Los clubes grandes impulsan una “Superliga” al estilo español para lograr mayor autonomía y restarle poder a la AFA. Segura se baja de las elecciones. Crisis en la dirigencia del fútbol.
Augusto Dorado @AugustoDorado
Jueves 21 de abril de 2016
Foto: Víctor Blanco de Racing, Matías Lammens de San Lorenzo, Angelici de Boca y D’Onofrio de River, juntos por una "Superliga". (sitio de TN)
Este martes pegaron un faltazo a la reunión de Comité Ejecutivo de AFA los representantes de River, Boca, Racing y San Lorenzo; una primera señal de la búsqueda de autonomía que estarían evaluando conquistar. Para hacerlo, a instancias de Marcelo Tinelli, están estudiando el molde de los principales campeonatos europeos: el español, el inglés y el italiano. En esos casos, los clubes de la primera división y de la segunda están organizados en una liga autónoma de las federaciones nacionales. Es el espejo en el que empiezan a mirarse los dirigentes de los clubes más poderosos del país.
El objetivo es claro: poder liberar las manos para negociar directamente y en sus propios términos los derechos de televisación, mixtures, cuestiones reglamentarias, etc. De fondo, se trata de una puja por los ingresos que genera el fútbol profesional. La estructura actual de AFA estaría resultando un límite y estudian cómo “gambetearla”.
En el polo opuesto, los actores son un muy debilitado presidente interino de AFA –Luis Segura- quien ya anunció el retiro de su candidatura para las elecciones del 30 de Junio. A esta altura algunos analistas señalan que lo que está en duda es la propia legitimidad de las elecciones en AFA si es que la mayoría de los clubes de Primera División se deciden a desarrollar una “Superliga” e independizarse de la Asociación del Fútbol Argentino.
De ese mismo lado se ubica una de las figuras que más crece de cara a las elecciones: Claudio “Chiqui” Tapia, presidente de Barracas Central y hombre fuerte del ascenso, quien está organizando una arquitectura contraria a la de la “Superliga” y aspira a una AFA con mayor peso de los clubes de las divisiones bajas. En ellos residen su fortaleza y sus votos. Hugo Moyano, presidente de Independiente y suegro de Tapia, se mantiene por el momento en el campo de su yerno. Independiente es el único de los clubes grandes que no adhiere por ahora a la idea de la “Superliga”.
El dirigente que surge como conciliador de posiciones entre los dos polos y que juega a sostener la unidad es Nicolás Russo, presidente de Lanús y hombre del massismo. Es otro de los que pisa fuerte en la carrera por el sillón de la calle Viamonte.
Pero esto recién empieza y con la dirigencia del fútbol argentino nunca se sabe. Las idas y vueltas, alianzas y divisiones van fluctuando de acuerdo a los vientos de cambio de los negocios ligados al fútbol profesional.
¿Cómo sería una “Superliga”?
Para poner algún caso como ejemplo, el fútbol español cuenta con una Liga Profesional de Clubes que agrupa a los clubes de la primera y segunda división; los clubes negocian contratos por fuera de la Real Federación Española de Fútbol, que igualmente mantiene algunos atributos como la designación de árbitros y el control del Tribunal de Disciplina. Pero no tiene incidencia directa en la organización de los dos campeonatos más importantes. La Federación mantiene a su cargo las divisiones más bajas (en Argentina serían la B Metropolitana, la C, la D y los Torneos Argentino A y B) y los seleccionados nacionales. En pocas palabras, un esquema que le ofrece autonomía a los clubes más poderosos.
Macri y el Gobierno Nacional por el momento no se manifestaron públicamente al respecto, pero uno de sus hombres en el ámbito futbolístico en Daniel Angelici –presidente de Boca-, interlocutor con línea directa con la Casa Rosada e impulsor del probable “cisma”.
Con el correr de las semanas se despejará la incógnita de si estos planes están firmes o sólo son “amagues” para lograr más peso en las negociaciones y la configuración de la futura AFA. Pero todo ocurre en tiempos de macrismo en el que soplan vientos de privatización sobre el deporte profesional.