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Red Internacional
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América del Norte. Se unen gobiernos de México y Canadá por renegociación trilateral del TLCAN

Hace una semana Wilbur Ross, titular de Comercio de la administración Trump, anunció que su gobierno aun no decidía si las negociaciones serían con cada socio por separado o conjuntamente.

Bárbara Funes

Bárbara Funes México D.F | @BrbaraFunes3

Martes 23 de mayo de 2017

Durante la visita de Chrystia Freeland, canciller de Canadá, a México, se dio a conocer el acuerdo de los dos socios de EE.UU. para ir a una renegociación trilateral, más allá de las diferencias particulares que cada gobierno tenga con la Casa Blanca.

Freeland declaró “El TLCAN es un acuerdo trilateral. Canadá siente que es un tema de sentido común. El TLCAN tiene que ser modernizado solo con el acuerdo de los tres miembros”.

La canciller reconoció que hay conflictos bilaterales en curso con Estados Unidos como el de la madera canadiense de construcción. En ese caso, la administración Trump ya aplicó aranceles de importación.

En cuanto a México, un producto que causa controversia es el azúcar. De no llegar a un acuerdo con EE.UU. antes del 5 de junio, también podría sufrir un gravamen.

Los asuntos bilaterales "no son necesariamente una parte importante del TLCAN, pero quiero ser muy clara que para llegar a un acuerdo trilateral necesitas tener una negociación trilateral", reiteró Freeland.

Por su parte, Luis Videgaray, secretario de Relaciones Exteriores de México, estuvo de acuerdo con su contraparte canadiense en que la plática debe incluir a los tres socios. Explicó “Hacer cualquier cosa distinta sería una oportunidad perdida, porque ya tenemos una región integrada e intentar tener tres acuerdos distintos en lugar de uno, puede no ser la forma más eficiente”.

Las grandes beneficiarias del TLCAN, desde su firma en 1994, fueron las trasnacionales de distintos orígenes. Más allá de sus banderas, los empresarios se han beneficiado de la baja en los salarios, en las prestaciones y en el conjunto de las condiciones laborales. Gracias a la globalización, se multiplicaron las fortunas de unos pocos a costa de la degradación de las condiciones de vida de las mayorías.

Prueba de esto son las múltiples declaraciones a favor del TLCAN por parte de empresarios de los tres países socios.

Lo que puede complicarse es la relación con las trasnacionales que no sean de América del Norte, como lo demuestra la solicitud de no alterar las reglas de origen realizada por empresarios de la industria automotriz en México.

¿Hay otra integración posible?

Para las trabajadoras y los trabajadores, nativos y migrantes, nada bueno puede provenir de un nuevo acuerdo de las compañías y los magnates. Sólo más precarización laboral para incrementar las ganancias de quienes viven del trabajo ajeno.

Sólo la unidad de los abajo puede enfrentar el ataque que se viene. Una alianza de la clase trabajadora y los sectores populares de América del Norte y Centroamérica, que ante cada cierre de fábrica en la región, se plantee la lucha por su expropiación. Que exijan la condonación de la deuda externa y el fin de la militarización y de la injerencia estadounidense en todos los países al sur del río Bravo.

Una alianza de todas y todos los de abajo que luche contra las deportaciones y la criminalización de los extranjeros, por plenos derechos para los migrantes y por el libre tránsito a través de los países de la región.

A partir de enfrentar la opresión imperialista y la explotación propia de este sistema capitalista, se podrá avanzar hacia una integración económica llevada adelante en función de los intereses de los trabajadores del campo y la ciudad, de las mujeres, de la juventud y de los pueblos originarios.