La Iglesia Católica de Chile atraviesa por la crisis más profunda de los últimos tiempos. Tras la carta dirigida a los obispos nacionales, por el Papa Francisco, se derrumba la cúpula AL desenmascararse una red de encubridores y abusadores sistemáticos.
Kevin Bustamante Médico de Familia, trabajador de Atención Primaria de Salud, militante del PTR.
Sábado 14 de abril de 2018
La visita del Papa a inicios de año demostró un tibio recibimiento en Chile, reflejo de un clima de desconfianza y reticencia a una institución cuestionada por los casos de abuso por parte de sus mismos líderes. Sin embargo, la tozudez y maniobras del Papa para no desencadenar una crisis in situ lo llevó a declarar antes de su partida, al referirse al caso del obispo Barros: "No hay una sola prueba en contra, todo es calumnia".
Esta semana se conoció la carta del máximo pontífice, luego de la misión encabezada por el Arzobispo de Malta, donde se recogieron 64 testimonios de víctimas de la iglesia chilena. Bergoglio, tras conocer éstas, manifestó en su misiva "creo poder afirmar que todos los testimonios recogidos en ellas hablan en modo descarnado, sin aditivos ni edulcorantes, de muchas vidas crucificadas y les confieso que ello me causa dolor y vergüenza".
Agregando haber "incurrido en graves equivocaciones de valoración y percepción de la situación, especialmente por falta de información veraz y equilibrada", su respuesta ha sido citar en su casa del Vaticano a los denunciantes , entre ellos a las víctimas de Karadima (Juan Andrés Murillo, James Hailton y Juan Carlos Cruz) y a laicos de Osorno por la salida de Juan Barros. Previamente a su junta con los obispos chilenos de la Conferencia Episcopal a llevarse a cabo en mayo.
Pero el ’bum’ que significa reconocer los "errores" de la iglesia y la "falta de información veraz" pone en peligro la permanencia de sus principales figuras en el catolicismo chileno: el cardenal Francisco Javier Errázuriz, puesto que este es parte de los 9 asesores del Papa en la Reforma dela Curia Romana; así como estaría en juego la cabeza de Ezzati: dos responsables directos de la calidad y flujos de información hacia el Vaticano.
Fancisco pide "perdón a todos aquellos a los que ofendí", pero como dijo el comediante Daniel Alcaíno en su personaje de Yerko Puchento ¡por las víctimas, es la hora de dar la cara! y mínimamente tiemblan los encubridores y abusadores de Errázuriz, Ezzati y Barros, que además tienen el descaro de caricaturizar a la diversidad sexual en sus frases viralizadas de "perros y gatos" en el debate de la Ley de Identidad de Género.
Ante esta profunda crisis de legitimidad de la Iglesia Católica, no es posible seguir aguantando su intervención en nuestra sociedad como es la influencia crítica de estos ante la Ley de Aborto o de Identidad de Género. Es momento de atacar esta institución opresora y abusadora, exigir la total separación de la Iglesia en nuestra educación, en nuestra salud y en nuestra libertad sexual. Se manifiesta cada vez más la podredumbre de su moral al servicio de la clase represora de mujeres y del conjunto de la clase trabajadora, sus familias e hijos.