La dirigente del PP de Madrid acabó dimitiendo luego de encontrar la enésima rana en la charca que su partido montó en la capital.
Lunes 24 de abril de 2017
FOTO: EFE / Kiko Huesca
Esperanza Aguirre dimitió apenas hace algunas horas atrás luego de una larga cadena de casos de corrupción que le salpicaban una y otra vez. La lideresa popular abandonó el cargo de concejal y admitió su culpabilidad: “no vigilé todo lo que debía”. Quien fuera líder de la Comunidad de Madrid entre 2003 2012 nunca se dio cuenta del saqueo que sus “manos derechas” hacían de las arcas públicas.
La cantidad de casos de corrupción que se vienen sucediendo en su “feudo” es impresionante. Con una caradura espectacular ha ido haciendo frente a las “ranitas” que le saltaban a su alrededor. El último que estalló fue el caso Lezo que afecta de lleno a Ignacio González quien le sucedió al frente de la Comunidad en 2013.
No es el primer caso en el que está inmiscuido González. Fue famoso el caso del ático de Estepona que compró por dos monedas. No hay que olvidar a Francisco Granado, la “mano derecha” en el PP madrileño, quien ahora se encuentra en prisión por el caso Púnica. Hay que recordar que comenzó su carrera como Presidenta, gracias al Tamayazo.
Pareciera que ésta será la última dimisión de Aguirre, luego de la dimisión como Presidenta de la Comunidad autónoma y como Presidenta del PP madrileño. Aguirre admitió sentirse "engañada y traicionada" y por supuesto siguió con su libreto de desconocer todo lo que pasaba con sus “manos derechas”. Para Aguirre se trata de que sus mejores colaboradores le han salido “ranas”.
Las “distracciones” de Aguirre les han resultado caras a los trabajadores y el pueblo de Madrid. Mientras Granados, González y todo el séquito se llevaban millones de euros, Aguirre privatizaba hospitales, vaciaba los servicios sociales, despedían funcionarios públicos, hundía la educación pública, etc. Cada vez es más claro que la charca robó millones de las arcas madrileñas.
Un cartel que se hizo muy famoso durante el 15M decía “Dimitir no es un nombre ruso”. Se ve que Aguirre ha aprendido algo de la lengua de Dostoievski. La realidad es que todo huele mal en Madrid, mucho más, cuanto más cerca de Génova se está. No hay asunto limpio, de los que Aguirre tuvo entre manos. Aun así, en la acción de la Justicia pareciera que hay un cortafuego en la misma lideresa. La pregunta es, ¿esta renuncia le servirá para mantenerse “limpia”? Veremos.
De todas formas, lo que está por verse es si los casos Lezo, Púnica, Gürtel y todos los que hay en investigación son capaces de hundir en el desprestigio al PP madrileño y por extensión a toda la formación de Rajoy y su Gobierno. Las próximas seguirán dando noticias, porque se está removiendo todo el Régimen del 78 y, en especial, el Gobierno en minoría que busca aprobar los presupuestos.