El Ministro recién designado dejó en claro que seguirá la misma agenda que su antecesor y pretende llevar adelante una serie de reformas contra los jubilados y derechos constitucionales como la salud y la educación.
Sábado 19 de diciembre de 2015
La salida del Ministro de Hacienda Joaquim Levy, hombre fuerte del sistema financiero en el gobierno de Dilma, fue rápida y efusivamente conmemorada por los petistas en las redes sociales. Para los defensores de Dilma y del PT sería una señal de guiño a la izquierda. El mismo comentario fue ampliamente realizado por diversos analistas del mercado financiero, sería supuestamente el regreso a una política de mayores gastos como durante el primer mandato. Sin embargo, el ministro recién designado, dejó en claro que seguirá la misma agenda que su antecesor y pretende llevar adelante una serie de reformas contra los jubilados y derechos constitucionales como la salud y la educación.
Levy y Barbosa divergieron todo el año en torno de diferencias menores en los ajustes, sobre cuánto aumentar tal o cual impuesto pero no en lo esencial, definir la fórmula para pagar los intereses de la deuda y organizar una batería de ataques a los trabajadores.
En su primera entrevista como ministro de Hacienda, el ex ministro de Planificación afirmó que este año se realizaron importantes reformas. Barbosa citó el endurecimiento de las reglas para acceder a beneficios laborales y de asistencia social (recortando derechos), el Plan de Protección al Empleo (PPE, que protege las ganancias de los empresarios a costa de reducir los salarios) y la posibilidad de acuerdos para ser blandos con empresas investigadas en esquemas de corrupción, como ejemplos de las “reformas” que fueron hechas en 2015.
Estas “conquistas” que reivindica el nuevo Ministro serían muestras suficientes para afirmar que no pretende poner fin a la política implementada por Levy, que como bien afirmó Jacques Wagner, Jefe de Gobierno, está determinada por la presidenta Dilma. Pero en su entrevista no se detuvo ahí. Señaló por dónde pretende avanzar: “Avanzamos en el control de los gastos que pueden ser eliminados o reducidos. Es necesario avanzar con los gastos obligatorios”, afirmó. Los gastos obligatorios son aquellos determinados constitucionalmente, tales como el derecho a la jubilación, los gastos en salud y educación. Barbosa repite la misma receta de los grandes diarios nacionales que semana a semana publican editoriales exigiendo más ajustes estructurales.
El nuevo Ministro señaló también que la principal de estas reformas estructurales es la previsional. Según Barbosa, el gobierno está construyendo una reforma a partir de la llamada fórmula 85/95 puntos (suma la edad más el tiempo de contribución). Es decir, el gobierno se prepara para aumentar los años que se deben trabajar para tener derecho a una jubilación miserable.
Lejos de un festejo por el “guiño a la izquierda”, la salida de los “Chicago boys” y el ingreso de Barbosa, señala que, ya sea ministro un ex director del Bradesco como Levy o un economista más ligado al PT como Barbosa, la política económica del gobierno de Dilma es inequívoca: atacar los derechos de los trabajadores, jubilados y efectuar recortes más profundos en salud y educación.
El presidente del Banco Central, Tombini, también afirmó que la política monetaria, es decir, los altos intereses del país que se consumen casi la mitad del presupuesto para el pago de la deuda pública, seguirán subiendo.
En síntesis, la esperada salida de Levy no pasa de una señal política para agradar a los sectores petistas en una semana repleta de buenas noticias para el gobierno. Como la decisión de que el impeachment (destitución) sea aprobado en el Senado, las recientes marchas en apoyo al gobierno han sido mayores que aquellas que se dieron en los últimos días pidiendo el impeachment presidencial. Sin embargo, los triunfos de Dilma de esta semana están muy lejos de significar una victoria para la clase trabajadora, pues ellas reafirmaron también el anuncio de más ataques a los jubilados, la salud y la educación y la continuidad de la misma política monetaria y económica.
El anuncio de estos ataques en la misma semana que diversos sindicatos, el Movimiento de Trabajadores Sin Techo (MTST) y la mayoría del PSOL marcharon contra el impeachment, contra Cunha y Levy muestra que es necesaria una lucha contra la derecha y contra el gobierno. No hay salida progresista tomando partido por la derecha ni tampoco junto al gobierno que implementa los ajustes y es tan corrupto como la derecha.
Es necesario organizar un gran movimiento nacional de lucha contra los ajustes rodeando de solidaridad cada huelga importante que se desarrolle en el país. Este movimiento nacional debe darse en cada proceso huelguístico, en la lucha de clases, buscando coordinar las luchas y rodear de solidaridad los procesos de resistencia.
Los trabajadores y la juventud necesitan dar una respuesta política a la situación del país. Esta respuesta no puede ser el impeachment ni las elecciones generales, ni “Que se quede Dilma” o el “Fuera Cunha”. Una respuesta independiente que cuestione profundamente este podrido régimen solo puede surgir de la mano de los trabajadores y la juventud que hoy luchan, que podrían imponer por la fuerza de la movilización una Asamblea Constituyente Libre y Soberana.