Viernes 14 de agosto de 2015
Fotografía : Taringa
Desde hace varios días Maduro viene anunciando que lanzará un plan similar a la Operación de Liberación del Pueblo (OLP) contra los “bachaqueros”. “No voy a decir fecha” insistió, “pero voy a lanzar un plan arrasador contra la economía criminal de los bachaqueros”. La OLP es el plan represivo que se asienta en las barriadas populares y pobres para, de acuerdo al gobierno, “combatir la inseguridad”. “Bachaqueros” son los revendedores callejeros, en general oriundos de los barrios pobres, que aprovechan la situación para obtener ganancias de productos que consiguen a precios regulados. Allí es donde piensa “golpear” Maduro, criminalizándolos, sin atacar a quienes son realmente los grandes especuladores que han venido “bachaqueando” al pueblo desde hace años con millonarias ganancias.
Los verdaderos bachaqueros: el empresarial y político
Bachaquero: su nombre viene de una pequeña hormiga roja cortadora de hojas, cuyo nombre común es bachaco, hormigas que se destacan por cortar y transportar hasta sus cuevas, trozos de hojas de un tamaño que multiplica su peso. En su comienzo, la palabra bachaquero estuvo asociada en el hábito que tenían en el occidente del país las cabezas de familia para salir a comprar productos de la cesta básica sin fines de lucro y almacenarlos, como hacen los bachacos, las hormigas. Luego se asoció al contrabando de frontera, centralmente hacia Colombia, donde se llevaba productos en pocos bultos pero con cotidiana frecuencia, pasando al uso generalizado en el país, llamando así al revendedor callejero que originalmente consigue productos a precios económicos. Llegando ahora hasta a transformarse en verbo.
Es cierto, se ha extendido el “bachaquero” que hace cola todos los días en distintos supermercados en donde consigue productos para satisfacer necesidades inmediatas y dispone de otros para revender a sobreprecio, pero es producto de la crisis económica y social, de la imposibilidad de vivir con la alta carestía de vida, donde la gente se las rebusca para obtener otras ganancias. No falta claro el que lisa y llanamente se aprovecha, hace la cola directamente para obtener el producto con el objetivo claro de revenderlo a precios muy altos, en función de la escasez; o aquel que, en contumacia con algún funcionario público, consigue el producto, como también con algún comerciante que desvía el producto vía estos personajes, repartiéndose las jugosas “ganancias”.
Pero nadie habla del gran bachaquero, el verdadero, el empresarial y político, el que posee poder económico y político, no solo el que está conectado con grupos en otros países; el que tiene acceso a aviones y barcos hacia el contrabando, el de grupos económicos que más sofisticadamente, el de la burguesía parasitaria, la tradicional o la nueva de los boliburgueses, aprovechándose del Estado y de su poder para bachaquear al pueblo.
Pero el revendedor callejero apenas imita al bachaquero empresarial y político, que bastante dinero ha hecho con los diferentes tipos de bachaqueo. Nos referimos por ejemplo, a toda esa burguesía, parasitaria, capitalista, rentista importadora del siglo XX y del siglo XXI, de ayer y de hoy, que siempre especuló comprando afuera y vendiendo adentro a precios más que quintuplicados, o más recientemente, aprovechando las bandas cambiarias, donde personajes que consiguen el dólar a 6,30 vía el Estado, y lo revenden en el mercado negro a 600 bolívares, con ganancias siderales, bachaqueando a una escala impresionante.
Para el Estado, el gobierno, con sus aparatos propagandísticos oficiales viene a decirnos ahora que el “bachaquero” callejero es el culpable de la situación imperante, y al único que le llama “bachaco”, y dicho sea de paso le pone una carga xenofóbica al hablar que son prácticas de colombianización, sosteniendo que viene de la mafia de Maicao, de la mafia de Cúcuta, del lado colombiano. Se prepara entonces la represión del Estado, para “barrer” a los “bachaqueros” revendedores de la calle, poniendo allí el problema central, y no el empresarial y político. Algo parecido, pero en otro plano, a la medida contra los llamados raspacupos, cuando quisieron hacer creer que la fuga de divisas era responsabilidad de los dólares asignados a los viajeros comunes, mientras dejaron intactos a los que fugaron más de 260 mil millones de dólares en todo esta década, o a las empresas de maletín a las cuales se les asignaron un grueso importante de las divisas.
Pero no lo hacen por confundidos, sino con un gran cálculo político, lanzando cortinas de humo, mientras con los grandes bachaqueros, como los de Fedecámaras y otras cámaras empresariales, empiezan a tejer grandes acuerdos para “reactivar” la economía el país. Al bachaquero empresarial se le premia y se le abren los caminos para puedan seguir bachaqueando a gran escala, mientras para al revendedor callejero se organiza toda una criminalización, represión y cárcel. Ya vimos incluso casos en que ciertas autoridades municipales como las de La Victoria (estado Aragua) y Puerto Cabello (estado Carabobo) exponer a revendedores de calle a penas morales y humillantes sin siquiera a un juicio previo. Entonces del otrora y desgastado estado de “guerra económica” pasamos ahora a la “guerra contra el bachaqueo” de los de abajo.
Siempre los de abajo…
Ahora viene Maduro que los operativos represivos Operación Liberación del Pueblo (OLP) van para “arrasar el bachaquerismo”, y ya vimos a qué sector se refiere. Para nadie es un secreto que quienes pagan los mayores saldos represivos y trágicos de las políticas como las de la OLP son los sectores más explotados y pobres del país. Se aplican en las barriadas populares, donde viven mayoritariamente los obreros y obreras, el vendedor ambulante, la mujer que limpia en casa ajena, el muchacho que lava autos, allí es donde se descargan las redadas, las grandes operaciones policiales.
En el país, el sector informal es más del 40% del sector ocupado, y dentro de ello, un gran componente son vendedores callejeros (la “buhonerización”), el sector más vulnerable donde se concentra gran parte del “empleo” informal, que es actualmente un rasgo estructural de la sociedad venezolana. Sus consecuencias económicas, sociales, y políticas, son evidentes, de los cuales surgen los revendedores callejeros populares de los productos regulados. Allí es donde pondrá el fuego directamente Maduro. ¿Por qué el sentido de la condena moral, represiva, siempre apunta hacia abajo? ¿Porque no se quieren tocar los problemas de fondo, y se ataca al gran bachaquero empresarial y político?
Sería difícil pensar que operaciones como la llamada OLP puedan atentar contra los intereses de empresarios, capitalistas, sectores que financian políticos, que ocupan posiciones de poder estatal, como la alta burocracia de gobierno, pasando por alcaldes, gobernadores, diputados, ligados al gobierno o a la oposición. Pero es que el bachaquero empresarial, tanto la burguesía como de la élite política necesita acabar con el “bachaquero” revendedor. Y hacia allí va la represión lisa y llana. Es que el robo de los grandes bachaqueros empresariales es gigantesco… y hay que cuidarlo.