Este viernes pasado, se confirmó que hay tres enfermeras del área de neonatología que son portadoras del virus y otras 38 personas del mismo sector entraron en cuarentena.
Sábado 18 de abril de 2020 18:21
Frente a esta situación la dirección médica del Hospital Ramos Mejía decidió cerrar el el Servicio de Neonatología y Obstetricia, limitándose únicamente a la atención urgente de embarazadas.
Esta lamentable noticia y posterior decisión llegan luego de que ya hace semanas los trabajadores del Ramos Mejía vienen organizándose en asambleas, denunciando la falta de tests, de insumos de protección y de una planificación seria en el hospital para enfrentar la pandemia. Ellos vienen anunciando que esto iba a suceder, pero el Gobierno de la Ciudad, las autoridades del hospital y el sindicato SUTECBA les dan la espalda.
Como ya sucedió en otros hospitales donde se confirmaron casos de Covid-19 entre el personal de salud, las medidas necesarias de prevención, como los hisopados y el aislamiento de las personas que tuvieron contacto con personas infectadas o sospechosas, llegan tarde.
La primer de las enfermeras contagiada trabaja también en la clínica privada Franchin y allí es donde se contagió, por estar tratando pacientes positivos de covid-19, con pésima protección y sin protocolos acordes.
Como ella, son muchos los trabajadores y trabajadoras de salud que trabajan en más de una sanatorio u hospital, y son los que están más expuestos al contagio y a transmitirlo entre sus compañeros y familias. Todo esto sucede mientras recién llegan los materiales de protección de China, que, junto con lo invertido en reforzar al sistema de salud, equivale a 9 veces menos de lo que el gobierno de Alberto Fernández pagó en intereses de deuda externa, 250 millones de dólares.
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Por otro lado, la unificación del sistema de salud -pública y privada- era una necesidad para reforzar la atención en la pandemia y hoy es de protección para frenar el contagio intrahospitalario. Ya que los empresarios de las clínicas privadas actúan amedrentando a trabajadores completamente precarizados, para defender sus ganancias a costa de una desprotección absoluta de los pacientes y trabajadores de la salud. Que el Gobierno Nacional, haya optado por el lobby empresarial, en vez de la salud de la población, se está transformando en un problema grave para los trabajadores de la salud y para la población en general.
El mismo día en que las y los trabajadores del hospital Ramos Mejía se enteraban del contagio de las enfermeras, la Federación Sindical de Profesionales de la Salud de la República Argentina (FESPROSA) denunció que el país tiene la tasa más alta de personal de salud infectado de coronavirus en el mundo, superando incluso a España. Un 14% de los 2.669 confirmados que hay en Argentina corresponde al personal de salud.
Se vuelve urgente poner en pie comisiones de higiene y seguridad en cada hospital y clínica privada. Y que sean los propios trabajadores y trabajadoras de la salud los que controlen la atención a la comunidad, y exijan los insumos necesarios para la prevenir el contagia y cuidar sus vidas y las de sus familias.