Continúan las negociaciones para formar nuevo gobierno. Un verdadero culebrón que cuenta con cada vez más episodios en los que a la clase trabajadora y el pueblo se nos ha relegado al papel de meros espectadores.
Martes 5 de abril de 2016
Foto: EFE/Juan Carlos Hidalgo
El próximo jueves 7 de abril tendrá lugar un nuevo capítulo con motivo de la reunión entre PSOE, Podemos y Ciudadanos, que pretende proseguir las negociaciones en torno a la posible investidura de Pedro Sánchez.
La posibilidad de alcanzar un acuerdo en esta reunión es reducida por el mutuo rechazo entre las formaciones naranja y morada que Pedro Sánchez trata de arbitrar. Albert Rivera exige a Pablo Iglesias un voto favorable para garantizar la estabilidad del hipotético ejecutivo, mientras que este último continúa apelando a un pacto "a la valenciana". Sin embargo, la participación del líder de Podemos en este encuentro tripartito resulta bastante significativa.
La campaña del #PressingPodemos para que este facilite la investidura de Pedro Sánchez junto a su socio Albert Rivera se ha intensificado en los últimos días tras la publicación de las últimas encuestas que pronostican no solo una importante pérdida de escaños por parte de los de Iglesias si hubiese nuevas elecciones, sino además la posibilidad de una mayoría absoluta en un acuerdo entre el Partido Popular y Ciudadanos. Así parecen confirmarlo los sondeos de Metroscopia o Sigma Dos.
Aunque parece poco probable que Podemos acceda a votar favorablemente el pacto PSOE-Cs tal y como exige Rivera, nada puede descartarse. El ejemplo del arreglo entre la CUP y JxS en Cataluña muestra que existen salidas muy imaginativas para desatascar esta clase de situaciones en la política parlamentaria. Pablo Iglesias ya ha hecho importantes concesiones con tal de evitar la posibilidad de un nuevo encuentro electoral.
A esta altura no es ningún secreto el rechazo que supone un escenario de repetición de elecciones para la dirección de Podemos. La dificultad económica de hacer frente a una nueva campaña, las desavenencias en las candidaturas de confluencia y la posibilidad de empeorar sus resultados, han generado una brecha en un aparato que hasta ahora se mostraba como un bloque homogéneo e impenetrable. Sin embargo, el estancamiento de los debates de investidura y las desavenencias en la máxima cúpula con el affaire Iglesias-Errejón han generado una situación complicada para encarar un nuevo turno electoral.
A todos estos inconvenientes se suman las últimas declaraciones de Alberto Garzón a eldiario.es que buscan reabrir el debate de la confluencia y que parecen estar ganando adhesiones entre las filas moradas.
Todo ello puede explicar la decisión del Secretario General de Podemos de llevar a cabo una consulta interna acerca de la política de pactos. Recordemos que toda consulta realizada a sus bases en el pasado ha estado destinada a ratificar de manera plebiscitaria las decisiones que ya venía tomando su dirección. Atendiendo a la experiencia de los viciados mecanismos de democracia interna de Podemos, no es difícil imaginar que el resultado buscará justificar todas las concesiones que se vienen realizando en un contexto en el que el objetivo se ha reducido a tratar de sacar al Partido Popular del gobierno, aunque sea de la mano del ala "izquierda" de la “casta política” y el Régimen del 78. Por ello, no es descartable ni mucho menos que Podemos esté preparando un nuevo giro a la derecha y preparando su voto de abstención para que gobierne Pedro Sánchez y sus socios de la nueva derecha cool de Ciudadanos.
Se estrecha el cerco, quedan 26 días para formar gobierno. Mientras tanto, las grandes reivindicaciones sociales y democráticas quedan archivadas en favor de los pactos por arriba. Ningún cambio puede esperarse de la mano de aquellos que continuamente han demostrado estar al servicio de los intereses de grandes empresarios y banqueros, a pesar de los intentos de las nuevas organizaciones reformistas en empedrarles el camino por izquierda.
Si la mayoría de los trabajadores, las mujeres, la juventud y las clases populares que han depositado su confianza en Podemos o IU quieren verdaderamente que se oigan sus demandas, entonces habrá que luchar por instaurar Asambleas Constituyentes, verdaderamente libres y soberanas, en las que podamos discutir todos aquellos asuntos que nos atañen, desde la forma de Estado y organización territorial hasta los presupuestos y políticas económicas. Un proceso que solo puede imponerse por la vía de la movilización y la lucha de clases, y no pidiendo el permiso a los agentes del Régimen heredero del franquismo. Algo que los maestros de la videopolítica que se dicen representantes del "cambio" no están dispuestos a llevar a cabo.