El proyecto de paridad de género fue aprobado por ambas cámaras el día de ayer, con votos de la oposición y el oficialismo. Un triunfo que fue celebrado por amplios sectores, en el marco de un proceso histórico con miles de personas que buscan terminan con la constitución de Pinochet. Sin embargo, la paridad de género, ¿garantiza la “igualdad” y equidad para las mujeres del pueblo trabajador?
Jueves 5 de marzo de 2020
El proyecto de paridad ha sido una demanda sentida para el movimiento de mujeres chileno, en el marco de un proceso histórico que busca terminar con las pensiones y sueldos de hambre, la mercantilización de derechos básicos como la educación o la salud, y el saqueo de los empresarios y transnacionales a nuestros recursos naturales como el agua o el cobre. Y por sobre todo, echar abajo este Chile profundamente patriarcal.
En este contexto, se aprobó en la cámara de diputados, para luego ser aprobado también en la cámara de senadores, el proyecto de paridad de género para el proceso constituyente.
Te puede interesar: Paridad: No sólo queremos la igualdad ante la ley, también queremos la igualdad ante la vida
Te puede interesar: Paridad: No sólo queremos la igualdad ante la ley, también queremos la igualdad ante la vida
Sin embargo, la “igualdad” y equidad que podemos esperar de este proceso no es tal, ya que si bien habrá paridad de género, el proceso constituyente sigue siendo a la medida de los partidos tradicionales que firmaron el pacto por la paz, sin permitir el derecho a voz y voto para las y los menores de 18 años, ni tocar los pactos internacionales de Chile (además del problema del quórum de ⅔ que dejara, si no hay acuerdo, todo en manos del mismo congreso repudiado por miles). Por otro lado, un factor importante, que no permitirá que se escuche fuerte y claro a las mujeres del pueblo trabajador, es que el proceso se rige bajo la ley de partidos, siendo casi imposible para independientes ser electos y electas.
Para conquistar realmente la igualdad ante la vida, y no solo en el papel, necesitamos imponer una verdadera asamblea constituyente, libre y soberana, sin trabas, sin vetos de la derecha, donde puedan participar les jóvenes mayores de 14 años, con la más amplia libertad para discutir todo, rompiendo si es necesario los tratados internacionales que solo favorecen a los grandes empresarios de este y otros países.
Desde Pan y Rosas, queremos echar abajo la constitución de Pinochet. Sin embargo, este proceso constituyente representa una oxigenación al régimen y sabemos que no lo cambiará de raíz. Las feministas socialistas, tampoco aceptamos que Piñera sea quien firme la nueva constitución, ni que está sea redactada y discutida por un espacio reducido y limitado, sin que efectivamente, podamos expresar nuestras demandas y necesidades.
Por esto, hacemos un llamado a salir a las calles este 8 y 9 de marzo, a levantar una gran huelga general feminista convocada desde los principales organismos como la CUT y la Mesa de Unidad Social con asambleas de preparación, que sea organizada desde las bases, con paralización sobretodo de los sectores estratégicos de la economía como la minería o el puerto, con las mujeres al frente, para conquistar la igualdad de salarios para hombres y mujeres, el aborto legal, libre, seguro y gratuito, una educación sexual integral, pensiones y sueldos acorde a la canasta básica familiar y terminar con este Chile de los empresarios, para conquistar un Chile del pueblo trabajador.