parte de la población (con un peso importante de la población adulta y fuertemente conservadora que caracteriza a Francia) de terminar con la página política del actual gobierno de Hollande. La pérdida de autoridad presidencial con que Hollande finaliza su mandato –consecuencia de sus constantes giro a la derecha en lo social y a nivel de la seguridad lo que chocaba cada vez más con el electorado de izquierda, que le quito casi todo apoyo en especial después de la última reforma laboral- radicalizó a los votantes de esta franja del electorado.
En éste primer turno de las primarias, los votantes de derecha decidieron que es bien por derecha y no por la unidad con el centro, como proponía Alain Juppé, el hasta hace poco gran favorito, que derrotaran a Marine Le Pen en las presidenciales de 2017. Francois Fillon, antiguo primer ministro de Sarkozy quedó ampliamente a la cabeza. Fillon es una especie de Sarkozy austero. Un ultra liberal como Sarkozy, ultra conservador en la cuestión de usos y costumbres y hasta en su forma de ser (a diferencia del "bling-bling" sarkozista, es decir la ostentación de riqueza) al igual que su contendiente Juppe, a la vez que con un perfil y tono más soberanista. De confirmarse como candidato de la derecha tradicional, a Le Pen se le complica la tarea de atacarlo como “mundialista” (ella se presenta como la líder de los “patriotas”), a la vez que en política exterior es tan putinista (por el presidente ruso) como ella.
¿Esto significa que las elecciones presidenciales ya están resueltas? Para nada. Pues es cuestionable al menos que todos los juppeistas terminen apoyando a Fillon. ¿Habrá una nueva vida independiente del centro político? Es posible. Y en la segunda vuelta de las presidenciales ¿la izquierda apoyara a Fillon como lo hubiera hecho si el candidato era Juppé (que encarnaba a sus ojos el antisarkozysmo)? Está por verse. Es que una eventual candidatura de Fillon por la derecha al mismo tiempo que limita al discurso de Le Pen, se hace más dificil para los electores de izquierda de ir a votar a este candidato que se presenta abiertamente como thacherista, a la vez que anti musulmán. Sería una repetición ampliada –pero a una escala de la principal elección en Francia- de la decisión difícil de las ultimas elecciones regionales de tener que votar con la nariz tapada entre el derechista xenófobo Estrossi y el candidato del Frente Nacional, gracias a lo cual el primero pudo ganar.
Es que detrás de la fulgurante dinámica de Fillon (que pasó de ser cuarto al comienzo de los debates televisivos a una victoria por más de 15% sobre el segundo) en la interna de la derecha, hay una fragmentación de los electorados y una dificultad para construir nuevas mayorías, prueba de la polarización social que existe en Francia. Polarización social que no se expresa políticamente a izquierda, a pesar del fuerte movimiento social contra la reforma laboral de los meses pasados (o solo parcialmente detrás de la vieja figura del socialdemócrata Melenchon) a falta de una nueva alternativa independiente y revolucionaria de los trabajadores.
Son estas mismas contradicciones políticas, las que podría dar una mínima oportunidad a Juppé en el segundo turno de las primarias de la derecha del próximo domingo, mismo si matemáticamente (después de su amplia ventaja y el apoyo de Sarkozy) la victoria de Fillon está casi asegurada.
Juan Chingo
Integrante del Comité de Redacción de Révolution Permanente (Francia) y de la Revista Estrategia Internacional. Autor de múltiples artículos y ensayos sobre problemas de economía internacional, geopolítica y luchas sociales desde la teoría marxista. Es coautor junto con Emmanuel Barot del ensayo La clase obrera en Francia: mitos y realidades. Por una cartografía objetiva y subjetiva de las fuerzas proletarias contemporáneas (2014) y autor del libro Gilets jaunes. Le soulèvement (Communard e.s, 2019).