A pesar de la constante intimidación por parte de las autoridades, los jóvenes han decidido tomar sus instalaciones debido a la terrible situación de inseguridad que viven, con asaltos incluso adentro del plantel. Además, denuncian acoso sexual por parte de policías en las inmediaciones del Colegio.
Lunes 24 de septiembre de 2018
Durante casi dos semanas, el Colegio de Bachilleres 4 en Culhuacán ha mantenido un paro de labores sostenido por su estudiantes, quienes piden mejores condiciones para seguir estudiando.
Esta lucha surge en el marco del enorme movimiento estudiantil que se ha desatado a partir del ataque porril del pasado 3 de septiembre en la Rectoría de la UNAM. ¿Cuáles son sus demandas concretas? ¿Por qué el movimiento debe abrazar su lucha?
A pesar de la constante intimidación por parte de las autoridades, los jóvenes han decidido tomar sus instalaciones debido a la terrible situación de inseguridad que viven, con asaltos incluso adentro del plantel. Además, denuncian acoso sexual por parte de policías en las inmediaciones del Colegio.
Esta situación se enmarca en un contexto signado por la creciente violencia contra las y los estudiantes, particularmente las mujeres. La inseguridad no ha cesado a pesar de las “soluciones” que han implementado las autoridades, como instalar cámaras de seguridad, que por el contrario sirven para vigilar la organización o cualquier acción independiente por parte de los estudiantes.
También han alzado la voz por la falta de mantenimiento y las pésimas condiciones en que se encuentran las instalaciones.
A un año del sismo del 19 de septiembre, un edificio entero está prácticamente abandonado y es usado como bodega de materiales que no se utilizan por desidia de las autoridades. En los edificios en que se imparten clases, hay bardas que se mueven entre los salones y filtraciones de agua.
Otro de las demandas profundamente sentidas por la comunidad consiste en la elección democrática de distintos cargos directivos. Como denuncian los jóvenes, éstos son electos a discreción y de forma vertical, sin tomar en cuenta sus perfiles sino más bien su docilidad frente a las autoridades. Un claro ejemplo de esto son los jefes de materia, quienes al inicio del paro intentaron amedrentar a los estudiantes para persuadirlos de no realizarlo.
Junto a lo anterior, los estudiantes piden la destitución de la directora del plantel, Gabriela de Jesús Alfaro Pérez, por la indiferencia que ha mostrado hacia las demandas de la comunidad.
Hasta ahora, la respuesta de las autoridades ha sido completamente insuficiente, mientras que no han faltado las amenazas de ataques porriles, y para este lunes la burocracia del sindicato de trabajadores administrativos amenaza con enviar gente a romper el paro.
Los profesores y normalistas de la agrupación Nuestra Clase nos solidarizamos con los estudiantes del Bachilleres 4 y hacemos un llamado al más amplio respaldo y solidaridad por parte de los académicos y trabajadores del plantel, de los padres de familia y del movimiento estudiantil que ahora está en las calles contra la antidemocracia y el autoritarismo en las escuelas, contra la inseguridad y contra la violencia hacia las mujeres.