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Red Internacional
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HISTORIAS. Se cumplirán 70 años de la muerte de Víctor Serge en México

Víctor Serge llegó a México en 5 de septiembre 1941 junto a su hijo Vlady en medio de la “media noche” del Siglo XX.

Miércoles 25 de octubre de 2017 19:20

Víctor Serge llegó a México en 5 de septiembre 1941 junto a su hijo Vlady en medio de la “media noche” del siglo XX. Ese tiempo de avance del fascismo en toda Europa, la derrota de la república de España en la “Guerra Civil”, del triunfo contrarrevolucionario del estalinismo en la URSS, del asesinato de León Trotsky en México y del suicidio de W. Benjamin en Port a Bou.

Serge es un errante del siglo XX que terminó. Claudio Albertani lo describe en su prólogo a la última novela en México Los años sin perdón “Víctor Napoleón Lvovich Kibalchich (Bruselas, 1890-Ciudad de México, 1947), mejor conocido como Víctor Serge, fue un apátrida sin papeles que pasó diez años en diversos cautiverios, generalmente duros. Nunca poseyó algo y perdió repetidas veces las pocas cosas a las que tenía apego: libros , manuscritos y objetos personales.”

Además Albertani señala “En Bruselas, en París, en Barcelona, en Berlín, en Leningrado, en Oremburgo, en París otra vez, en Marsella, dejó casi todo tras suyo, o más frecuentemente, todo se lo quitaron. Raramente vivió con tranquilidad. Los archivos de la policía de París ( verdadera arca de la memoria revolucionaria) conservan kilos de papeles que documentan sus peripecias; otras policías, especialmente la soviética, jamás le dieron tregua.”

Resumir a Serge políticamente es difícil. Hijo de narodnikis, de joven Serge fue juzgado por simpatizar con la Banda Bonnot que asediaba París, luego en Barcelona se hace militante de la CNT y anarquista convencido. En 1919 adhiere al bolchevismo y juega un rol trascendental en la fundación de la III Internacional Comunista. Fue el traductor de un sin número de reuniones en la sede de la I.C. En 1929 se hizo miembro de la Oposición de Izquierda y militante de las ideas de Trotsky a quien nunca dejó de admirar políticamente en medio de la más feroz represión del estalinismo.

En 1933 fue detenido en la URSS y sólo liberado en 1936 por una campaña internacional y por la presión de los más importantes intelectuales de esos tiempos. Los surrealistas André Breton y los militantes del POUM en España jugaron un papel preponderante por su liberación. De milagro fue rescatado de ser ejecutado y llevado a la fosa común dentro de la URSS por Stalin.

En 1936 llegó a Francia y debió huir por la ocupación alemana y tomó el Paul Lamerle hacia el Caribe junto a A. Breton, Levi Strauss luego de pasar varios días en Marsella junto a Wifredo Lam, Max Ernst, Jacqueline Lamba, Óscar Domínguez, Victor Brauner, Jacques Hérold, André Masson y Frédéric Delanglade, surrealistas, cuando crearon el Tarot pensando que se acaba el mundo. Llegó a México luego de un periplo de película.

Trotsky polemizó contra las concepciones de Serge que le llevaron a militar en el POUM en el exilio y tuvo que presentar un texto en el Boletín de la Oposición sobre la inexistente pertenencia de este a la IV Internacional. De hecho Trotsky rompió con Serge, aunque este último siempre habló positivamente sobre la fundación de la IV Internacional. Serge al final de su vida abandonó el trotskimo y adhirió al socialismo libertario.

Su obra es clave para las generaciones de socialistas del siglo XXI. Deben ser clásicos del marxismo su texto sobre la represión zarista "Lo que todo revolucionario debe saber sobre la represión". Serge escribió también "Historia de la revolución rusa, año I", además de sus "Memorias de los mundos desaparecidos", uno de los recuentos más fascinantes del siglo XX.

Sus novelas son una cruenta crítica al estalinismo soviético Caso Tuláyeb en especial. Su última obra es "Los años sin perdón" recién publicada al castellano y es una obra mexicana, escrita por un apátrida que podría dialogar con los relatos de Juan Rulfo.

Falleció un 17 de noviembre de 1947. En el centro de la Ciudad de México, está enterrado en el Panteón Francés con una nacionalidad que no le corresponde.

Cuenta su amigo J. Gorkin del funeral del grandioso escritor que “Guardo un recuerdo particularmente penoso; si lo apunto aquí es como demostración de la inmensa pobreza en medio de la cual murió Víctor Serge. Ante el cadáver, un amigo suyo manifestó el deseo de comunicarme algo importante. ¿Qué revelación quería hacerme? Lo llevé hacia el patio de la comisaría. ¿Quién me devolverá ciento cincuenta pesos que le presté a Víctor hace una semana?". Estuve tentado de abofetearle.

Trasladamos el cadáver al salón principal de una empresa de pompas fúnebres. Le elegimos un ataúd de cierto precio. Lo rodeamos de flores, Víctor Serge se lo merecía. Entre todos sus íntimos juntos no teníamos con qué enterrarlo. Pero Víctor Serge se lo merecía. Pedí prestados mil quinientos pesos: una fortuna. Al llenar la hoja para la inhumación y llegar a la nacionalidad le puse "apátrida.”